capítulo #43

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Alzo una seja y miro hacia el blanco comedor, sobre él habían unas siete tazas con líquidos de distintas tonalidades, también un desayuno, Stephen sonríe y espera hasta que me siente.

-¿que es todo esto? - pregunté. Ese día quería y deseaba sentirme bien, estaba feliz, pero mi cuerpo me impedía disfrutarlo en su totalidad, además, me apenaba tener que cargar el tanque oxígeno frente a Stephen. Debo esperar, no debo exagerar con el medicamento, debo consumirlo a la hora que me indicaron.

- anoche, lloraste .- comentó.

- oh, te has dado cuenta...

-¿por qué? de haberte sentido mal me lo hubieras dicho- me miró con seriedad.

-stephen ¿¡que quieres que te diga!? Tengo cáncer... hay un 70% de probabilidades de que muera y quieres que esté sonriente. Mi vida dio un giro enorme, otra vez. Antes salía por la noche sin preocupaciónes y miraba las estrellas, pero ahora ni eso, las nubes grises lo cubren todo.

-lluvia en el alma, ¿te presto mi paraguas? - respondió, comprendiendo mis palabras.

-Stephen, ¿acaso no has escuchado a mi padre? Yo no estoy bien- le expliqué la cruda realidad y le miré esperando que comprendiese. Entonces, acercó un asiento al que yo ocupaba, y en voz baja habló.

-iremos a Estados Unidos, te curaran y seremos felices por siempre.

-lo dices como si nuestras vidas fueran una novela o un cuento de hadas- suspiré - lamento hacerte pasar todo esto, desearía que las cosas fuesen distintas.

-Nat- él rió y besó su frente- no importa que las cosas sean diferentes o no, porque estarás bien. Se que lo que precenciamos es un asunto grave pero tu família tiene la misma opinión que yo.

-si tu lo dices pues lo creeré- sonreí- donde...¿donde está Baloo?

-pues...no te preocupes por él, Evan me lo ha pedido prestado- respondió con total calma- te llevaré a la habitación- sin aviso alguno me cargó y me llevó al cuarto, al bajarme alze una ceja y le miré con duda.

-hey, no estoy inválida, de ser así buscaría una silla de ruedas en vez de usarte a ti como transporte. - reí- te quiero.

-yo también- se sentó a mi lado- es todo tan confuso, todo menos tener que cuidarte y proteger mas que a mi propia vida. Te traeré el desayuno y el té para que luego veamos películas.

-pero...es un bello día. No puedes confinarme en este departamento- admití, poniendo mi más tierna expresión.

- no lograrás convencerme, estarás mejor aquí- dijo para luego, tras hecharme un viztaso, salir hacia la cocina.

-¡no es justo! -vocifero, sin embargo, el Stephen hizo caso omiso a mis quejas, se estaba tomando bastante encerio lo de "tu seguridad es lo primordial".

Unos escasos minutos después, Stephen volvió con una amplía bandeja, en ella, avena y cuatro tazas blancas.

STEPHEN

-sus ojos estaban llenos de lágrimas- susurré, mientras Melissa lloraba desconsoladamente a mi lado.

No habían pasado dos días cuando tuve que llevarla al hospital; un tremendo dolor recorria su cuerpo. Era insoportable. El doctor decidió dejarla en observación.

Melissa, mi hermana, se había enterado de todo, por eso lloraba en mi hombro, la había sacado del cuarto pues provocó que Natasha también comenzará a ser consumida por la tristeza.

Es tedioso tener que pasar de un estado de anino feliz a uno triste.

-deberías ir a casa muchacho - me habla la madre de Nat quien me dirige una mirada de total pena- no tienes buena cara, ve y come algo.

-vale la pensa esperar ¿Ha sentido la necesidad de no separase de alguien por muchos años? Es lo que siento por su hija- dije con la voz perdida.

Eran las tres de la mañana, por lo que a duras penas logré que Melissa y la madre de Natasha lograran ir y descansar.
Un doctor volvió a salir del cuarto, se acercó a mi con rostro cansino y habló :

- está todo en orden hasta el momento, puede entrar y cuidar de ella mientras tanto, cualquier anomalia avisenos deinmediato .

-muchas gracias - deinmendiato, sin esperar palabra por parte del doctor entré al cuarto.

La luz estaba encendida, y ella sorprendentemente despierta, no se molestó en mirar quien había entrado, quiero pensar que de seguro pensó que era un doctor.
al mirarme pude ver regocijo en sus ojos.

-deberías estar durmiento- dijo apenas audible.

-tu también, lo necesitas mas que yo- comenté y me senté en la orilla de la cama.

-no logró dormir- me miró. observé sus ojos tristes pero bellos, su rostro poseía aquella languidez que tanto la embellecia - este lugar es tan extraño, solitario y lugubre, no me gusta que los dictores impongan voluntad sobre mi, y que ellos decidan lo que debo hacer o no.

- lo hacen para que mejores. no desesperes, saldrás pronto de aquí- aconsejé.

- ven, duerme aquí, conmigo . debes estar agobiado y cansado- sugirió, más no era mi intención incomodarla o retrasar lo que era el proceso de curación, por lo cual negué.

-no quiero hacerte daño .

Ella se cruzó de brazos y me miró enojada.

-me tienes asco ¿eso es? ¿te asquea estar cerca de mi?

-deja de bromear, Natasha. Duerme, te hace falta- volvi a sugerir.

-con una condición.

- la que quieras - dije.

-duerme conmigo- habló. le miré y sonreí de lado, asentí y me acomodé a su lado, ella me abrazó y se acurruco en el pecho.

-te amo- susurró.

-yo no merezco que seas tan buena como eres conmigo- solté. Me entretuve acariciando su melena acaramelada.

-quizá seré yo quien no merezca...

-no digas tales cosas. Vive convencida de que te amo con toda mi alma- sus ojos en esos momentos, aunque casi imperceptibles para mi vista, lucieron toda su belleza.- ¿no piensas dormir, nena?

-¿nena? ¿Tienes planeado hacerme sonrojar?- rió. Tras una corta pausa continuó hablando- soy feliz a tu lado. Es extraña la forma en que uno se apega a otra persona ¿no lo crees?

-no es extraño, eso es el amor ¿no? O tal vez si lo sea, solo que es escaso en estos tiempos- respondí algo confundido.

-no quiero que cuentes esto a nadie...pero...

-¿si?

-creo que ya he perdido el valor, tengo miedo.

-a lo que debemos temer es al miedo mismo, o eso escuché por ahí . No has perdido el valor, eres fuerte, mucho de algo no es bueno y pensar no es la excepción.

-gracias...ya sabes, por seguir aquí, por animarme.
Agradesco que estes en mi vida.

Omg!

¿Que pasará?

¿Le pasará algo malo a natasha?

¿Creen que si la mato moriré yo también (ya que yo me llamo Natasha)?

La verdad estaba cansada de novelas en las que Stephen fuera un chico malo, así que...aprovechen este chico cursi, las copias son limitadas.

Si quieres tu propio Stephen cursi favor de contactarse con la escritora, no acepto targeta de credito .

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