53. Maldita sea

40.3K 3K 557
                                    


Mis bellas, perdón por la demora. Como saben, estoy subiendo esta historia en litnet. Las actualizaciones van primero allá. Únete a litnet.com y sigue mi perfil "Flor di Vento" busca Corazón de hielo allá, vota y apoya la historia a la par. Te lo agradecería mucho. Al final les dejo una captura de cómo hacerlo para quienes no saben. Disfruten la lectura. 🌷


"Así me gusta, tan jodidamente rebelde. De mente sucia y mirada inteligente"

Dulce

Sus ojos son una tormenta reprimida cuando me miran.

De un momento a otro todo el él cambia: Su voz, su expresión, hasta la posición de su cuerpo. Me evade y mis dudas aumentan, ¿Por qué tiene tanto odio? ¿Solo es por su madre? ¿Hay algo más que no sepa? Jadeo al verlo quemarse en su mismo infierno y por un momento siento pena pero también frustración al saber que no puedo ayudarlo. Dios, es un idiota pero lo quiero. Me fastidia verlo de esa manera y más saber que aún no confía en mí lo suficiente.

—Entonces no me dirás —afirmo enseguida con una tensión creciente en los ojos mientras lo veo inmutarse ante la presión que hago contra él. Respira, se toma su tiempo, entonces vuelve a mirarme:

—Lo odio con todas mis fuerzas —sus ojos están rojos—. Mató a mi madre, violó a niñas, maltrató a muchas personas y encima iba a casarse con mi esposa. —resopla aún con furia y no respondo ¿Qué voy a decirle? Tiene razón. Iba a casarse con su esposa.

—No sabía que aún estábamos casados, Christopher—me excuso de alguna forma, pensé que debía rehacer mi vida, no me iba a quedar llorando ¿o si?

—Jamás iba a soltarte. —responde de prisa— ¿Crees que hubiera podido?

—Pero sí me engañaste —cruzo mis brazos—. Te fue fácil falsificar documentos, inventar todo un drama, me sentí realmente humillada, quería liberarme de tu nombre, de tu maldito apellido y...

—Dulce... —me mira tenso—viví un infierno sin ti. Te veía a lo lejos mientras te destruías lentamente llamándome, escuché tu llanto en la sombra y no podía hablarte, tocarte, besarte.

—No sabía nada, Christopher. Yo no tengo la culpa —corto enseguida los recuerdos porque aún queman.

—Lo sé, Dulce. —se irrita—, pero todo esto ha sido horrible. Solo quiero a mi familia de vuelta. —confiesa muy cerca de mí.

—Con mentiras no podremos construir nada. —resoplo—. No quiero más mentiras, Christopher.

Mi voz es una suerte de advertencia, mis manos hacen puño al notar la tempestad que nace en sus ojos, pero retiene... solo retiene y no habla. Me cuesta entender que ese hombre, mi mayor debilidad, sea tan frágil y a la vez terco, tan tonto y a la vez egoísta, pero lo amo... así, con toda y su mierda. Nada me quita de la cabeza que hay algo más que no quiere decirme, algo que quizá va a hacerme enojar mucho, pero no puedo obligarlo a contarme.

—Dulce... no... no hay nada que debas saber a parte de lo que sabes. Nada que valga la pena.

—Júramelo. —me acerco a él cansada de todo.

—Dulce... —me mira rendido— Cielo... yo... —pega su mano a mi rostro con la respiración agitada.

—¡Desgraciado! —escuchamos una voz conocida que corta nuestra conversación. Joder, mierda, ruedo los ojos al descubrir que es mi madre.

—Mamá... —digo sin paciencia.

—Vete de aquí, ¿Qué no entiendes? Voy a denunciarte. —alza la voz como una placera y noto que Christopher empieza a alterarse.

Corazón de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora