Capítulo 44

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Leonie se congeló cuando la sonrisa se extendió por la cara de Suki.

-¿Qué estás haciendo aquí?- Leonie preguntó. No podía apartar los ojos de la carta que sostenía Suki. La carta de Gabriel a ella. Firmada con su nombre.

Si Suki la ha leído...

Pero por supuesto que sí. La alegría maliciosa en el rostro de las chica decía todo.

-Pensé que era hora de hacer una pequeña excavación. Era obvio que algo estaba sucediendo.- Dijo Suki. Ella sacudió su cabello oscuro mientras agitaba el papel.

¿Obvio? -¿Qué quieres decir?

-Chica Yankee siendo elegida para el papel principal. Todos esos ensayos acogedores. Él pidiéndote que te quedes después de la clase. Y te vi salir de la sacristía. Sabía que algo estaba pasando.- Ella señaló la carta. -Y ahora tengo pruebas.- Citó: -"La cama hace señas, naturalmente mis pensamientos se dirigen a ti." No sé si reír o vomitar. ¿Te has acostado con él, entonces?

Leonie ignoró la pregunta. -No tienes derecho a tocar mis cosas.- Estaba furiosa y aterrada.

-¿No? Me pregunto qué dirá la Madre Benedict. Una estudiante no solo tiene una relación inapropiada con un maestro, sino también con un sacerdote. Entonces, ¿se han acostado? Buena suerte pasando los resultados de esto con una inmaculada concepción. Dudo de que alguien creería que el Espíritu Santo impregnaría a una zorra como tú.

-Devuélvemela.- Leonie alcanzó la carta, pero Suki la sostuvo por encima de su cabeza. Sus ojos se entrecerraron en un brillo rencoroso.

-Apenas pienso eso. Es mi deber llevar esto directamente a la directiva.

Con un temor frío y rastrero, Leonie supo que había perdido. Incluso si le devolvía la carta, Suki todavía podía escabullirse sobre lo que sabía. Sería su palabra contra Leonie, y Suki tenía todos los detalles en la carta para apoyar su caso. Leonie no estaba segura de poder negar cosas convincentemente a la Madre Benedict, incluso si lo intentaba.

Ella se resignó a su destino. -¿Qué quieres?- le preguntó a Suki.

Suki arqueó sus cejas, decidida a torturar a Leonie el mayor tiempo posible. -¿Qué te hace pensar que podrías tener algo que quiero?

-¿Quieres ser Abigail? ¿Quieres que de el papel?- Leonie solo podía imaginar la reacción de la gente. Su mente se apresuraba a pensar en alguna excusa que ella pudiera dar.

Suki se rió desagradablemente. -Como si una parte de la obra de una escuela me indujera a mantener la boca cerrada. No, si quieres salvar a tu pequeño y precioso sacerdote, hay algo más que vas a tener que hacer.

¿Qué tan alto podría ser su precio?

-Abandona la aplicación de la beca RADA.

Leonie guardó silencio durante un rato. La beca significaba todo para ella. Libertad e independencia. Elegir su propio futuro. Quedarse en Inglaterra, y tal vez incluso estar con Gabriel.

Le siguió el juego por un tiempo. -¿Qué te hace pensar que incluso te ganaría? No pareces tener ningún respeto por mi habilidad.

Suki se encogió de hombros. -No lo hago. Pero nunca sabes cómo van estas cosas. Alguien en el panel de jueces podría ser tan iluso frente a ti como nuestro querido padre Gabriel. No hay ninguna explicación para el mal gusto.

-Si abandonó la beca, ¿me devolverás la carta?- Dijo Leonie.

-Quizás. No hasta que las aplicaciones cierren. Y podría esperar un poco más, en caso de que necesite algo más de ti. Algunas tareas, tal vez. O un ensayo o dos. Ya veremos,- le dijo Suki.

Nunca te entregues a un chantajista, pensó Leonie. Nunca se detendría de dejarte sangrando. Pero ¿qué opción tenía?

-Dejaré el proceso de la beca si me das la carta ahora.

Suki se rió de nuevo. -No estás realmente en condiciones de negociar, ¿o sí? No, me ocuparé de esto por ahora. Dobló la carta y se la metió en el bolsillo. Leonie apenas podía soportar ver algo tan precioso como la carta de Gabriel en las manos de su enemigo. Pero no había nada que ella pudiera hacer.

Suki salió despedida como siempre, animada por la victoria.

Sintiendo una profunda desesperación, y preguntándose cómo demonios iba a advertirle a Gabriel, Leonie se acostó en su cama. Miró hacia el techo y deseó que todo St. Winifred's se derrumbara.

Justo encima de Suki Laverne.

Invocando el pecado - Noël Cades (traducción) BAJO EDICIÓN.Where stories live. Discover now