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Me siento rara. Ésta no solía ser yo. ¿Qué me pasa?

Frustada pasé mis manos por mi rostro y suspire. Y de nuevo esas ganas de llorar me golpearon fuertemente, esas ganas de llorar que ni siquiera sabes porqué. Me siento vacía, triste, rara, sola...

Bueno, sola he estado siempre.

Mis días cada vez son aburridos, más lentos, más solitarios, más vacíos, más tristes... No sé que me pasa. Es un sentimiento raro.

Me permití soltar las lágrimas. Estaba sola en las gradas. Nadie venía aquí.

Oculté mi rostro con mis manos y apoyé mis codos en mis rodillas. Las lágrimas salían de mis ojos y sentía un hueco en mi pecho. ¿Acaso esto es soledad? ¿La soledad que Calum no me dejó conocer cuando estuvo conmigo?

Mis labios temblaban y tomé aire.

—¿Brooklyn?

Me asuste y limpié rápidamente las lágrimas para después ver quién estaba allí.

Michael.

—¿Qué tienes?—subió las gradas y se acercó a mí.

—¿Qué haces aquí?—ignoré su pregunta.

—Te estaba buscando.—se encogió de hombros.

—¿Para qué?

—Quería estar contigo.—sonrió.

¿Quería estar conmigo?

Una sensación extraña recorrió mi pecho y sonreí un poco.

—¿Por qué llorabas?—me miró.

Me encogí de hombros.

—No es nada.—negué. Oh, claro que sí lo es pero no lo entenderías.

—Algo te está pasando, Brook. No eres la misma de antes y espero que no sea por lo que pasó con Calum. No mereces eso.

Suspire. Sí, lo es.

—Puedes decirme lo que quieras, cuenta conmigo para lo que sea.

—Gracias, Michael.

—¿Alguien te está haciendo daño? —frunció el ceño.

—¿Ah? No.

—¿Segura?—colocó su mano sobre mi rodilla.—¿Alguien te está obligando a algo que tú no quieras?

—No.

Él suspiró y asintió.

—¿Qué está pasándote?

¿Debía decirle?

—Michael...—él me miró fijamente. —, no lo entenderías.

—Sea lo que sea estoy seguro que lo entenderé. —aseguró.

Suspire.

—Me siento mal.—él frunció el ceño.—Me siento rara, sola, triste, vacía, estúpida...; no sé cómo explicarlo, Michael. Cada vez que pienso en el día que sigue me da flojera un día más. Sólo quiero dormir y no saber ni siquiera de mí. Es como si la vida me diera flojera. Es extraño y odio esto. Ésta no solía ser yo, y creo que todo esto es porque Calum me dejó sola, porque la soledad que siempre estuvo ahí no la sentía porque Calum estaba allí todos los días haciendo algo para que no lo notara pero ahora no está y la soledad se hizo presente. No tengo a nadie, Mike. Sólo quiero desaparecer y dejar de sentir esto...—limpié mis lágrimas pero más salían.

Michael limpió mis lágrimas y me abrazó fuerte, y le correspondí.

—Te entiendo, Brook. Claro que lo hago.—susurró—Es horrible que te sientas así.

—Es horrible... —asentí y él se separó de mí.

La campana sonó. Tenía que volver a clases. Michael suspiró y se levantó.

—Me tengo que ir.—sonrió sin mostrar sus dientes.

Asentí y comenzamos a bajar las gradas. Caminamos hasta los casilleros y Michael me abrazó cuando nos detuvimos.

—No vayas a hacer algo estúpido, Brook.—me dijo.—Todo mejorará, no estás sola. Me tienes a mí, a Ashton, Luke, Calum.., aunque no lo creas. Te queremos muchísimo, creéme. Yo te quiero muchísimo. —aún seguíamos abrazados.

Una lágrima salió de mi ojo y la limpié.

—Muchas gracias, Michael. Yo también te quiero muchísimo.

Nos separamos y le di un beso en la mejilla y él a mí. Cada uno se fue a su salón, y el día pasó.

Las clases terminaron y yo iba saliendo de la Universidad. Los chicos estaban de nuevo afuera y sonreí al ver a Michael sin tomar en cuenta a los demás. Él me sonrió y se acercó a mí, y los demás chicos nos veían.

—¿Ya vas a tu casa?

—Sí.—asentí.

—¿Quieres que te acompañe?—me preguntó tomando mis manos.

—No es necesario. —sonreí.

—No importa. De todos modos iré. —rió. Se giró hacia los chicos y me miró de reojo.—Acompañaré a Brook a su casa. Nos vemos luego.—se despidió.

Ashton y Calum fruncieron el ceño, y Luke sonrió. Michael puso su brazo sobre mis hombros y comenzamos a caminar.

Cuando casi llegábamos a mi casa Michael comenzó a ir más lento pero no dije nada. Había querido hacerle unas preguntas acerca de Calum pero decidí decírselas en otro momento.

—No quiero dejarte sola.—dijo cuando llegamos y lo miré. —No quiero que vayas a hacer algo...

Sé a lo que se refiere.

—No lo haré, Michael. Estoy acostumbrada a estar sola, estaré bien.

Él asintió y me abrazó.

—Cualquier cosa que quieras o algo, llámame. —me dijo y me tendió un pedazo de papel con su número.

—Está bien.—sonreí y lo tomé. —Hasta mañana.

—Hasta mañana. Cuídate.

Me abrazó y se separó muy poco. Nuestros rostros estaban demasiado cerca ¿me iba a besar?

No te ilusiones, Brooklyn. Eso mismo pasó con Calum.

Él sonrió y me dio un beso en la mejilla.

Michael dio la vuelta y se fue. Entré a mi casa y miré el papel que estaba en mis manos. No lo necesitaba, ya tenía su número. El único número que borré fue el de Calum. Era dañino torturarme cada día viendo su foto y las antiguas conversaciones.

Dejé mi mochila sobre el sofá e hice lo mismo de siempre. Comía, le daba comida a mis perritos, lavaba mi uniforme, me daba una ducha, hacía la tarea y dormía. Nada interesante.

Y allí estaba de nuevo..., viendo por la ventana pensando y pensando. ¿Cómo hubiera sido todo si yo no hubiera hablado sobre mis sentimientos a Calum?

Michael llegó a mis pensamientos de nuevo. ¿Acaso él borró mi número? ¿Me extrañó?

Suspire. Apenas son las 5:30 P.M. pero realmente necesito dormir. No puedo con mis pensamientos.

Me acosté en mi cama con la intención de dormir pero de nuevo pensé..., pero ésta vez en Michael. Michael es un gran amigo ¿por qué no me fijé en él en vez de Calum? Aunque probablemente todo hubiera sido igual. No le iba a gustar y todo terminaría igual de mal.

Me levanté de la cama y fui hacia la cocina por una pastilla para dormir. La tomé y fui de nuevo a mi habitación, me acosté y minutos después me dormí.

Crush II » Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora