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—Michael, sabes que no me gusta el mar.—lo miré.

—¿Estás en tu periodo de nuevo?

—No.—reí.

—Vamos.—hizo un puchero y comenzó a jalar mis manos para levantarme.

—Ya te dije que no me gusta el mar.

—No tiene nada de malo.

—Es que me da un poco de miedo. —río.

—¿Por qué?

—Por los animales.

Michael suspira y se sienta a mi lado.

—Eres la más aburrida. —se quejó.

—Puedes ir tú solo.—bufé.

—Pero no quiero ir solo.—me encogí de hombros.—Bien, entonces iré con Dakota...—me miró. —Ella es más divertida.

Lo miré y rodé los ojos.

—Pues ve con ella.—miré hacia el mar.

Michael se levantó y me miró.

—Eres la novia más aburrida que he tenido.—me mira mal.

—De seguro Dakota no lo será. —sonreí falsamente.

Michael sonríe.

—Supongo que no. Bien, ya me voy con ella.—caminó lentamente aún mirándome. —Ya me voy...

—Ya me di cuenta.

—Adiós...

—Adiós.

Michael sonrió y caminó hacia mí.

—Nena, por favor.—hizo un puchero.

—¿No ibas a ir con Dakota?

—Yo quiero ir con mi novia.—besó mi mejilla.

—¿Con la más aburrida de todas?

—Era broma, bebé. Eres la mejor.

Sonreí y lo miré.

Me levanté y acomodé mi vestido. Caminé hacia mi bolso y saqué un short de mezclilla. Lo pasé por mis piernas y me lo puse debajo del vestido. Michael me miró y levantó una ceja.

Tomé una camiseta mía y bajé los tirantes del vestido, me puse la camiseta y me quité el vestido por las piernas.

—Vamos.—lo miré. Una sonrisa se formó en sus labios y se levantó de la arena.

Tomó mi mano y corrimos hacia el mar. Sin pensarlo entré y cuando el agua me llegaba hasta la cintura sentí una alga en mi pie y salté enredando mis piernas en la cintura de Mike.

—¿Qué?—rió.

—No me gusta sentir las algas en mis pies.—reí.

Me bajé y me subí en su espalda. Michael puso sus manos en la parte trasera de mis rodillas y comenzó a caminar dentro del agua. Traté de no pensar en los animales y en las cosas extrañas que podrían estar en el agua pero fallé.

Al menos ahora no estaba dentro del agua.

—¿Ves? El mar no es tan malo.—dijo Michael.

Una ola vino y chocó contra nosotros haciendo que mi cabello se pusiera en mi rostro. Con una mano lo retiré y volví a pasar mis brazos por sus hombros.

—Sólo imagina lo que hay dentro.

—Animales.—rió.

—Sí, animales extraños y carnívoros. —reí y puse mi cabeza en su hombro relajándome.

Crush II » Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora