22. Peligro

69.9K 4.8K 1K
                                    


Uno de los sentimientos más hermosos del mundo es cuando abrazas a la persona que quieres y ella te abraza aún más fuerte.

Dulce

Mi cabeza empieza a pensar más de mil opciones y siento que mi pulso no deja de traicionarme. Tranquila Dulce... —Dice mi inteligencia— Quién se desespera pierde. Y es así. Por más que esté ansiosa no puedo demostrarlo, entonces cruzo mis brazos y tomo una posición neutral aunque por dentro esté tiritando.

—¿Puedes decirme qué mierda te sucede? ¿Y por qué está aquí ella? —Miro de reojo a Rita, quien ahora me mira de una manera distinta. No me importa.

—Déjanos solos. —Le dice Brando en un tono molesto, entonces tensa la mandíbula y se va.

—Quien demonios te crees para gritarme de esa manera. — Sueno indignada, estoy indignada.

—¿Quién es ese hombre? —Tira unas fotos en mi cuerpo de manera violento. Mi garganta se seca, pero no pierdo la paciencia. Me agacho tomando aquel retrato y puedo observar la imagen en sombra de dos amantes besándose. Joder. Es la captura de una de las cámaras manipuladas de forma sospechosa, estoy yo besándolo... pero no se ve mi rostro sino mi ropa.

Enseguida mi corazón se detiene y empiezo a sudar frío. Mierda, no... no, piensa. Levanto la otras fotos mientras me doy tiempo y en ninguna salen nuestros rostros pero si la ropa.

Maldita sea

—Estoy sumamente ofendida —Le digo con excelencia haciéndome la victima. Él no deja de acercase a mi, sus ojos destellan furia contenida, puedo notarlo.—Esta no soy yo. —Digo. ¿Me estas juzgando solo por la ropa?

Enseguida su rostro cambia, quizá a un nivel menor, pero aún sigue enojado. Lo conozco... es capaz de matarme con sus propias manos sino logro convencerlo.

—No puedo creerlo. —Hago mi drama exactamente como en las novelas, doy vueltas en círculo fingiendo furia y presiono mi nariz cuando no se da cuenta para parecer sollozando. Maldita sea, mil veces puta su madre.

—No soy idiota, Dulce. —Sigue mirándome con furia— Eres una maestra en el engaño, ¿Crees que no lo sé? Tengo un expediente completo de tí, cariño —Suena irónico— Suele conocer muy bien a las zorras con las que me voy a acostar.

Me quedo sin aliento, mi pulso no reacciona, pero voy a salir adelante. Tengo que hacerlo. Jadeo al sentir sus músculos tensos, ahora me aprisiona de una manera enferma hacia la mesa. No sé qué decir ni como actuar ¡Maldita sea! Estoy aterrada con su forma de mirarme, entonces lo veo... de lejos, está ahí. Él está ahí vigilandome. Christopher... es él, no se ha ido. Nos mira de una forma casi asesina y tiene en su mano un arma. Dios... ¡No! No puede arruinarlo, yo no puedo arruinarlo. He pasado por tanto... por tanto para llegar a donde estoy que no puedo permitirlo, no dejaré que todo mi esfuerzo se vaya a la mierda.

No lo hagas, Christopher —Digo en mi mente. Va a arruinarlo, estoy casi al borde del colapso.

  — Brando, cariño... — Sueno sutíl—  ¿Realmente discutimos por esto? — Mi corazón no deja de bombear con fuerza, me cuesta respirar—  Sabes perfectamente que soy solo tuya. Y si me has investigado puedes darte cuenta de algo muy importante: Jamás estaría con alguien inferior.

Sonríe irónico.

— Es cierto, no hay nadie mejor que yo, pero... — Toma su mano y toca mi pierna para luego subirla lentamente hasta mis caderas— No me has dado lo que quiero. — Siento asco cuando sus labios se acercan a los míos y tomo mi distancia al ver que Christopher entra en furia total. No puedo provocarlo, está tan celoso que no piensa en lo que hace, así que me alejo del rostro de Brando sonriendo, fingiendo, dramatizando.

Corazón de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora