25. Fantasmas que regresan

62.2K 4.8K 1.5K
                                    


"Hay heridas que en vez de abrirnos la piel, nos abren los ojos" - Pablo Neruda

Dulce

Tardo solo 5 minutos en cambiarme de ropa. Mi garganta quema de una forma inexplicable pero ahora no me pondré a pensar en eso, no hasta irme de este lugar y dejar todo atrás.

Con seguridad camino hacia la puerta principal sin verlo. Sé que él está mirándome pero no soy capaz de voltear... No quiero. No ahora. No así. Cuando por fin cierro la puerta me apresuro en llegar al piso 1 y llamar a Tomás para que venga a recogerme. Es temprano y lo último que quiero es ver a otra persona, solo a él. Pasan solo 10 minutos y puedo visualizar su taxi llegando de inmediato.

Lo necesito, quizá más de lo que creo.

— Dulce... — Sonríe y puedo ver sus sabias arrugas alinearse. Me toma dos segundos subir y pronto nos vamos sin rumbo. Él maneja y yo solo me dedico a ver las calles por la ventana sin emitir ningún tipo de emoción.

— ¿A dónde? — Pregunta por fin.

— No lo sé. — Respondo casi sin voz.

— Está bien. — Suspira y gira el auto. Creo que me conoce muy bien, así que no menciona nada más mientras nos acercamos a un lugar alejado. Estaciona el auto y solo toca mi hombro.

— Gracias. — Digo mirando hacia mis piernas.

— ¿Es Christopher, cierto? — Va directo a la herida y siento que voy a vomitar de la tensión que tengo encima.

— Siempre ha sido él.

— ¿Estuviste en su departamento? — Pregunta susurrando— ¿Qué sucedió?

— ¿Cómo sabe que es su departamento? — Me causa curiosidad, él exhala.

— Lo imagino, hija... ¿Qué sucedió?

— No lo sé a ciencia cierta — Levanto mis hombros— Creo que... estoy confundida, solo eso. —Mentalizo lo que acabo de decir y pienso en todo lo que he tenido que hacer por años para mecanizarme. Cierro mis ojos con tensión y solo suelto un suspiro...

— Estás cansada de luchar contigo misma. — Dice con verdad— Lo quieres más de lo que piensas.

Abro la boca dispuesta a decir que no pero es cierto...

— Sí... — Mi voz resuena con temblor y llevo las manos a mi rostro— Pero va a ser imposible.

— ¿Porque aún no confías en él? — Pregunta y con cada palabra siento un cuchillazo a mi corazón. Él es de ese tipo de personas que van directo a la herida sin dejar que vuelvan las mentiras.

— ¿Cómo confío en un hombre que me dejó?

— Quizá hayan... otros motivos, hija. — Habla como si fuera Dios y siento que me mareo con tantos pensamientos.

— Eso creo, pero no es capaz de decirlo. Le importa un bledo.

— Hija....

— ¡Lo dopé, Tomás! Busqué por todo su departamento y no encontré nada. Tenía esperanza... — Digo aún tensa— Siento que me esconde algo que debo saber, quizá es el motivo por el que me dejó, quiero tener una esperanza... — Digo y mi alma se arruga.

— ¿Le pediste explicaciones?

— Hoy me atreví, ¿Sabe?, lo encaré porque lo ví mal. Lloraba como enfermo en el suelo y me desperté por sus gritos. Sé que algo lo está matando... y aunque no lo crea intenté ayudarlo pero me pidió que me fuera. No se lo perdonaré de nuevo. — Espeto con rabia.

Corazón de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora