Capítulo 23: La Carrera.

641 57 8
                                    

Estaba todo listo, solo quedaba que por el megáfono gritaran los nombres de los corredores, me dirigía hacia mi moto cuando Vicky se me cruzó.

—¿Cómo narices has conseguido que te dejen correr? —me preguntó, sonreí con malicia—. No, no te habrás acostado con él ¿verdad?

—No hace falta llegar tan lejos, tengo unas cuantas armas de mujer que estaré dispuesta a utilizar en los momentos más... adecuados.

—¿Estás segura de esto?

—Completamente. Por cierto, si te preguntan quién es la chica de la moto, soy Evelyn. —La verdad es que había sido el primer nombre que había rondado por mi cabeza cuando me preguntó cómo me llamaba.

—Mucha suerte y recuerda, estas carreras son ilegales, si viene la policía huye y si ves que te vas a matar... —me agarró de las dos manos—. Sal de la carrera, abandona, aunque vayas a perder, por favor.

—Estaré bien —insistí.

Adrick, quien haría las presentaciones, se aclaró la garganta y comenzó a hablar por el megáfono:

—¡Bienvenidos a otra de nuestras carreras! ¡Ha habido un cambio de última hora, en vez de tres corredores habrá cuatro! ¡Hagan sus apuestas!

Sonreí, esto iba a ser divertido.

—¡Con todos ustedes... Finn! —Apareció en mi campo de visión un chico rubio, iba solo en la moto sin acompañante—. ¡Dylan! —Sí, el que trató de abusar de Vicky y de mí, a ver si con suerte se caía en una curva. Llevaba de acompañante a una joven que no conocía, sentí pena por ella—. ¡Cam! —Un montón de chicas empezaron a gritar como locas, fue acompañado de Jessica. La bilis subió por mi garganta. Me coloqué el casco preparada para avanzar aunque de nunca me habían gustado pero me aguanté—. ¡Y por último con todos ustedes, nada más ni nada menos, Evelyn! —Me dirigí hacia mi moto con una sonrisa de suficiencia en mi cara y en todo el camino noté la mirada de Cam clavada en mi nuca. Adrick me guiñó un ojo al pasar por su lado, gesto que no pasó desapercibido ya que el chico de mirada azabache que tenía al lado y que me tiraba dagas por los ojos apretó la mandíbula—. ¡Hagan sus apuestas!

—¿Qué coño haces aquí? —me preguntó, estaba de muy buen humor por lo que veía, sonreí, me gustaba verlo enfadado.

—Correr la carrera ¿no te parece?

No le dio tiempo a responder porque enseguida sonó el silbato que anunciaba que la carrera había comenzado, arranqué tal y como me había enseñado mi padre, subí la velocidad y en pocos segundos ya me encontraba a la misma altura que los demás motoristas. Dylan iba en cabeza al lado de Finn mientras que Cam iba un poco más atrás, llegué junto a él. Daría todo el dinero que tenía en mi hucha por fotografiar la mirada asesina que me dirigió.

—Hola Evelyn —me saludó Dylan pronunciando lentamente mi nombre, supongo que me vio desde el retrovisor—. No sabía que te gustaban las motos, si lo hubiera sabido, te habría llevado de acompañante.

—Qué pena, yo también estaba deseando montar contigo —repliqué con ironía apretando el acelerador.

—Dime, ¿cómo has conseguido que te deje correr? ¿Te has acostado con él? Me han dicho que siente debilidad por las pelirrojas. —soltó una carcajada—. Como yo.

—Tal vez.

Los nudillos de Cam se volvieron blancos de tanto apretar el manillar.

—Baja de la puta moto —me ordenó.

—No quiero —respondí cortante.

Conducíamos por una carretera en la que pasaban un montón de coches que nos pitaban por el exceso de velocidad, tuvimos que girar con lo cual la reduje un poco por precaución y di gracias a Dios de haberlo hecho porque de no haber sido así un coche me hubiera llevado por delante.

Secretos EscondidosWhere stories live. Discover now