Capítulo 7

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Hubo un torbellino de charla y análisis después de la clase de inglés cuando Gabriel finalizó.

-¿Acaso no es asombroso?

-¡Es el mejor maestro que hemos tenido!

-Y es completamente hermoso. ¡No sé cómo voy evitar distraerme con solo mirarlo!

-Es un sacerdote, ¿recuerdas? Totalmente fuera de límites.

Leonie escuchó la avalancha de voces que pasaban y no pudo evitar estar de acuerdo con ellas. El padre Gabriel era increíble: tanto para mirarlo como para escucharlo. Lo había visto observándola un par de veces y eso la hizo sentir un hormigueo.

Sabía que era solo porque miraba a cualquiera que estuviera leyendo las líneas, sin duda había pasado el mismo tiempo mirando a Suki y a Figgy y a las otras chicas, pero aún así no podía apartar sus profundos ojos azules de su mente.

Y esos labios...

¿Por qué, oh por qué tenía que ser un sacerdote? ¿Y por qué tenía que estar atrapada aquí como estudiante?

A veces la vida puede hacer bromas bastante crueles. Es como despertarse con una canasta navideña llena de increíbles regalos que alguien había cosido y cerrado. Sin poder sacarlos.

-Estás callada,- le dijo Mai. Mai nunca estaba callada.

-Solo pensando en la clase,- le dijo Leonie.

-Pensando sobre el Padre Ardiente, mejor dicho. Sé que al menos yo lo hago. Y apuesto a que Figgy también lo está haciendo. Aunque Harry no, ella no lo notaría ni aunque se desnudara y bailara el fandango. A menos que llevara un palo de lacrosse.- Harry ya había corrido hacia algo relacionado con lacrosse, por lo que no estaba caminando con ellas.

Padre Gabriel desnudo... Leonie tuvo que evitar imaginarse tal cosa. Ella podía ver por la fuerza de su mandíbula y su cuello lo musculoso que estaría debajo...

-¡No estaba pensando en nuestro sacerdote de esa manera!- Protestó Figgy. -Ten algo de decoro, Mai.

Mai sonrió. -Todo es decoro aquí, ese es el problema. No tenemos oportunidad de tener nada más.

En ese momento Suki las pasó con dos amigas a cada lado de ella. La pelirroja y la rubia. Suki les lanzó una mirada horrible y susurró algo a sus amigas.

-Me temo que por nuestra culpa vas a estar en su lista,- dijo Mai. -Y no puede soportar el hecho de que el Padre Ardiente te dio la parte que ella quería.

-Y lo leíste increíblemente bien,- agregó Figgy.

Leonie realmente había esperado no hacer enemigos, y mucho menos en su primera semana. Aún así, ¿qué era lo peor que la chica podía hacer?

El problema era que no tenían otra distracción aquí, aparte de quejarse y acosarse unas contra otras. Leonie pensó que era como un crisol.

¿No pasa absolutamente nada divertido en este lugar? -¿Alguna vez salen de la escuela? ¿Excursiones o algo así?- Preguntó Leonie.

-Sí, pero logran hacerlo aún más aburrido fuera de la escuela que adentro. Museos, iglesias, ruinas...

Figgy la interrumpió. -Algunos de los sitios son muy interesantes. Y hay algunas iglesias antiguas muy hermosas. La hermana Rosalind intenta organizar visitas a galerías de arte cuando puede.

Pensando en su ciudad natal, y la forma en que solía pasar los fines de semana, Leonie se preguntó si acaso no habría terminado en otro país, sino en una era diferente. Tal vez su avión había volado a través de una envoltura de tiempo sobre el Atlántico.

No hay chicos, no hay fiestas, y la mejor oportunidad de diversión es un viaje al museo.

Leonie estaba atrapada aquí. Sin hombres, a excepción de uno que era sacerdote, y se dijo a sí misma que esa era la razón por la que seguía pensando en él. Necesitaba algo para distraerse, ¿pero qué?

-Unas integrantes del sexto año anterior lograron robar un poco de vino de la comunión y emborracharse,- dijo Figgy. Había bajado la voz a un tono que casi era un murmuro. -Madre Benedict las descubrió y todas fueron suspendidas.

Figgy claramente la encontraba una historia realmente impactante. Leonie temía al pensar cómo reaccionaría Figgy si supiera el tipo de cosas que Leonie había hecho.

Invocando el pecado - Noël Cades (traducción) BAJO EDICIÓN.Where stories live. Discover now