Capítulo 19: Mi Bálsamo para las Heridas.

869 61 21
                                    

Todo estaba en una temible penumbra, no se oía ni un simple murmullo, ni siquiera un chasquido. El lugar en el que debía encontrarme tenía que estar desértico aunque no podía afirmarlo con seguridad, ya que no lograba divisar ni la más mínima silueta.

De repente, un halo de luz pareció iluminar un sendero que habría jurado que antes no estaba, decidí recorrerlo dejándome guiar por la curiosidad.

No sé cuánto tiempo estuve caminando hasta que conseguí ver el final del camino. Ya no quedaba ni rastro de oscuridad, solo la luz que me daba la bienvenida con todo su esplendor.

Una sombra apareció de la nada y comenzó a dar pasos hacia mí, su figura se veía borrosa hasta que poco a poco la imagen de aquella persona se fue aclarando.

Se trataba de mi madre.

Avancé hacia ella hasta que una especie de velo transparente me impidió continuar.

¡Mamá! chillé tratando de captar su atención, no obtuve respuesta. Tal vez era porque no sabía que estaba allí o simplemente porque no me escuchaba—. ¡Mamá! —Esta vez grité desesperada porque me escuchara, obtuve la misma reacción de antes—. ¡Mamá! ¡Estoy aquí! ¡Mamá! aporreé con fuerza la capa que me impedía estar a su lado mientras que un montón de lágrimas descendían por mis mejillas—. ¡Mamá, háblame por favor! sollocé.

Pareció como si al fin oyera mi voz, porque sus ojos se posaron en los míos y acto seguido negó con la cabeza.

Aún no ha llegado tu hora. —Su susurro sonó lejano en mis oídos, la oscuridad estaba volviendo a invadir mi mente pero no le dejaría, resistiría.

En el fondo sabía que no podía hacer nada, lo único que percibí antes de que las sombras me atraparan por completo fue como los labios de la madre que perdí a tan temprana edad se movían formando un dulce "te quiero".

En el fondo sabía que no podía hacer nada, lo único que percibí antes de que las sombras me atraparan por completo fue como los labios de la madre que perdí a tan temprana edad se movían formando un dulce "te quiero"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Mamá! —me desperté gritando con la respiración acelerada, mi corazón latía a un ritmo desenfrenado como si me hubiera pasado las últimas horas corriendo, respiré hondo tratando de calmarme.

—Creí que nunca despertarías. —Cam se hallaba al otro lado de la cama y me observaba con preocupación—. ¿Estás bien?

Negué con la cabeza y no noté que estaba llorando hasta que sentí el sabor de la sal en mis labios.

—Tranquila —susurró apoyando sus manos en mis hombros—. Ya estás curada, ¿lo ves? —Rozó el vendaje que ahora cubría mi herida con uno de sus dedos—. Tranquila —repitió.

Hice el esfuerzo de parar de llorar y por suerte lo conseguí, mis ojos se desviaron hacia mi cuerpo y lo que descubrí me dejó estupefacta.

Mis prendas no estaban donde deberían estar. Se encontraban apiladas en una esquina de la cama, ¿cómo habían acabado allí? No me las había quitado en ningún momento.

Secretos EscondidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora