20. Más que simples besos

69.4K 5.3K 1.3K
                                    


"Cuando alguien te gusta hasta sus defectos te parecen interesantes..."

Dulce

El olor a papas fritas hace que se me revuelvan los intestinos. No sé si es porque he aprendido a rechazar las grasas o por el incesante aceite que le echan, pero no lo tolero. Paso caminando por la otra esquina de la cocina de hotel y verifico que todo esté en orden.

Los cocineros son buenos, debo admitirlo. Pero sus caras largas me hacen pensar en que no les soy de su agrado. No me interesa... Levanto mi mentón y sigo caminando mientras controlo los estándares de limpieza: Guantes, gorros esterilizados, rostros limpios y pequeños esparadrapos en sus bocas. Todo correcto. Gabriela, la nueva encargada del área, debe intentar impresionarme si quiere mantener su puesto de trabajo.

—Buenas tardes. —Asume su función y camina conmigo por las salas de cocina. Huele tan fuerte que llevo una mano a mi boca.

—Deberían prender el aire acondicionado. —Reclamo directamente ignorando su saludo y me mira con tensión.

Río internamente al ver sus ojos reflejados en los míos. Debe estar pensando en que soy una especie de chica suertuda, o quizá la perra del jefe, pero no me importa.

—Si, está bien señorita Evans. —Dice reteniendo sus comentarios.

—Exigí comida saludable en la cocina, ¿Por qué no lo han hecho? Cada vez que entro huelo a grasa. Hilton Company intenta Pertenecer al conjunto de empresas que apoyan la comida sana, sobre todo con los índices de muerte por la mala alimentación en México.

—Un cliente ordenó lo tradicional, señorita. —Tensa su mandíbula.

—Acabas de decirlo. Uno. Pero la cocina huele así todos los días. Quiero un reporte de menús ofrecidos en el almuerzo para la noche.

—Pero... señorita. —Intenta decir algo. Su rojez extrema me dice que está en problemas entonces la miro fijamente. Me miente.

—¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí? —La corto con otra pregunta.

—Casi 15 años. —Responde sería. Lo sabía... 15 años trabajando aquí y nunca ha subido de puesto. Me envidia, lo veo en sus ojos, pero estoy acostumbrada.

—Um... y siempre estuviste en cargos bajos, ¿Es eso?

—No sé de que me habla. —Pone su cara de hipócrita y miro mi reloj. Es tarde. No tengo tiempo para esto ahora así que lo dejo pasar.

—Con esfuerzo y sacrificio se cumplen las metas. —Sonrio y se que me ha entendido. Soy menor que ella y soy su jefa, eso debe joderle— A partir de ahora quiero reportes de los menús diariamente. No quiero que incluyan comidas grasosas en las cartas, sino saludables. Si el cliente pide comida no saludable, es un extra. Todo entra por los ojos, Gabriela. Si no te lo ponen en bandeja, no lo piden. ¿Bien?

No me responde.

—¿Bien? —Vuelvo a preguntar.

Asiente.

Le doy una falsa sonrisa y cuando volteo hago una mueca. Debe estar odiándome... pero por algo me maté años estudiando una maestría. Soy la mejor en mi rubro y nadie puede negarlo.

Con pasos firmes camino por las otras salas del hotel. Chequeo la iluminación y todo está en completo orden. Levanto una mano saludando a algunos conocidos, sonriendo como retardada, fingiendo sentir que me caen bien pero luego vuelvo a mi seriedad de siempre. El aire circula bien, inhalo y siento el olor a lavanda... Perfecto. Debo felicitar a Justin, nunca falla.

Corazón de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora