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|CAPÍTULO TREINTA Y UNO; ENCUNTRO|

—Como lo siento, no quise espantar—se expresó el híbrido asustando a una chica rubia.

—¿Si dime?—dijo bastante espantada, tratando de calmar su respiración.

—Sí, mi auto se averió a unos kilómetros, junto con mi novia tuvimos que caminar por horas—el cobrizo trató de sonar más cariñoso y normal posible. La rubia confundida miró por encima de los hombros de hombre donde pudo observar a una pelirroja parada cruzadas de brazos con una sonrisa en los labios—. Tu casa es la única que veo. ¿Esperaba si pudiera usar tu teléfono?

Mayra levantó su mano, fingiendo ser amigable. La chica rubia sólo asintió no tan convencida.

—¿No tienen celular?—preguntó con expresión de asombro y sequedad.

Mayra apretó la mandíbula, tenía tantas ganas tener su cuello en sus manos y romperlo. La pelirroja ignoró sus pensamientos sádicos por unos minutos y llegó frente a ella.

—Nuestros celulares se quedaron sin batería querida, no estaríamos aquí si no fuera por eso—comentó la pelirroja, la rubia que estaba frente a ella se sintió pequeña por la profunda y grave voz de Mayra. Klaus rodeó su brazo el cuerpo de Mayra atrayendo hacía él—. ¿Nos vas a prestar el teléfono o no?—la voz impaciente de Mayra hizo que la rubia asintiera frenéticamente.

—Claro.

La pelirroja miró sonriente al híbrido, él solo asintió besando la comisura de sus labios. La rubia volvió a voltear.

—¿Puedo pasar?—dio un paso al frente, la rubia lo miró como si estuviera mal.

—No. Yo te traigo el teléfono—él rostro del original enfureció no tan notable para la rubia hueca. Mayra seguía cruzada de brazos seria.

—Creí que los campiranos eran más confiados—dio un paso más adelante.

—Soy de Florida—respondió obvia, rodando los ojos.

—Cariño, no se nota que eres de ciudad—se burló elegantemente la pelirroja. Antes de poder articular palabra, él híbrido ya la tenía agarrada del cuello mirándola fijamente.

—Creo que podrías ser mas hospitalaria, primor—murmuró hipnotizandola

—Ya Klaus, tenemos trabajo—la voz fingida de Mayra se escuchó.

—Tranquila amor, no te pongas celosa. Tú eres única—el cobrizo miró jugonamente a la pelirroja con una sonrisa en los labios.

—Vete al infierno—lo fulmina con la mirada para luego caminar hacía la casa frente a ella. Klaus soltó una risa—. Estaré por ahí.

Durante estos últimos meses que Mayra estaba de viaje con Klaus sintía que su vida era cada vez más sabrosa y emocionante. Se divertía, jugaba con algunas personas, tenía a un híbrido con ella y un amigo como compañero de viajes, todo era perfecto. No extrañaba a nadie, no sentía sentimientos hacia nadie más, se volvió fría, sarcástica y calculadora. Nada comparada a la Mayra de hace unos meses atrás, la veías y no pensabas que había cambiado, hasta que hablaba y ahí te dabas cuenta de lo cambiada que estaba.

BANSHEE ▶TVD & TO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora