SEXTO

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No volví a saber nada de Jin. De eso ya dos semanas que no ha vuelto a enviarme mensajes con señales de su repentino arrepentimiento. Espero que le haya quedado claro que no quiero nada de él, y que terminar, fue una sabía decisión.

–¿Dónde van los ramos? –.

–En las cuatro esquinas–. Instruyo a los meseros.

En tiempo récord, con casi medio mundo en contra para que se realizara este evento. Organice la fiesta para Jungkook. No nos hemos visto, gracias a Dios, pero al ser la organizadora, tengo que estar presente hasta el cierre. Es como tener muchas fiestas sin la necesidad de conocer al elogiado, solo que a este, si lo conozco de primera mano.

La madre de Jungkook tuvo una transformación colosal, casi que ni reconozco a esta mujer. Esa persona odiosa, víbora, cruel y despiadada; resulta que esta mansa, serena y callada. Durante las tres reuniones  que tuvimos, asentía, hablaba poco, dejando que todo fuera manejado por mí. Llegue a creer que estaba siendo manipulada o que era un robot porque no hacía nada más, estaba programada para escuchar y hacer caso. Eso me facilito las cosas, porque regularmente me choco con alguien que no entiende los malabares que el organizador debe hacer para darle gusto a cada capricho del cliente.

–Los señores, llegaron–. Jimin, el más joven de los auxiliares de la agencia, está encargado de guiar a los anfitriones de la fiesta.

–Ya sabes lo que tienes que hacer. Cualquier cosa corres a avisarme–. Guiño y él va a recibirlos.

La entrada al salón es por el majestuoso jardín de las bellas flores Yang. La combinación de colores es impactante, elocuente, mágica y muy hermosa. Los anfitriones están maravillados y veo un gesto de gloria en la madre de Jungkook, me guiña y continúa con su familia, mirando cada mesa, cada adorno, cada detalle que discutimos. No puede quejarse, cumplí al cien por ciento sus deseos, desde el moño de adorno horrible que quería en un arco de enredadera, hasta el color azul celeste de los manteles –asegura que es el color favorito de su hijo-.

Los dejo a cargo de Jimin que nunca me ha fallado desde que lo contratamos para un lanzamiento de celulares. Es joven, pero tiene un carisma innato, se esfuerza, da todo lo que tiene y sabe comportarse como todo un profesional. Se ganó el cariño de todos y esta para los eventos mejor pagados, de esa manera obtiene más paga a la par que se distrae de su estudio.

Checo el buffet con el chef de cabecera que me está esperando en la mesa de cinco metros de largo. Hay ceviche, camarones, cangrejo en salsa, pollo en trozos, bulgogi, arroz, ensaladas y cuatro variedades de postres al gusto. Él va contando cada plato y las porciones que se servirán. Al ser tipo buffet los invitados podrán repetir el plato que quieran y se deben tener raciones extras por si tenemos algún comelón que asiste solo por la comida.

Las personas van llegando y el jardín se va tupiendo. Las mesas están prácticamente llenas, sin rastro del homenajeado. Que yo recuerde, Jungkook es adicto a llegar tarde, duerme mucho y ama hacer ejercicio, prácticamente, que su camisa este empapada de sudor, es su mayor felicidad. Para mí no es extraña su tardanza, pero su progenitora está zapateando en la mesa central, sacude una mano mientras habla por celular. Supuse que algo así podría pasar, a Jungkook no le gustan las reuniones grandes, ni hacer mucho escándalo de sus logros. Por la expresión histérica que tiene su madre, el homenajeado se lo esta haciendo saber.

Eso sucede cuando una madre conoce solo un 5% a sus hijos. Cuando supe que la reunión era para él, que se trataba de un tipo de sorpresa, fue lo primero que pensé y me extraño mucho. Siendo sorpresa, él homenajeado es ajeno a lo que sucede y no tendrían problemas o discusiones al respecto.

Viendo que la conversación no va para nada bien, por la mímica y lo poco que he leído de sus labios, hago una seña a Jimin para que se acerque a mí, este atiende separándose de la mesa central.

I-legal ~ RM (BTS)✔Where stories live. Discover now