Capítulo 16: La Hoguera.

767 67 12
                                    

El viento gélido de la noche se colaba a través de mi ventana, podía escuchar el suave sonido de su voz danzando en mis oídos, susurrando palabras incomprensibles que me impedían conciliar el sueño. Traté de ignorarlo escondiendo mi cabeza bajo la almohada, procurando silenciar su incesante silbido. Sin embargo, los temblores que recorrían mi cuerpo hacían que cada vez fuera más difícil dormirme.

Agotada, me levanté de la cama y me apresuré a cerrar la ventana justo cuando un trozo de pergamino llegó hasta mis manos.

Lo desenrollé y mi cara adquirió un tono tan blanco como la cal.

Estás sola Noah, nadie podrá ayudarte.

El juego ha comenzado.

Atte: T.U.

Abrí de nuevo la ventana buscando a la persona que se escondía tras una nota, pero como era de esperar, no encontré a nadie.

La calle estaba completamente desolada.

Me envolví de nuevo entre las sábanas con los nervios a flor de piel y obligué a mi cuerpo a que se relajara, intentando convencerme de que aquello debía de ser un error.

Ese pergamino no podía ir dirigido a mí.

A pesar de que mi nombre apareciera escrito.

Con esos últimos pensamientos conseguí dormirme aunque la incertidumbre siguió presente en mi interior.

Con esos últimos pensamientos conseguí dormirme aunque la incertidumbre siguió presente en mi interior

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Si sigues así no llegaremos a tiempo. —Vicky no había hecho nada más que meterme prisa desde que me había encerrado en el baño.

Normalmente la que tardaba en arreglarse era ella no yo, pero por una vez en mi vida había decidido ponerme guapa para la ocasión.

Hoy era la hoguera, por fin.

La mañana había pasado como siempre, copiando los apuntes que dictaban en clase, durmiéndome cada cinco minutos y mirando el reloj esperando escuchar la campana que anunciara que era libre para marcharme. No había pegado ojo desde que había recibido ese pergamino y para empeorar las cosas, a Vicky no había podido contarle nada porque como bien decía la nota estaba yo sola en un "juego" que no sabía ni de qué trataba.

Una hoja con las instrucciones me habría venido de maravilla.

Eran las nueve de la noche y habíamos acordado con Christian que vendría a recogernos a las nueve y media.

¿Alguna idea sobre cómo parar el tiempo?

Iba a llegar tarde.

Después de muchos intentos fallidos y de innumerables quejas por parte de Vicky, había decidido que me pondría unos vaqueros negros a juego con un top también negro de palabra de honor, conjuntado con unas botas militares.

Secretos EscondidosWhere stories live. Discover now