BANSHEE ▶TVD & TO ✔

[38]

|CAPÍTULO TREINTA Y OCHO; ROTO|

Tras horas de viaje en auto de Richmond a Virginia sólo se escuchaba la radio pasando una que otra música. Mayra sentada en el lado de copiloto mirando por la ventana con la vista perdida en los árboles, sumergida en sus propios pensamientos, Rebekah conducía a gran velocidad por la fría madrugada de la carretera. Klaus había decidido alejarse de ellas, poniendo la misma escusa de siempre, esa conversación no terminó realmente bien para ambos. Las escenas se repetían en su cabeza una vez tras otra, sentía fuertes puntadas golpear en ella.

—No podré ir contigo—las frías palabras golpearon a Mayra.

Debía admitir que sin humanidad en alguna parte, le dolía. Le dolía que Klaus no estuviera con ella. Pero lo que le dolía en verdad era la relación que llevaban que de muchas formas terminaría mal para ella. Y tal vez, también para Klaus.

—¿Por qué?—sus labios se tuercen y se reincorporó del sofá rojo.

—Tengo asuntos por resolver—el híbrido se acercó con unos pasos cuidadosos.

El rostro de la pelirroja se transformó.

—Está bien, como sea—apretó la mandíbula—. No vivo de ti, no importa—su voz sonó tan cruel que fue como un puñal para Klaus.

—No digas eso—Klaus queda frente a ella, arruga el ceño.

—Niklaus, tú y yo sabemos que esto—hizo unas comillas al aire—, no tiene futuro, es mejor...—el cobrizo no la dejó terminar, levantó un brazo deteniendo su hablar.

—No. ¡No me hagas esto!—la respiración de Klaus se acelera cuando Mayra se acerca a él estando más cerca posible.

—No estoy haciendo nada, tú lo haces—su voz suena despiadada, inconsciente la pelirroja roza sus carnosos labios con los suyos—. Adiós Niklaus.

Deposita un corto y castro beso en los labios del híbrido, se voltea para comenzar a caminar hacia la salida donde la rubia la espera con la camioneta. Un fuerte agarre en su brazo derecho la detiene, voltea brusca chocando miradas con la de Klaus.

—No lo harás—repite con una voz escalofriante—. No dejaré que termines lo que tenemos—aprieta su agarre.

—¿Lo que tenemos?—Mayra ríe en su rostro amargamente—. ¿Puedes decirme lo que tenemos?—exige una explicación con la mirada.

Mayra estaba sacando las casillas de Klaus, ¿tan difícil era entender que la quería sólo para él? ¿qué no quería que terminará todo?. Le había demostrado de miles de maneras que la quería junto a él, pero Mayra parecía estar ciega. La cordura del híbrido se les fue de las manos.

—¡¿No lo entiendes?!—pregunta gritando—¡¿Aún no lo entiendes?!—suelta brusco su brazo, mostrando su espalda, se agarra de la pequeña barba de unos días—. ¡Me encantas Mayra! ¿Cuántas veces tengo que demostrarte que me importas?—extiende ambos brazos quedando abiertos.