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Las vacaciones llegaron muuuuy rápido, y en lo poco que quedó de clases, Castiel faltó.
Los mensajes tampoco le llegaban, y Nathaniel no se dignó a ir a su casa.
El tiempo que estuvo sin poder contactarle, estuvo viéndose con Toby (Y no, no ocurrió nada).

●●●

Un día en aquel deseado verano, Nathaniel se encontraba fuera, sentado en un banco junto a Toby. Hablaban sobre cosas al azar, como solían hacer. En medio de la conversación, el teléfono de Nathaniel sonó, haciendo que el pelinegro bufase.

—Deberías apagar el teléfono cuando estás conmigo —dijo, con un leve tono de irritación—, cariño.

—Sí, sí, lo siento. Seguramente sea mi hermana, está todo el día escribiéndome para que vuelva a cas... —él mismo se interrumpió cuando observó que el mensaje no era nada más ni nada menos que de la persona que desapareció de un momento a otro de su vida, Castiel.

—¿Quién es?

—Pues... Castiel. —Soltó. Pronunciar su nombre dolió, sentir aquella palabra salir de sus labios sintió como si su garganta comenzase a quemarse poco a poco hasta desaparecer y dejarlo sin voz.

—Oh —dijo Toby, exaltado—. Pensé que ya no estaba en tu vida.

—La cosa.. es que yo también.

●●●

—Dios mío Toby, ¿qué hago?

Nathaniel sujetaba tembloroso el teléfono en sus manos, con el mensaje que Castiel le había enviado hace una hora.

Castiel: Hola. ¿Podemos vernos esta noche?

Nathaniel realmente no sabía qué demonios responderle, y se estaba poniendo de los nervios porque llevaba una hora mirando el mensaje y Toby no quería ayudar (obviamente, estaba cabreado). La noche comenzaba a caer y Nathaniel no tenía respuesta.

—¡Toby, ayúdame!

—¡No! —dijo el otro, encolerizado de verdad—. ¡He dicho que no pienso ayudarte con ese imbécil!

Nathaniel abrió la boca dispuesto a atacar con otra lacerante respuesta, pero simplemente cerró los labios y comenzó a teclear con furia.

Nathaniel: En media hora espero verte en la puerta del instituto.

Nathaniel torció la boca y miró rabioso a Toby cuando se dio cuenta de que él se había percatado de su respuesta. Entonces, el pelinegro agarró su chaqueta con ira y se acercó a la puerta dando pisotones. Entonces, abrió esta:

—Yo te llevo. Te espero en mi coche.

Y eso fue lo último que dijo antes de cerrar con un fuerte y atronador portazo. Nathaniel suspiró y fue corriendo detrás de él; no quería llegar tarde. Castiel le había respondido al instante avisándole de que allí estaría y sus nervios aumentaron.

Cuando Nathaniel subió al coche, Toby empezó a conducir. Aquella cara de Toby era nueva, cosa que asustaba a Nathaniel ya que nunca lo había visto así de agresivo.

Los celos le habían cambiado.

Minutos después ambos chicos seguían en silencio, lo que ponía de los nervios a Nathaniel. No soportaba estar enfadado con alguien y mucho menos estar en silencio junto a esa persona.

Liar © (CN #1) Where stories live. Discover now