12. Tu cuerpo me quema

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"Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con las cerezas" Pablo Neruda





Chris

Su lengua tibia acuna mi boca de una manera casi violenta. Su respiración agitada me aprieta hasta casi asfixiarme. Sus brazos, su cuerpo, sus senos rebotan haciendo vibrar hasta la célula más lejana de mi cuerpo. Y me encanta, me fascina, me excita... me vuelve loco.

Con movimientos ágiles meto una de mis piernas entre las suyas para pronto estrujarla en mis brazos. Aprieto su espalda con fuerza y bailo con su lengua sin soltarla.

Mierda.

Esboza un sonido agudo en su boca y solo me tenso al sentir sus uñas recorriendo mi espalda.

Entonces se detiene, lo hace vilmente como si no pudiera reconocerse. Levanta sus ojos, me mira con los labios hinchados y solo toco su rostro suavemente. Mi bonita ha regresado, por dos segundos pero ha regresado.

—Estás advertido —Dice recuperando el aliento. Lamo mis labios mis labios para no perder su olor y solo me quedo en shock.

Me ha destruido con su boca

En el camino casi no hablamos. Me quedé en silencio apretando mis labios con los dedos mientras que ella solo retocaba su maquillaje... ¿Cómo es posible? Acaba de darme el beso más orgásmico de todos y está como si nada hubiera pasado.

No me atrevo a pregúntale. No ahora. Cuando volteamos la calle puedo ver a lo lejos su casa. Tantos años... tantos recuerdos. Mis sentidos se estrujan y solo deseo volver a besarla. Estoy sediento de su lengua enredando la mía y de su olor a esposa... mi esposa.

—Llegamos. —Digo. Ella solo se queda mirando por la ventana del taxi como si entrar fuera doloroso

—Lo sé, ya lo vi. —Suelta fría.

Y cierra los ojos. Suspira, vuelve a abrirlos y junta sus piernas. La veo triste y a la vez confundida... Sé cuánto le cuesta, puedo intuirlo, entonces pongo mi mano vendada encima de la suya.

—No puedes golpearme ahora. No sobre la mano que lastimaste... —Sonrío y ella suelta una media sonrisa— Así es, bonita... No me gusta tu tristeza. Todo saldrá bien. Prometo no aprovecharme mucho... de ti —Bromeo y ella ahora sonríe completamente.

—Idiota. —Dice

—Preciosa. —Respondo divertido.

—Deja de hacerlo, Miller. No voy a caer. No soy la niña de 16 que enamoraste hace mucho tiempo. —Advierte con franqueza.

—Pero sigues siendo mi Bonita....

Con agilidad me paro y le doy mi mano para ayudarla a bajar del auto. Tiembla, puedo sentirlo. Entonces enredo mi brazo en su cintura y pego mi nariz a su oreja.

La huelo...

Es suave, fina, gloriosa.

—Empecemos el juego. —Suspira, me quema.

Con suavidad tomo su mano y la entrelazo con mis dedos. Al principio se pone rígida, quizá por la falta de experiencia, pero luego entiende que estamos empezando el trato y que debemos hacer todo lo necesario para que su padre nos crea. A pesar de su dureza ella lo quiere.

Suspira lento, le doy fuerza.

Con suaves movimientos tocamos el timbre. Pasan cinco segundos y una mezcla de ella con más años aparece por la puerta: Es su madre. Carraspeo mi garganta cuando la miro y puedo sentir sus ojos de rabia puestos en mi. Ella lo sabe.. y debe verme con el infeliz desgraciado que dejó a su hija abandonada.

Corazón de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora