《Daddy's Pray》KOOKV ~ CORRIGIENDO.~

Treinta y ocho.

PD: Disfruten♥ (Información del grupo abajo)

Arrastraba sus pies por las iluminadas calles, detallando cada acción de cada persona.

Como aquel niño, quien jalaba insistentemente el borde de la camisa de su madre para que esta le comprara un dulce.

O aquel hombre, quien sentado en una banca, esperaba pacientemente algo.

O alguien.

¿Esperaba algo o alguien él también?

La respuesta es: Sí, y en realidad, iba en camino a ese algo-Alguien.

"Debemos planear lo de la boda" La voz de la chica sonaba en su mente, entrando hasta lo más recóndito de sus sentidos, haciendo que su estómago se contrajera y sintiera Muchas ganas de vomitar.

¿Qué estaba haciendo?

¿Estaba bien? ¿Estaba mal?

E incluso, por primera vez en días, tomó el valor de verse a los ojos en su interior y cuestionar; "Realmente, ¿Cómo me siento?"

Porque la verdad es que sentía que su torbellino de emociones le asfixiaba, tomándolo del cuello con fuerza. Sin darse cuenta sus pulmones exigían botar el aire acumulado. ¿En qué momento había inhalado tan hondo? Suspiró, dejándolo salir.

Detalló los brillantes cristales de las tiendas, las vitrinas, los clientes, las personas.

Su reflejo.

¿Por qué era tan difícil verse?

Apartó la mirada, incómodo. ¿En qué momento le habían salido esas pequeñas bolsas bajo los ojos?

Suspiró y continuó con su camino.

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Bebía una cálida taza de chocolate, no era fan del café, sin contar que este no lo ayudaba a dormir.

¿Dónde se encontraba?

Revolvió sus castaños cabellos, cerrando sus ojos.

Estaba en el balcón, disfrutando las luces de la ciudad, visualizando las brillantes calles.

¿Podrían estas llegar a brillar tanto como sus ojos?

No, no lo veía posible.

Sonrió, ¿Por qué estaba en su mente la mayor parte del día?

"Estás enamorado", Susurró su corazón.

"Debes tener cuidado", Acotó a la vez su cerebro.

"Váyanse a la mierda ambos", Respondió en su mente, riendo a sus adentros al pensar en lo infantil que era.

Cerró sus ojos, dejando que el vapor de la taza golpeara contra su barbilla.

Él era simplemente perfecto. Así, en la forma en que sus ojos brillaban al hablar de música, o cuando sonreía tan peculiar. Estaba enamorado, de la manera en que le hacía querer quedarse en casa a ver una novela a su lado.

Le fascinaba la forma en que podía calar en su interior, como si lo examinara, como si conociera cada parte de él.

Era misterioso. Era un misterio la forma en que lo amaba, así, en un susurro, con cuidado y delicadeza, como si su amor fuera el mismísimo pétalo de una flor. Como cuidar algo que amas. Así lo amaba, con paciencia, con dulzura y con locura.

Incluso sentía que podía lastimarlo, y seguiría volviendo a él una y otra vez. Porque no importaba cuánto lo pensara, no podía verse tomando la mano de alguien más, besando a alguien que no fuera él. Amando a alguien más.