42

2.4K 205 46
                                    


Los días fueron pasando y cada vez me iba acostumbrando más al estilo de vida al que Calum y yo nos habíamos empezado a adentrar. Sabía que no era bueno para ambos pero con el paso de los días era algo que me comenzó a gustar, algo que sorprendió tanto a Calum, a los chicos y hasta a mí. Después de haberme enterado de que Michael salía a citas con una chica decidí salir con Calum fuera el día que fuera. Ya no me importaba las pocas horas que dormía, valían la pena una vez que estaba en alguna fiesta o club. ¡Hasta había comenzado a beber en cualquier fiesta en la que estuviera!

Salíamos a fiestas cada que podíamos. Después de todo, como decía Calum, tener el corazón roto estaba valiendo la pena. Comenzaba a disfrutar de de esto a lo que muchas personas les gustaba. Obviamente, nuestros amigos no estaban del todo de acuerdo con nuestra situación y decisiones pero no importaba. Michael no nos había dicho nada aún pero su mirada reprochándome pesaba. La odiaba, no soportaba que nos mirara así. Después de todo, él rompió mi corazón. Aunque no es su culpa.

Por suerte, cada fiesta a la que íbamos no terminaba mal o incómoda. Sí, Calum bebía y a veces hasta se pasaba pero no hacía otra cosa más que lamentarse por lo que la perra de Emily, como solía decirle él y luego disculparse con ella como si estuviera ahí por llamarla así, le hizo.

A veces hasta nuestros amigos venían a vigilarnos a los lugares a donde veníamos, obviamente no Michael. Si no podían impedir que viniéramos, al menos nos cuidarían a distancia según ellos. Que grandes amigos, pero a veces molestos.

—¡A la mierda el amor!—grita Calum. Hacer eso de había vuelto su ¿lema?. Solía gritarlo cada noche en la que salíamos, sin falta, y obtenía mi apoyo.

—¡A la mierda el amor!—grito y ambos celebramos junto con nuestras amistades de una noche. Habíamos tenido muchas, aunque olvidamos a muchas.

Realmente se podía ir a la mierda.

Por suerte, hoy nuestros amigos no habían decidido seguirnos y podíamos hacer lo que sea. Lo que sea.

Calum toma un largo trago de alcohol y hago lo mismo. No estábamos en todos nuestros sentidos, pero sabíamos lo que hacíamos, o eso creo. La música estaba alta y las luces de colores se movían por todo el lugar. El club estaba lleno y era de esperarse un Viernes por la noche. En minutos ambos estamos en la pista bailando sin importarnos todo lo demás, obviamente no lo hacíamos bien pero la estábamos pasando bien. No sabía si Calum me ayudaba o me dañaba, pero esto me gustaba.

Calum saca su celular y comienza a grabarme. En segundos se le ocurre una grandiosa idea y prácticamente me lleva arrastrando hasta donde se encuentra el barman, pide varios shots y los pone en orden. Veo que me mira con su celular listo y alzo una ceja.

—Son para ti. Vamos.—sonríe.

Sonrío y me voy tomando todos rápidamente mientras él me graba y hace porras.

—¡Eso, Brook!—exclama.

Cuando termino me siento un poco mareada pero estaba todo bien.

—Ni se te ocurre subir eso a internet.

—¿Ups?—sonríe.

—¡Calum!

Sólo ríe y seguimos disfrutando de la fiesta. Realmente no me importaba, por el momento. Pasa un rato, no sé cuánto, cuando veo como Calum cambia su sonrisa por una expresión de confusión mientras bailábamos. Lo veo confundida y cuando estoy a punto de preguntarle qué pasaba siento como alguien jala de mi hombro haciéndome girar haciendo que me encuentre con Michael. Sin esperar nada toma mi mano y veo a Ashton detrás de él, éste se acerca a Calum y también se lo lleva. Michael me lleva fuera del lugar sin dirigirme la palabra.

—¿Qué se supone que haces?—digo molesta. Mirarlo me molestaba porque no podía dejar de imaginármelo en una cita, o varias, con la chica misteriosa.

Michael no responde por lo que jalo mi mano lejos de su agarre haciendo que ambos nos detengamos y él se gire a mirarme. El lugar estaba vacío a excepción de los autos de las personas dentro de aquél club.

—¿Por qué haces esto?—hablo de nuevo.—¿Quién dijo que puedes venir y tratarme como si fuera tu hija? ¡Me estaba divirtiendo! ¿Dónde está Calum?

Michael no deja de mirarme, lo que me hacía sentirme rara era que me veía de una manera extraña.

—¿Qué está mal contigo?—habla por fin.

—Conmigo nada. ¿Qué está mal contigo? ¿Ya te diste cuenta que realmente me quieres a mí?

—¿De qué hablas?

—¿Ya te has dado cuenta que me quieres a mí y no a esa chica con la que has estado saliendo? ¿O vienes para decirme que realmente a mí no me quieres?

Michael ríe con burla y pasa una mano por su cabello.

—¿Haces todo esto por eso?

—¿Hacer qué?

—Salir todos los días a fiestas y parecer una maldita alcohólica con problemas emocionales.

Una vez que esas palabras llegaron a mis oídos siento una opresión en el pecho.

—¿Una alcohólica? Eso no es nada comparado a otras personas, Michael. Pero eso debería importarte una mierda, después de todo tú y yo no somos nada. Pero gracias, gracias a ti me divierto y paso buenos ratos.

—Así no eres tú, Brooklyn.

—Ahora lo soy.

—¿Justamente lo tenías que hacer con él?

—¿Qué?

—Calum. ¿Lo haces para ponerme celoso?

—¡Qué mierda, Michael! Tú mismo me dijiste que debería conocer más chicos y esas mierdas.

—¡Pero nunca dije que eso incluía a Calum!

—Calum no es nada mío, sólo es mi amigo. Y eso no es tu incumbencia. Mejor vete con la otra chica.

—Brooklyn, no sé porqué actúas así. Sólo nos dimos un tiempo.

—No lo entiendes, Michael.

—No. Lo hago. Entiendo que habías estado esperando esto para poder tener una excusa y poder estar con Calum.—se da la vuelta y camina pero ésta vez sin obligarme a ir con él.

—Que lo nuestro no haya funcionado no significa que no te ame.—digo mientras veo como se aleja pero una vez que me escucha se detiene y se gira hacia mí. Me mira en silencio. —Me duele que pienses que amo a Calum y no a ti.

—Sabes que siempre lo has amado. Probablemente me amas pero no cómo lo has amado a él.

—¿Hablas en serio? ¿Acaso no ves el daño que me causa esto entre nosotros?

—¿Sólo ves por ti misma? ¿Acaso tú no ves el daño que esto me causa a mí? Al parecer al que más le duele es a mí pero no puedes verlo, nunca has podido ver realmente mis sentimientos por ti y lo sabes.

—Michael...

—No te preocupes, Brooklyn. Siempre lo he sabido pero realmente creí que podría hacer cambiar eso. Realmente creí que lograría que me amaras como a él. A veces lo envidio ¿sabes?

—Yo te amo.

—Si tú me amas entonces no hay palabra que describa lo que yo siento por ti, porque va más allá de eso.—da varios pasos hacia atrás y antes de marcharse habla de nuevo:—No te molestaré más. Después de todo tú y yo no somos nada. No me incumbe.

Crush II » Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora