Capítulo 65

3.2K 258 0
                                    

3/5

Gabriel sabía que algo estaba pasando tan pronto como leyó el ensayo de Suki Laverne. Habían varias ideas en él que recordaba haber discutido con Leonie, y él no creía que Suki tuviera la habilidad de haberlas inventado ella misma.

Podría ser una coincidencia. Excepto por el hecho de que el ensayo de Leonie era apresurado y no contenía ninguno de estos ejes.

Estaba seguro de que Suki de alguna manera había tomado el trabajo de Leonie, pero sabía que tenía las manos atadas cuando se trataba de lidiar con la chica. Podría enfrentar las consecuencias, pero no iba a dejar pasar a Leonie. Sintió una furia blanca ante el que  Leonie estuviera sufriendo a manos de su compañera de clase, y que si intentaba ayudarla, solo empeoraría las cosas.

Seis meses más. De alguna manera ambos deben sobrevivir.

No podía en toda conciencia no otorgar una A al ensayo de Suki.

Tampoco podía dar el esfuerzo de Leonie más que una B. No era parte de su trabajo de curso, por lo que no afectaría los resultados generales de su examen, pero seguía siendo injusto.

Gabriel también se había estado preparando para una discusión seria con el padre Stephen. Sabía que necesitaba dar la noticia de que dejaría la iglesia, y cuanto más tarde la dejara, más difícil sería.

Esa noche, mientras comían un cordero al curry que el Padre Stephen había cocinado, Gabriel abordó el tema.

-He reflexionado mucho sobre sus consejos y sobre mi propia situación en las últimas semanas. Me ha llevado a una decisión, aunque no es fácil.

El padre Stephen dejó su vaso.
-Temía que fuera una decisión difícil para ti, fuese lo que fuese.

-He decidido abandonar la iglesia. O mi vocación, al menos.

Ya lo había dicho. Gabriel estaba anticipando conmoción y condena. Pero el padre Stephen solo dio una sonrisa amable, aunque triste.

-Pensé que sería así. He rezado por ti, hijo mío, y continuaré haciéndolo. Sé que enfrentas un viaje difícil.

-¿Crees que estoy cometiendo un error?- Gabriel estaba preocupado. -¿a Que debería orar más, por un resultado diferente?- Él no tenía intención de hacer esto.

El padre Stephen levantó una mano. -No. No me malinterpretes. Ninguna elección es incorrecta. Dejar el sacerdocio no significa dejar a Dios o la iglesia. Simplemente significa que tu devoción seguirá un camino diferente, y que puedes tener más amor terrenal delante de ti que únicamente amor espiritual.- Apiló más arroz y carne en el tenedor.

Esto llevó a Gabriel a un problema aún más delicado. -¿Puedo continuar con mis deberes, habiendo tomado esta decisión? Había pensado esperar hasta el final del año escolar, para poder al menos cumplir mis tareas aquí.

-No veo ningún problema con eso. No es como si hubiera un lugar de divorcio formal. Después de todo, tenemos un ministerio laico. ¿Lo ha considerado como una alternativa posible?

Gabriel no lo había pensado. -Es algo a considerar.

-Bueno, entonces, piensa en eso y continúa como siempre hasta el final del año. No tengo inconveniente en que continúes con tus oficios, aunque si hay algunas que desearías rechazar, me complacería cubrir esos deberes.

-Gracias.- Gabriel ya había decidido que no sería apropiado que escuchara en la Confesión. Habiendo pecado él mismo tan mortalmente, difícilmente podía ordenar a otros que expiasen sus ofensas.

-Y, por supuesto, esto no debe afectar tu trabajo de enseñanza,- continuó el padre Stephen. Se levantó y comenzó a limpiar la mesa, llevando los platos al fregadero. -Serás extrañado, Gabriel. Pero sospecho que hay alguien por ahí que está buscando un futuro nuevo y feliz como resultado de tu decisión.

Literalmente por ahí. Gabriel pensó en Leonie justo al otro lado del patio en el edificio principal de la escuela, y se preguntó cuán horrorizado estaría el padre Stephen si supiera la verdad. Sintió una considerable culpa por haber retenido esto a su colega. Pero solo pondría al Padre Stephen en una posición muy difícil si se enterase de ello, y traería vergüenza y escándalo a la escuela.

Más tarde, tumbado en la cama, Gabriel pensó en Leonie de nuevo. No es que ella estuviera lejos de su mente o su corazón. Había prometido por lo menos permanecer célibe durante el próximo período, lo que significaba que ni siquiera se permitía fantasías sobre ella. Pero conjurar la imagen de ella en su mente lo dejó tan excitado que luchó por dormir.

No era solo por quererla físicamente. Gabriel también anhelaba estar con ella. Escucharla reír y hablar con ella, y simplemente pasar tiempo en su compañía. Las clases de inglés fueron una forma de tortura exquisita para él. Podía verla, pero había una pared entre ellos.

Invocando el pecado - Noël Cades (traducción) BAJO EDICIÓN.Where stories live. Discover now