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Llegué a la universidad y caminé hacia los casilleros para tomar lo que necesitaría. Pude ver el cabello rojo de Michael y corrí hacia allí.

Michael estaba recargado en mi casillero con los brazos cruzados. Cuando me vio sonrió y se separó del casillero. Llegué a su lado y lo abracé.

-Hola.-me dijo cuando se separó.

-¿Dónde estabas? -me crucé de brazos y lo miré.

Michael sonrió mientras encogía sus hombros.

-En mi casa. -rió.

Abrí el casillero y volteé a verlo.

-¿Y por qué no venías?

-No me sentía bien. Estaba enfermo. -se apoyó en el otro casillero.

-¿Qué tenías?-lo miré y cerré mi casillero.

-Temperatura.-se encogió de hombros.

-Oh, esa siempre la tienes.-comencé a reír junto con él.

-Pero ahora literalmente estaba ardiendo. -sonrió.

-Que mal. Pero ¿por qué no me enviaste o respondiste mis mensajes? -le di un pequeño golpe en su brazo.

-Era para ponerle un poco de suspenso a todo.-rió.

-¿Hablas en serio?-lo miré mal.-Aún enfermo eres un idiota.-me burlé.-No vuelvas a hacer eso, idiota.

-Lo prometo.-sonrió.

Sonreí y la campana sonó.

-Bien, me voy. ¿Nos vemos en el receso?-pregunté.

-Obvio sí. -dijo y se dio la vuelta.

Caminé hacia la siguiente clase y reí. Al menos aquí está de nuevo.

La cuarta hora me tocaba con Michael y me senté a su lado.

-Hola de nuevo-dije.

Michael rió y jaló la banca un poco más hacia él.

-¿Ya te recuperaste del todo?

-Sí, supongo.-dijo.

-¿Supones?-lo miré.

-Bueno, sí.-rió.

Entrecerré mis ojos y él rió.

Michael y yo nos estuvimos haciendo caras raras y graciosas durante toda la clase hasta que la campana sonó anunciando que el descanso comenzó.

Me levanté de mi asiento y empecé a guardar mis cosas. Todos empezaron a salir y Michael me veía apoyado en la banca. Cuando terminé pasé mis manos por mi falda acomodándola y alcé la mirada viendo a Michael mirarme, él rodó los ojos y sonreí.

-Como tardas.-se quejó.-Cuando salgas ya habrán dado la campana.

Reí y comenzamos a caminar hasta que el profesor me llamó. Miré nerviosa a Michael y él sólo frunció el ceño.

Caminé hacia el profesor y él miró a Michael.

-Clifford, ¿podría salir un momento?

-¿Por qué?-arqueó una ceja.

-Tengo que hablar con ella.

-Puede hacerlo perfectamente conmigo aquí.

-Clifford...-le advirtió.

Michael rodó los ojos y me miró.

-Te esperaré aquí, afuera.-recalcó y salió cerrando la puerta detrás de él.

Crush II » Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora