La muerte del padre de Félix había sido una de las cosas más difíciles que ha tenido que afrontar en toda su corta vida, pues fue todo tan inesperado. Su padre era bastante sano, o al menos lo lucía, pero quién diría que su corazón le fallaría y una noche de tormenta y relámpagos éste dejaría de latir. Fue impactante cuando su hijo entró a su habitación a llevarle su desayuno a la mañana siguiente, le pareció extraño que él no se moviera cuando le avisó que ya estaba listo. Se acercó para besar su mejilla y avisarle una vez más que tenía su comida y café en mano, pero tampoco pareció funcionar. Ahí fue cuando Félix entró en pánico y verificó si su pulso estaba estable, pero es que ni siquiera tenía.
Los gritos desgarradores que salieron de su garganta, más el sonido de la taza impactar y posteriormente quebrarse contra el piso, llamó la atención de los trabajadores de la casa y su familia. Todos subieron a la segunda planta, y notaron cómo Félix lloraba agarrando la camiseta de su padre, llorando así en su pecho. La madre de Félix se desmayó, sus hermanas quedaron en shock por mucho tiempo mientras que los empleados intentaban que el adolescente dejara a su padre y llamaran a la ambulancia.
Así fue, y detectaron que todo había sido causa de un infarto al corazón donde no pudieron darse cuenta a tiempo. No entendían cómo pudo haber ocurrido si él era un tipo bastante sano que ciudaba bastante su salud, pero tampoco es que saber la razón lo devolviera a la vida.
Félix estaba destrozado, había llegado el día del funeral y vestía un elegante traje negro que le hacía ver bastante bien por cierto. Era un día tan melancólico tanto para él como para su familia, pero no podía llorar y demostrar lo débil que era una vez más frente a toda su familia. Peinó su cabello hacia un lado y aplicó algo de gel para que se mantuviera en su lugar, a su padre le hubiera gustado que Félix se presentara sofisticado y mantener el apellido Lee como correspondía, no mostrarse demacrado frente a las personas externas a ellos.
ㅡFélix apresúrateㅡsu madre le apuró. Podía escuchar cómo soltó un pequeño sollozo después de acabar la oración, y éso hizo que su corazón se estrujara del dolor.
Acomodó su corbata por última vez y suspiró saliendo de su habitación a pasos lentos, tenía tantos recuerdos con su padre en ésta casa que hacía que sus ojos se pusieran aguados nuevamente. Tenía ganas terribles de llorar, pero hacía un tiempo su padre le dijo que no quería verlos en algún mundo paralelo llorando por él.
ㅡEstoy listo, mamáㅡdecidido, tomó las llaves del vehículo. Su madre no estaba en condiciones de manejar, ella había llorado tanto que podría chocar y más muertos acabarían luego de éso.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Estaba solo, su madre se había llevado a sus hermanas a comer algo para que se despejaran de todo aquello mientras que sus familiares ya se habían retirado del cementerio. Félix era el único que quedaba allí, arrodillado en el césped frente a la tumba de su padre. Se lamentaba de tantas cosas que había hecho en el pasado, nunca fue un hijo perfecto pero daba lo mejor de sí para que su padre estuviera satisfecho y estuviera feliz por ello. No tenía una vida difícil, tenía todo lo que quería tan sólo con chistar sus dedos, pues su padre era un reconocido empresario en Australia y ahora ya Corea. Tenían tanto dinero que podrían asegurar tres generaciones más con un muy buen estado económico, pero tampoco le gustaba ése estilo de vidad puesto que le gustaba vivir el peligro también a veces. Su padre le enseñó desde pequeño que si quería algo, luchara por ello y no comprara todo con su dinero y éso haría.
Tenía metas futuras, nada que ver con administración ni cosas de ése tipo como su madre quería para él. Siempre soñó con ser un reconocido rapero, lo que nunca a su madre le agradó pero su padre siempre le dijo que lo hiciera. Eran sus sueños, y él lo respetaba.
Félix ya no tenía a nadie con quién conversar, a parte de sus mejores amigos que no eran tantos. Su papá era su fiel consejero, quién le decía por dónde estaba el bien y el mal.
ㅡYa no me podrás regañar cuando juegue con Sophia en el patio de la casa y dejemos todo sucio con las flores maltratadasㅡrió melancólico, con sus manos apretando sus propios muslos en venganza.ㅡ¿Quién me acogerá en su cuarto cuando piense que viene boogeyman por mí y Emily?
Si bien el hombre del saco era un leyenda muy antigua, su hermana mayor, Sophia, se había encargado de que éso no saliera de la mente de sus hermanos menores y que el terror viviera con ellos por un largo tiempo. Su padre era el único que no los trataba de infantiles por toda la casa tan sólo por pensar en ésas bobadas, era muy tolerante con ellos. Eran sus niños.
ㅡ¿El hombre del saco?ㅡun chico más bajo que él apareció por detrás suyo, con sus manos dentro de sus vaqueros apretados y algo rotos por sobre su rodilla. No parecía triste en nada, si no que representaba una pizca de felicidad.
¿Quién podía estar feliz estando en un cementerio?
ㅡ¿Quién eres tú?ㅡinquirió. No quitó sus manos de la lápida de su padre, sus dedos índices anteriormente se deslizaban por el nombre de su padre.
ㅡSeo Changbin, un gustoㅡsonrió causando que un escalofrío recorriera la espina dorsal de Félix. Éste último sólo hizo una pequeña reverencia volteando su mirada hacia la tumba, aún sintiendo la presencia del otro chico.ㅡMe inflitré por acá, antes noté a muchísima gente. ¿Era muy querido?
ㅡ¿Querido?
ㅡEl muertoㅡdijo simple, y Félix no pudo evitar sentir indignación por su tono tan burlesco. Sólo asintió algo intimidado.
ㅡEra mi padre, supongo que síㅡse encogió de hombros. Changbin se sentó a su lado mientras una sonrisa surcó sus labios.
