»37. Hay que sanarnos«

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Agustín.

Las esposas raspan un poco mis muñecas cuando el policía me las coloca.

-A ver si así no vuelves a causar esos problemas, muchacho. -Ruedo los ojos.

-Suélteme y vamos a comprobarlo. -Le espeto, y muevo un poco mis manos.

-Más te vale estar en silencio, ya sabes. Tienes derecho a guardar silencio. -Imbécil.

Llegamos a la estación de policías y me otorgan el teléfono para llamar a alguien que venga en mi defensa y traiga dinero consigo para pagar la cuota de salida, si es que el idiota de López no pone cargos en mi contra, claro. Llamo el numero que conozco desde hace mucho tiempo y al quinto timbre, cuando estoy a punto de colgar, contesta.

- ¿Bueno? -Su voz suena bastante confundida. -¿Quién es?

-Necesito de tu ayuda, Male. Estoy hablándote desde el teléfono de la policía.

-¿Agustín? Dios mío, ¿cómo qué estás desde un teléfono de la policía? ¿Qué has hecho, ahora?

Su voz suena dulce, sé que recuerda algunos momentos entre ambos. Me río.

-Bueno, he golpeado el culo de alguien y aquí estoy.

-Tú no cambias, Bernasconi. -Se ríe y no puedo evitar sonreír. - ¿Ya has llamado a los chicos? ¿A Carolina?

-No me hables de ella en este instante, Malena, ella decidió quedarse con el imbécil. Y tampoco he hablado con los chicos, quiero que vengas tú a ayudarme, por favor.

No quiero pensar en Carolina, solo en pensar como me ha dejado en esto solo, después de que se beso con Jorge cuando apenas volvía a creer en ella, me daña. Quiero largarme a alguna cantina y vaciar mis penas allá. Aparte de que quiero golpearle aún más a Jorge López.

-Lo entiendo, voy para allá, pero llamaré a los chicos también. -Suspiro.

-Vale. -Ella se despide y yo cuelgo.

Él jodido policía me lleva a una celda y en la puerta de rejas, me quita las esposas, sin importarle el daño físico por supuesto.

-Vas a estar aquí hasta que el chico que golpeaste decida si presenta cargos contra ti o no. A ver si así eres un poco más de considerado. -Me empuja al diminuto cuarto y cierra la reja.

Sin esperar más, me siento en el suelo y me recargo en la pared.

La imagen de Carolina y Jorge besándose, se clava como una estaca en mi pecho.

¿Por qué me hace esto? ¿Por qué? Sinceramente no comprendo porque me hace sufrir de esta manera, no entiendo porque me lastima tanto. Quería pensar que ella no sentía nada por Jorge, que ella no sintió nada con ese beso pues no parecía devolverle el beso ni mucho menos querer hacerlo, pero tampoco pensaba alejarse. Y me di cuenta de que sintió algo cuando lo eligió a él. Cuando me dejó a mí. Aprieto mis puños y me levanto de golpe de nuevo. Quiero dejar de pensarlo, quiero dejar de verlos en mi cabeza.

Entre intentos, se pasa el tiempo, hasta que llega el mismo oficial y me avisa que ya llegaron a los que yo llamé.
Y para mi sorpresa, no solo están Malena, Julián y Mike. Sino Valentina y Oriana también.

-¡Agustín! ¿Cómo estás? -Malena corre hacia mí y me abraza.

-Si, solo quiero largarme. -Le sonrío agradecido y ella me devuelve el gesto.

-Pues hay que esperar a que avisen si van a haber cargos contra ti. -Me aclara Mike. Bufo.

-Vale, pues creo que debo esperar.

-O llamar a Carolina. Malena nos contó que se quedó con... él. -Sugirió Valentina. Todos giramos a verla, pero nadie dijo nada. Puedo jurar que el ambiente se había tornado incómodo y tenso.

El sonido del celular de Mike sonó aliviando un poco la tensión, aunque con una mirada supimos quién era.

-Adelante, contesta. -Le pedí. Él asintió y deslizó el dedo por su pantalla.

-¿Va a poner cargos? -Los demás guardamos silencio. Por lo menos no se anduvo con rodeos.
Esperando algunos segundos, ella contesta.

Mike resopla. -Si, Carolina. -Escuchar su nombre es como una daga al corazón. Mike continúa hablando.

Le cuelga y luego de algunos 10 minutos más, vuelven a meterme a la celda. En tan sólo otros 20 minutos, escuchó su voz llamarme. Me tenso.

-Agustín...

¿Qué hace aquí ella? ¿Para qué vino? ¿Por qué me hace esto?

Me levanto de golpe y me acerco un poco.- ¿Qué haces tú aquí?

Sus finos labios se entreabren y su mirada se vuelve triste.

-Lo siento, yo solo... -Comienza con la cabeza cabizbaja.

-¿Por qué? -La interrumpo y levanta sus ojos hacia los míos.- ¿Por qué me hiciste eso? No sabes el dolor que me causaste al elegirlo a él, Carolina. Y no solo eso, sino que cuando más te necesito te besas con él. ¿Por qué me vuelves a lastimar?

-Yo no quise besarlo, Agustín. -Murmura y se pega a la celda para alcanzar mi rostro con su mano y acariciarlo, pero me alejó. Veo como ese gesto la lastima.- Él me confesó que estaba enamorado de mí y me besó. -Ruedo los ojos.- Si, no me alejé. Pero porque estaba en shock, me quedé muy sorprendida. No volvería a hacer algo que te alejara de mí, no de nuevo. Tienes que creerme.

-¿Entonces por qué me dejaste? -Ella cierra los ojos y suspira, mirando hacia los lados.

-Ya vuelvo. -Susurra antes de irse en dirección a la puerta. Con el corazón desbocado me acerco rápidamente hacia las rejas, en un minuto, ella vuelve a aparecer. Con un oficial.

Me alejo un poco y veo como el oficial abre la puerta de aquella celda. Carolina entra y le agradece. El oficial le da solo 10 minutos y vuelve a salir, dejándonos solos.
Ninguno se mueve ni habla, ella me mira a los ojos y lentamente da pasos hacia mi cuerpo inmóvil. Cuando se encuentra a unos centímetros míos, se lanza y esconde su cabeza en mi cuello. Su acción me sorprende y me emociona al instante, pero no le devuelvo el abrazo, no hasta que me de una respuesta. Al darse cuenta de lo que en silencio pido, se aleja de mí y posa sus manos en mi pecho.

-Estaba preocupada porque algo malo le hubiese pasado a él. Lo golpeaste brutalmente y temía que lo hubieras herido de manera muy grave, metiéndote en la cárcel por completo. Sé que no es lo que querías oír. Jorge no lo merecía, pero sabía que tú estarías bien... Perdóname, por favor.

Sus manos acarician mis mejillas y su frente se pone contra la mía, cierro los ojos y sin esperarlo, aplasto mis labios contra los de ella en un beso necesitado y suave. A falta de aire, nos separamos y murmuro las siguientes palabras que sé, que, tanto a ella como a mí, nos van a partir el corazón.

-Necesito tiempo, Carolina. No me refiero de un día o de una semana. Necesito más para quitarme esta desconfianza y miedo de que me vuelvas a lastimar, a mentir o a ocultar algo... -Ella niega e intenta hablar, pero no se lo permito.- Necesitamos sanarnos, mi niña. Separados. Te amo, pero lo necesito. Voy a estar bien. Por favor, vete ahora.



¡Holaaa de nuevooo! 💛

Sí, me desaparecí casi dos semanas, pero esque tenía mucha tarea y aparte estuve trabajando. Lo sientoo, estuve muy cansada😭💔. Las amo muchooo aún así.💛💛

Pls no me odien bbs.💔

-Anhel.🌻

Lina • Aguslina.Where stories live. Discover now