»41. Sentimiento mutuo«

2.8K 170 28
                                    

Agustín.

Mi boca devora la suya con pasión e intensidad, haciendo que suelte gemidos ahogados. Mis manos sujetan su cadera y la pegan a mí, para que me sienta. Sus manos se han colado bajo mi camiseta y las pasa descaradamente por todo mi torso. Quiero sienta lo mucho que su pequeña figura, detalladas curvas, senos no tan grande ni pequeños, su precioso trasero redondo; me ponen. Eso la hace jadear, abandono su boca y comienzo a dar pequeños besos húmedos por todo su cuello hasta llegar a su clavícula.

Mis traviesas manos, viajan hacia su espalda hasta alcanzar el cierre de el vestido que se amolda a su perfecto cuerpo. Sus manos levantan mi camiseta, hasta quitarla. Me separo un poco de ella al cumplir aquel cometido y poso mis ojos en los de ella. Tiene las pupilas dilatas y me mira intensamente.

Su mano derecha se estira hasta tocar mi rostro. Acaricia mi mejilla, mis labios -que besan su dedo, haciéndola entreabrir los labios-, mi cuello, mi pecho y mi estómago. Sim embargo, cuando pienso que va a parar, su mano llega a la cinturilla de mi pantalón para acercarme a su figura que sigue puesta en el peinador. Nuestros alientos chocan cuando me pega por completo a ella, sin retirar la mano de mi pantalón.

-Te deseo, Bernasconi. -Me provoca. Me enciende haciendo que emita un jadeo al escucharla y verla tan... tan sensual.

Sus labios comienzan a torturar mi cuello y pecho con unos húmedos besos. Chupando a su paso, asegurándose de dejar un chupetón en él. Nunca me han molestado y menos con ella. Con mi Kopelioff.

Mis manos continúan su plan y desabrochan el vestido ajustado; dejándome ver su tersa y blanca piel a través del espejo.

-No portas sujetador. -Gimo.

Su mano que se había mantenido quieta en mi cinturilla desabrocha con habilidad mi pantalón y llega hasta mi punto más sensible en estos momentos. Me aprieta y acaricia con un torturoso vaivén de arriba abajo. Dejo caer mi cabeza en su hombro y me permito disfrutar.

-¿Te gusta? -Susurra en mi oído, consciente del efecto que tiene en mí. Asiento frenéticamente.

-Si, cariño... Por favor, no pares. -Comienza a acelerar y en unos minutos luego, me permito llegar al clímax.

Levanto mi cabeza de su hombro y la miro con deseo y anhelo.

-Fue increíble... -Sus mejillas se tornan rosadas y la abrazo por la cintura, coloca sus delgadas manos en mis brazos. -Pero aún no termino contigo, preciosa.

Sus ojos me miran impacientes y la beso de manera salvaje. Nuestras lenguas se enredan y la bajo del peinador. El vestido se arremolina en el suelo. Me alejo de ella quien aún no se ha percatado de que su cuerpo desnudo, cubierto solo por una pequeña braga del mismo color que el vestido. Cuando sus ojos se abren y se dan cuenta mi mirada insistente y descarada pasea por su cuerpo una y otra vez. Trata de cubrirse con sus delgadas manos.

Me acerco y las alejo con cierta molestia.

-No lo hagas, Carolina. -Escupo. Sus preciosos ojos verdes me miran con vergüenza.- No cubras tu maravilloso cuerpo, tú no.

-Nunca me había visto tan... así. -Murmura. Sonrío y la acerco a mí.

-Quiero admirarte, quiero recordarte por siempre. Quiero amarte por completo. -Me mira embelesada.

La cargo y le deposito en el sillón que se encuentra en su camerino, después le pongo el seguro a la puerta.

-Agustín, quiero que me hagas el amor, por favor. -Susurra con cierta timidez.

Me doy la vuelta sonriente y me acerco a paso lento a donde su cuerpo se encuentra recostado, esperándome.

-Es lo que pienso hacer, preciosa. -Susurro ronco.

Me despojo de lo que me queda de ropa, siendo consciente de la mirada de fascinación de Carolina hacia mi cuerpo. Sin perderse ningún detalle.

-Tan guapo... -Susurra para ella misma.

Me acerco a ella y me la levanto para que quede ahorcajadas de mí, mientras yo me acuesto.
Gime al notar la fricción entre nuestras partes intimas y ella baja su boca para besar la mía.

-Móntame, preciosa. -Susurro entre sus besos. Ella se aleja un poco y me mira a los ojos.

-No sé como... -La interrumpo besándole de nuevo con cariño. Me encanta que a la vez sea tan tímida.

-Vamos a retirar esto... -Murmuro rompiendo sus bragas y tirándolas por el suelo.- No tenemos mucho espacio, mi niña, así que será un poco rápido.

Sus ojos se abren con asombro, levanto su cuerpo y me coloco en su entrada. Ella desciende lentamente y ambos soltamos un gemido por la sensación.

-Solo muévete, preciosa. -Carolina siente y comienza moverse.

Lo hace lentamente con miedo a equivocarse, me incorporo para juntar nuestros labios y darle más seguridad. Mis manos se juntan en su espalda y es de esa manera, como me doy cuenta de que Carolina Kopelioff es el amor de mi vida. De que siempre la voy a amar y a elegir a ella sobre todas las personas que hay en el mundo.

Una idea alocada cruza por mi cabeza para unirla a mí para siempre, y sé que nunca me voy a arrepentir.

-Agustín... -Gime en mi oído al sentirse llegar.

-Hazlo, preciosa... -Susurro entre dientes. Su cuerpo convulsiona y luego de unos segundos el mío.

Me dejo caer en el sillón y su cuerpo sudoroso me acompaña. Ambos jadeamos. Sin embargo, me doy cuenta de que no utilice protección y que por ello la sensación y el orgasmo, fue muchísimo mejor que otras veces.

-Mierda.

Alejo el cuerpo de Carolina del mío y la pongo con cuidado a mi lado. Su cara se torna en confusión y preocupación.

-¿Qué sucede? -Pregunta asustada- ¿Lo hice mal?

Suelto una risita socarrona y cojo su cara entre mis manos.

-¿Tengo cara de que no lo pasé bien? -Antes de que conteste la interrumpo con un beso fugaz.- Lo hiciste de maravilla, cariño. Me tienes comiendo de tu mano.

Ella me muestra la hilera de sus prefectos dientes blancos y me abraza.

-Lo que me preocupa, mi amor. -Me alejo para verle a los ojos.- Es que no usé protección.

Su sonrisa se desvanece y me mira con temor.

-Yo no he empezado a tomar nada... ¡Agus! ¡No puedo quedar embarazada aún! -Se altera y me abrazo.

-Eso no va a pasar, cariño. ¿Estás en tus días fértiles?

Su cara se vuelve roja como un tomate y niega.

-No... No sé. -Murmura agobiada.

-Hey... -Beso su frente.- Yo voy a estar contigo si algo llega a pasar, Caro, está vez no pienso abandonarte.

-¿Vuelves para quedarte conmigo? -Pregunta cautelosa.

-Por supuesto, mi amor. -Ella me abraza fuertemente y nos quedamos así un rato, disfrutando de nuestros sentimientos mutuos y nuestros cuerpos.

♥♥♥

- Anhel.🌻

Lina • Aguslina.Where stories live. Discover now