13. Siete estrellas bajo el cielo

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"Jamás te recuerdo... porque nunca te olvido"

Dulce

Su aliento arremete en mi oreja haciendo que todos mis nervios colapsen. Suspiro, intento mantenerme firme pero no puedo. La necesidad empieza a aflorar por todas las partes de mi cuerpo.

—Sh... —Dice firme y me parece escuchar una especie de mandato. Trago saliva, intento separarme pero no me deja porque enseguida roza su mano en mi vientre.

Maldito provocador

Muerdo mi labio para contener mis nervios, entonces siento como su mano baja en forma de círculos hacia abajo. Oh mie... Elevo un pequeño grito y arqueo mi cabeza hacia atrás para luego encontrarme con la boca de mi marido en mi cuello. La sensación es agrietante... succiona mi piel con fuerza y luego la suelta para morderla suavemente con sus dientes. Lo hace una y otra... y otra vez. Vuelvo a jadear sintiéndome mareada. El agua caliente cayendo... mi cuerpo en sus manos y su boca en mi cuello hace que solo me vuelva loca.

—Así bonita... —Sus palabras rebotan en mi piel y siento punzadas en mis pechos— así... para mi.

Doy vuelta de golpe para mirarlo de frente y pronto veo su... emoción nacer entre sus piernas. Lo escaneo lentamente con mis ojos... sus piernas, su pecho, su cuello... y esa carnosa boca es perfecta. Cuando mis ojos caen en los suyos curvea su sonrisa y puedo ver como el agua salpica en su piel...

Oh santo cielo... soy fuerte pero tampoco tonta entonces chupo mi labio.

—Quisiera ser esa boca... —Dice de forma inmediata. Ruedo mis ojos y me jala haciendo que ambos nos centremos debajo del agua. Enseguida todo sus hombros, bajo mis manos por su cuello y luego por su pecho.

—Predecible. Me decepcionas, Miller. —Levanto una ceja.

—¿Lo hago? ¿Quieres ver cómo no necesito la pastilla? —Suelto en risa y me aprieta como una serpiente.

—Que flojera. —Exhalo con tensión. Mi voz acciona pero mi cuerpo sede ante sus encantos.

—Eres una chica mala, amarga. Y yo un hombre muy necesitado de ti.

Mucha habla, poca toqueteada. Lo jalo del cuello hacia mi boca y empiezo a devorarlo con mi lengua. Sabe a menta cuando me choco con su aliento y pronto deseo solo ponerme encima. Entre abre mis piernas y me puntea de forma casi agotadora... Recorro su amplia espalda con mis manos y luego estrujo su trasero con fuerza. Es grande y fuerte... generoso...

—Me alocas con tu tóxico veneno. —Jala mi cabello hacia atrás y muerdo mis labios sonriendo—Me prendes, me excitas... —Pasa un dedo por mi zona íntima, entre mis piernas —...me vuelves un maldito arrastrado... —Pega sus labios y me mira intensamente. De pronto sus ojos oscurecen y su mandíbula se tensa— Pero hay una sola cosa que no aguanto... y es que me provoques con ese maldito viejo.

Suelta mi cuerpo de golpe y su furia se eleva. Lo ha estado guardando... puedo verlo. Parpadeo preguntándome si esto es cierto, veo cómo sale de la ducha y se enrolla una toalla en la cintura. No puedo creer que lo haya hecho... me ha rechazado. Accedí a tener sexo y no le ha importado.

Trago saliva, levando mi mentón y luego sale tirando la puerta. Mierda, está enojado... y no fue la broma, sino Brando.

Me giro intentando comprender lo sucedido. Estoy mojada, con la boca entre abierta y agarrando mi cabello. ¡Qué le pasa! Idiota. Es un idiota. Lo planeó desde el principio. Venir a seducirme para luego dejarme picada... no lo soporto.

Muevo mis manos rápidamente y termino de bañarme sin que me de cuenta. Mi pelo no es un problema, lo seco en un dos por tres y pronto me pongo encima una pijama. Camino en círculos por mi habitación sin saber qué más decir... Aún tengo su olor en mi piel, pero no debo preocuparme por eso.

Corazón de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora