Capítulo 4: ¿Verdad o Atrevimiento?

1.5K 84 17
                                    

Delante de mí se alzaba un largo pasillo, inundado por la oscuridad de la noche. Mientras que lo recorría iba observando habitaciones desoladas, todas iguales con una cama junto al escritorio. Intentaba avanzar pero parecía que el pasillo era interminable, era como si no acabara nunca hasta que al final vislumbré un cuarto distinto a los demás. Me acerqué con cuidado, siendo consciente de que violaría la intimidad de quien residiera allí. Caminé dispuesta a saciar mi curiosidad, sin embargo, una puerta de hierro me lo impidió.

Estaba cerrada a cal y canto.

Gruñí con frustración, aquello solamente conseguía aumentar mi curiosidad.

Me apoyé sobre la puerta intentando organizar las ideas que viajaban por mi cabeza, tratando de convencerme de que lo único que hallaría a través de esa estúpida puerta sería una cama y un escritorio, nada raro ni peculiar.

«A otro perro con ese hueso», replicó mi subconsciente. «Nadie se toma tantas molestias en cerrar una simple habitación».

Exasperada comencé a morderme las uñas, un mal hábito que adquirí cuando era pequeña. Uno del que aún no había conseguido liberarme.

Respiré hondo cuando recordé la última conversación que tuve con Cam, él no podía saberlo, eso era imposible.

Las únicas conocedoras de la verdad éramos Vicky y yo.

Nadie más sabía lo que ocurrió aquella noche.

Aquel 29 de marzo.

Y así seguiría siendo.

De repente, pasados unos minutos se oyó un triste clic que consiguió captar mi más absoluta atención.

La puerta se abrió.

Como por arte de magia.

Entré con los nervios a flor de piel, los pelos de mi nuca se erizaron por instinto y entonces, esta se cerró con gran estruendo. Todo estaba oscuro, sumido en el más profundo silencio, salvo por una ventana que se hallaba entreabierta dejando entrar un viento fresco que consiguió que todo mi cuerpo temblara.

Me sentí como la protagonista de una película de terror.

Sobre todo, cuando descubrí que en el centro de la estancia había trazado un círculo de ceniza y alrededor de él se hallaban unos signos extraños escritos en una lengua antigua que no pude reconocer, pero eso no fue lo que me hizo soltar un chillido.

Dentro del círculo había un encapuchado.

Un encapuchado entonando un ritual.

«¡Quiero despertar!»

Su atuendo era intimidante, vestía de negro y llevaba unos guantes del mismo color, ninguna parte de su cuerpo quedaba al descubierto. Levantó el rostro en mi dirección observándome fijamente, tenía los labios cosidos y los ojos en blanco y habló, pero no como una persona normal, sino que su voz la oí en mi mente.

—Nada es lo que parece, Noah Styles. Todos y cada uno de tus secretos saldrán a la luz, y cuando lo hagan ya no habrá vuelta atrás, llegará el fin. —Su voz se desvaneció de mi mente, dejándome sin la oportunidad de replicar.

Sin embargo, eso no era lo que más me asustaba, lo que me intimidaba era que me conocía, sabía quién era, había pronunciado mi nombre mientras que yo no tenía ni la más remota idea de qué o de quién era ese ser cuyo rostro había sido tan cruelmente marcado.

Quise gritar, huir de allí, tenía miedo, ¿quién era ese hombre? ¿Cómo era que me conocía? ¿Qué narices pintaba esa figura en el suelo? ¿Y por qué sentía que estaba en peligro? Intenté gritar con todas mis fuerzas, pero algo no me dejaba, una fuerza invisible paralizaba mis cuerdas vocales.

Secretos EscondidosWhere stories live. Discover now