14. Un sucio juego

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"Quisiera besarte hasta averiguar qué sabor tienen tus sueños"






Chris

Mi garganta resuena al ritmo de mi rostro... porque duele. Mi corazón palpita muy fuerte cada vez que veo el dolor en sus ojos porque yo soy el culpable.

Esto es demasiado...

La veo como un espejismo. Es una hermosa sirena a orillas de la playa, bajo la luna y nuestras 7 estrellas sufriendo.

Se carcome e intenta manejarlo, pero es en vano.

Su mirada excreta furia contenida, la misma que va hacia mi cuando me mira a los ojos. No sé qué me duele más... que sufra o que me odie de esa forma. Con suaves pasos me levanto con el corazón en la mano. Soy tan imperfecto... que a veces pienso que no la merezco. No ha sido mi intensión dañarla de esa manera, no cuando cuidé cada una de sus lagrimas en el pasado.

Mi pequeña bonita...

—Lo... siento tanto. —Aprieto mi diafragma para contenerme. Pero no dice nada. Mira mi rostro de manera casi aterradora.

Sufre. Y sigue temblando.

Sus manos son una mezcla de terremoto cuando se agitan. Y su piel solo deja salir resentimiento hacia mi.

Me lo merezco.

Lo hago por haberla hecho sentir el infierno de esa manera, pero no es tarde... no para hablar y contar lo que pueda.

—No. —Su voz resuena como una puerta que se cierra violentamente cuando intento acercarme. —No te perdono.

Entonces se transforma. Vuelve a ser la fiera de siempre. La expresión de miedo y dolor mutan para generar una frialdad que se acomoda a su cuerpo.

No hay emociones.... Ninguna.

Sostiene su mirada como si quisiera fusilarme y a la vez es cruel con la actitud hacia el momento. Da un paso hacia adelante y camina hasta la vereda sin decir más ni despedirse.

Se ha ido. ¿Y yo? Solo soy un tipo destruido. Pateo con fuerza la arena y me siento en la orilla sintiendo el agua tibia entre mis pies.

Eres un Imbecil, Christopher —Me digo a mi mismo. Realmente fue muy pronto... pero no pude aguantar más cuando vi sus ojos heridos. Todo es mi culpa. Solo mi culpa.

Bonita... Mi Bonita.

Escucho mi propia voz resonando en el silencio. Las olas no me ayudan, son suaves y calmadas... generando en mí vagos recuerdos. Esta noche, las estrellas, nuestra playa...

—¿Por qué eres tan cursi? ¿Quieres seducir a esta pollita para luego llevarla a la cama? —Sonrió libre y solo me dediqué a mirarla.

—Me eres inevitable, Bonita... Solo eso.

Acuné en sus mejillas mis dedos y luego pegué mis labios a los suyos como un nerd en su primer beso. Recuerdo no haber querido tocarla... porque me era difícil contenerme.

—Que feo besas —Separó sus labios de los míos— Como un bebé... Yo quiero un hombre. —Entonces volvimos a besarnos con furia y fuego. No pude contenerme.

—Dulce... —Jadee con desdén sintiendo como mi erección saltaba con un mínimo roce.

—Qué esperas... sácame lo virgencita. —Mordió mi cuello.

—No. le prometí a tu padre que te respetaría...

—Pero si yo quiero que me faltes al respeto... —Su risa fue muy contagiosa y pronto la vi sobre mí intentando torpemente de todo. Tomé sus manos y la acosté tras unas rocas.

Corazón de Hielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora