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|CAPÍTULO QUINCE; ATAQUE|

Mayra se removió incomoda, definitivamente, no era su cama. Trató de abrir los ojos pero una luz la cegó completamente, maldijo por lo bajo y se incorporó levemente. Tallo sus ojos con las manos y los abrió levemente adaptándose a la claridad del cuarto, bufo al darse cuenta donde estaba, en un hospital, y como lo había mencionado antes, odiaba los hospitales.

Tocó su pecho derecho en la cual había una venda, levantó la bata de hospital que tenía y la observó por unos segundos, fue despegando lentamente el parche, y comprobó que no tenía nada, ni siquiera una cicatriz. Todo lo ocurrido en la noche anterior golpeó su mente, causando un leve escalofrío, tenía que hablar con los Salvatore y con Tyler.

Se colocó la ropa que estaba perfectamente doblada sobre el escritorio, reconoció al instante la ropa de Caroline, con las llaves de su coche. Agradeciendo a su amiga se vistió y salió silenciosamente del lugar sin ser notada por nadie.

Decidió ir a la escuela para poder hablar y explicarle a Tyler todo lo ocurrido con Mason. Luego de unos minutos de viaje, estaciono la camioneta en el estacionamiento del colegio, salió de ésta y se apoyó sobre el capo hasta poder divisar a Tyler o a Caroline. Podía sentir la mirada de todos los estudiantes en ella, gracias a Caroline tenía unos lentes puestos, tenía una rara obsesión con ellos.

Unos minutos después, se juntaron un grupos de chicos y empezaron a jugar baloncesto, Mayra pudo notar como Tyler se les unía, se levantó del capo y caminó hacía la cancha que estaba pasando algunos bancos. Cruzó sus brazos y lo observó por unos segundo, Tyler no había notado su presencia ya que estaba muy concentrado en el juego. Uno de los chicos le pasa la pelota al Lockwood, éste lo agarra muy fácilmente, se mueve con agilidad, se acerca al tablero y lanza un tiro espectacular colocándose del aro de éste. Todos sus amigos empezaron a preguntarse cómo lo había echo, otros lo felicitaban. Mayra con una sonrisa en los labios aplaudió, ganándose una mirada de sorpresa por parte de Tyler.

Unos silbidos y gritos de burla de sus amigos se escucharon por todo el lugar.

En la mente de Mayra volvieron los recuerdo de su tío enseñándola a jugar. Su sonrisa amago en apagarse, pero no pudo evitar sonreir aún más cuando Tyler la abrazó.

—Yo... Lo siento—se disculpó arrepentido.

—No te preocupes—Mayra sonrió levemente.

Algunos chicos seguían chiflando y gritándole piropos, Tyler se volteó enojado mirando a todos con una mirada matadora. Mayra simplemente ignoraba todo tipo de comentario.

—Mayra... Yo—pensó un momento para seguir—. Gracias, de lo que hiciste por mi. Yo no lo haría por alguien que no conozco, pero tú sí. Arriesgaste tu vida para salvar la mía y sin haberme conocido. En más, nos llevamos mal y tú me odias—bajo su cabeza muy avergonzado.