Capítulo 45

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-¿Alguien murió?

Mai estaba solo medio bromeando mientras preguntaba esto. Era obvio que algo estaba muy mal con Leonie. Estaba acostada en la cama, inmóvil, mirando al techo con los ojos abiertos, y no se movió ni reaccionó cuando las demás entraron al dormitorio. Ella se veía absolutamente afligida.

Leonie ni siquiera pudo responder. Se estaba ahogando en el mayor terror y miseria que jamás haya conocido. Pensó que ya era bastante malo cuando se metió en problemas en los Estados Unidos.

Pero esto era mil veces peor.

-¿Qué pasa, Leonie?- Figgy preguntó. Parecía ansiosa, preocupada por Leonie. -¿Has tenido malas noticias de tu casa?

Leonie logró responder. -No es nada, estoy bien realmente.

Pero ella no pudo engañar a Harry. -¿Es lo que creo que es?- Preguntó Harry.

-Probablemente, pero no exactamente.

Ahora tanto Mai como Figgy estaban curiosas. -¿Que está pasando?

-No es nada,- insistió Leonie. -Solo algunas cosas personales. Nada importante.- Excepto que era lo más importante en el mundo.

-Si es algo que Harry sabe, entonces puedes decirnos también,- dijo Mai. Ella se sentó en su cama frente a la de Leonie, con las piernas cruzadas. -Suéltalo.

Leonie se sentó. -Podrías enloquecer.

-Nada me asusta,- dijo Mai, lo cual era totalmente falso.

Leonie dio el paso. Abrazó su almohada frente a ella. -Es el padre Gabriel.

Mai estaba desconcertada. -¿Te dio detención? ¿Te dio cincuenta Avemarías? ¿Qué?

-Tengo algo en con él.

La boca de Mai se abrió al oír esto y Figgy se quedó boquiabierta. Ella había estado arreglando sus cajones, doblando algunas ropas. Era fácilmente la más ordenada de todas, pero ahora estaba allí, con un par de calcetines colgando de sus manos.

-¿Te refieres a que él también?- Figgy preguntó.

-Sí.

Mai se giró hacia Harry. -¿Sabías sobre esto?

-Un poco, sí,- dijo Harry.

-¿Qué quieres decir exactamente con que tienen 'algo'?- Preguntó Figgy, guardando el resto de sus calcetines rápidamente.

Leonie trató de explicar: -Me he enamorado de él, y él de mi. Excepto que es un sacerdote, por supuesto, así que es complicado.- Sabía que esta era la subestimación del siglo. Ella también sabía que Mai en particular querría cada detalle sangriento de cómo se habían juntado, y ahora Leonie no podría enfrentar el hablar de eso. No mientras todo estuviera tan amenazado. -Pero ese no es el problema ahora. El problema es que Suki Laverne se enteró y me está chantajeando.

Esta parte fue noticia para Harry, que parecía sorprendido. -¿Cómo?

-Mi estúpida falla. Supongo que no fuimos lo suficientemente discretos. Como cuando me pidió que me quedara después de la clase y después de los ensayos un par de veces,- dijo Leonie.

Mai no estuvo de acuerdo. -No noté nada fuera de lo común. Aparte de que tengas ese libro de poesía que te prestó, que parecía un poco amistoso de su parte. ¿Lo sabía Suki?

-No lo creo. Pero él me escribió una carta a la mitad del trimestre, y ella la encontró. Buscó entre mis cosas y se la llevó.

Las otras estaban indignadas. -¿Esa vaca estaba hurgando por aquí?- Mai dijo. Estaba abatida. -No tenía derecho a entrar aquí.

Figgy estuvo de acuerdo. -Es una cuestión de honor. Incluso si las cosas no están bajo llave, simplemente no haces eso.

Harry fue cínica. -Difícilmente puedes confiar en que una chica así tenga sentido del honor. Entonces, ¿qué quería ella? O más probable, conociéndola, ¿qué quería primero?

Leonie les dijo. Estaban horrorizados.

-No puedes abandonar la solicitud de beca. Eso es totalmente incorrecto e injusto,- dijo Figgy. -Tienes la mejor oportunidad de ganarlo contra cualquiera aquí.

La boca de Mai estaba en una línea sombría. -Le robaremos esa carta. Y le haremos pagar.

-Sin embargo, no hará ninguna diferencia. Lo sabe. Y si va a madre Benedict, no sé cuán convincentemente podría negarlo,- dijo Leonie.

-O qué tan convincentemente el podría negarlo,- señaló Harry.

Mai se levantó. -De cualquier manera, le haremos pagar por esto. Nadie intenta ese tipo de mierda y se sale con la suya. Te tenemos la espalda, así que no te preocupes.

Pero Leonie se preocupó. Tenía todo el miedo de que Suki se saliera con la suya. ¿Y dónde dejaría esto a Gabriel y a ella?

Invocando el pecado - Noël Cades (traducción) BAJO EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora