DECIMO

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A media hora de llegar a mi destino. Llamo a mamá para decirle que pasen por mí a la estación de Hong-Dae. Su grito de emoción casi me deja sorda y se roba las risas de los que estaban a mí alrededor. Gritaba el nombre de papá y cuando logro calmarse, dijo un "Vamos para allá". Mi familia vive a media hora de la estación principal y por eso no les llame antes, papá es tan exagerado cuando se trata de algo conmigo, que seguro hubiera salido por mí aún sin haber llegado.

El aroma a mis orígenes me lleno de nostalgia, las calles que transitaba cuando pequeña, llegar a la estación del metro para recoger a la abuela era una aventura para mí, todo se veía tan grande y tan genial que desee ser una maquinista para trasladar a las personas a donde quisieran. De pequeña creía que era el mejor de los trabajos, porque los maquinistas reunían a padres, hijos, novios, esposos, amigos y los hacían felices.

Cuando me encontré con la madre de Jungkook no hice este mismo recorrido porque la ruta de noche es distinta. Por eso el sentimiento que tengo es completamente diferente y más sentimental.

El ruido del motor frenando por la fuerza del pedal, hace que la emoción en mí sea mayor, estoy llegando, regreso a mis raíces. Llevo varios meses, que parecen años, sin venir a respirar este aire, el verde de los alrededores y la comida chatarra que está en cada esquina. Todos abordo, bajamos en el mismo orden para entrar, voy a la izquierda que esta la salida y donde sé que mis padres estarán esperándome, papá tendrá los ojos aguados y mamá ya estará llorando.

Atravieso la puerta de salida y efectivamente veo a mis padres afuera de nuestro precioso Ford, el auto familiar por el que papá se endeudo y tuvo que partirse el lomo cuando trabajaba en Ford como Técnico mecánico, años de grasa, tuercas y muchos dolores de espalda, que ayudaron a sacar a su bella familia adelante y que todos le agradecemos con gestos y acciones, esta pensionado igual que mamá, pero de vez en cuando, hacen uno que otro trabajo para no sentirse tan aislados de la juventud.

Verlos es una lluvia de buenas energías y de felicidad, pero mis ojos se cristalizan cuando veo a mi hermano en medio de los dos. Camina –corre- hacía mí y me envuelve en un abrazo de oso, con apretón de costillas incluido. Al abrazo se unen nuestros padres y nos fundimos en un solo abrazo cargado de alegría y la mejor de las vibras, un abrazo que cura cualquier herida del corazón y yo tengo un montón.

Hablamos en el camino a casa, papá lagrimeo un poco y se excusó diciendo que no trajo sus gafas y que los ojos le ardían y por eso estaban rojos. Mamá, sostenía mi mano y la acariciaba y mi hermano Yei me tenía recostada a su lado con el brazo en mis hombros. El calor de la familia es único, es curativo y sentirlos así me hacía olvidar de todo lo malo que había vivido en mi solitaria independencia.

Nam Joon tenía razón, podría acostumbrarme a esto y no querer regresar. Allá, no hay mucho para mí. Soong puede venir a visitarme y sé que lo hará, detrás de ella vendría Jong y no sería problema. Boa, bueno a ella la veo muy rara vez y aunque somos amigas –no tanto como con Soong-, sé que vendrá algún día para contarme sobre su novio o de lo aburrida que la tiene... ¿Y Joon? Me detengo en ese punto a pensar, ¿Por qué Joon sería especial? O mejor, ¿Qué tan especial? ¿Más que Soong? La respuesta me hace temblar internamente, ¿Por qué mis pensamientos estan girando en torno a él? Está pasando seguido y no me está gustando mucho.

–¿Cómo van las cosas en la agencia? –. La voz de mamá me regresa a la realidad, lejos de Joon y mis pensamientos.

–¿Señora? –. No alcance a escuchar lo que decía y tuve que preguntar, eso la hizo cerrar un poco el agarre y hacerme tensar un poco.

–La niña está conmocionada, mi vida–. Papá sale a defenderme como es costumbre.

–¿Qué cómo van las cosas en la agencia? –. Repite ella y es algo que detesta.

I-legal ~ RM (BTS)✔Where stories live. Discover now