46

2.2K 166 40
                                    


Después de ese día las cosas entre Cal y yo cambiaron, no sé si para bien o para mal. Si bien, nuestros encuentros en fiestas continuaron sin ningún problema, se sumaron otros más....íntimos. No era algo de todos los días, sino cuando el alcohol ganaba contra nosotros. Ninguno de los dos habíamos presentado indicios de querer hablar de ello, más bien, parecía no importarle a él.

Y, extrañamente, a mí tampoco. Sé que nuestra extraña amistad está en juego, pero ninguno de los dos prestábamos interés. Cada vez que Michael se cruzaba por mi mente lo desechaba instantáneamente, y estaba bien, porque él seguía saliendo con chicas—lo último que supe de él fue eso—, y ambos no éramos nada. Éramos libres totalmente.

¿Estaba siendo egoísta al pensar en mí? Porque por fin no me importaba alguien más, sólo yo. Puede no ser la mejor forma pero me sentía bien y con eso me bastaba. ¿Michael? Podía cuidarse sólo y hacer lo que quiera. Lo quería, obviamente, pero decidí no llorar más y disfrutar lo que la soltería trae consigo. No lágrimas, no dolor, no sufrimiento, y puede que hasta más amor propio.

También, sé que no está bien lo que hacemos ambos, pero decidí no complicarme y sólo vivir.

—¿Lista?—Calum rodea mis hombros con su brazo derecho y caminamos hacia su auto.

—No, estúpido. Ando en pijama ¿qué no ves?—sólo se ríe y subimos a su auto.

—Que gran pijama.

—¿A dónde vamos?

—Hoy será algo distinto. —enciende el auto y conduce hacia sabe dónde.

—Tus cambios me dan miedo. Eres muy espontáneo.

—Demasiado, no tienes ni idea, y tampoco en qué situaciones lo puedo ser.—me mira rápidamente con picardía.

—Estúpido.—susurro.—¿Y...?

—¿Te da miedo la velocidad?

—Uhm...¿no...?

—Perfecto.—sonríe y se acomoda en su asiento.

(***)

—¿En serio, Calum?—miro asombrada mi alrededor.

—¿Te gusta?

—¡Esto es ilegal!—lo miro. Se encoge de hombros.

—Muchas cosas son ilegales, Brook. ¡Sólo disfruta!—toma mi mano y camina hacia un grupo de personas que se encontraban alrededor de un auto.

Las horas pasaron y si dijera que no la pasé bien estaría mintiendo descaradamente. Nunca había disfrutado ni captado mi atención las carreras de autos, pero tal vez hoy estaba de buen humor.

—Si gana el auto amarillo me debes una hamburguesa doble con un refresco y papas.—le digo.

Calum voltea a verme.

—¡Yo no acepté! Además que...—sin terminar de decir lo que planeaba una sonrisa maliciosa se forma en sus labios.—Bien.—asiente, y antes de poner celebrar vuelve a hablar.—Pero si gana el otro auto, deberás ayudarme con algo.

—¿Qué cosa?—lo miro curiosa. No se sabe qué pasa por la cabeza de éste hombre.

—Cuando gane lo sabrás.—devuelve su vista hacia la “pista”, que sólo es un camino improvisado que no está tan mal pero si alguien con asma—cómo yo ahora que lo pienso—viene tendrá problemas debido a la cantidad de tierra que levantan los autos al jugar, cuando avisan que la carrera comenzará.

Agradezco estar alejados de ese polvo.

—¡No! Dímelo.

—Silecio. Ya comenzará.

—¡Calum!

—Shhh.

—¿Es ilegal?

—Claro que no.—y eso es suficiente para que me calme un poco.

La carrera comienza y centro mi atención en ella dejando de lado lo ocurrido anteriormente. Ambos autos parten de un extremo, toma ventaja el auto amarillo y comienzo a saltar emocionada. Estaba nerviosa y mis manos sudaban. Tenía que ganar. Al momento de que ambos autos llegan a una curva el otro auto lo rebasa.

—¿Lista para perder?

—¡No lo creo!—digo al ver que el auto amarillo vuelve a tomar ventaja. Está muy cerca a la victoria, pero todo pasa en segundos. El otro auto lo sobrepasa ganando así. Gritos y silbidos se escuchan. Me giro lentamente hacia Calum encontrándome con su mirada y una sonrisa burlona. —¡No vale!

—Lo siento, Brooklyn, pero gané. No seas mala perdedora.

—Vamos, Cal.—me quejo—No es mucho lo que pedí. Sólo comida. No he comido en todo el día y tengo hambre.

—¿Y...?

—¡De seguro es más fácil lo mío que lo que sea que planees!

—No importa.

Hago un puchero haciéndolo reír y eso es todo. No hubo un "Okey, Brooklyn. Te compraré comida porque eres una genial amiga y es lo mínimo que puedo hacer por ti". Estúpido.

La noche pasa y por fin, ya que moría de sueño, nos vamos a nuestras casas. Subimos al auto y dejo caer mi cabeza sobre el sillón. No veo el camino y abro los ojos hasta que siento el auto detenerse, pero no me encuentro con mi casa sino con un local de comida rápida.

Se baja sin decir nada y minutos después vuelve con una bolsa de papel y un refresco. Me los tiende pero cuando los voy a tomar los retira antes de que lo logre.

—Ah ah.—niega.—Aún tienes una fantasía que cumplirme. Después podrás comer.—sonríe.

—sonríe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Crush II » Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora