《Daddy's Pray》KOOKV ~ CORRIGIENDO.~

Cincuenta y tres

PD: Disfruten 7u7 <3

Estaba nervioso, tan nervioso.

Jugaba con sus manos, observándolas fijamente, mientras mordía su labio con nervios.

Escuchó la puerta ser destrabada, tensando sus hombros y encogiéndose en su sitio al ver cómo era abierta.

Un lindo chico de piel pálida y cabello blanquecino-Debido a la caída del tinte azul- Entró al departamento, cerrando la puerta tras sí.

-Bienvenido, Yonnie Hyung.- Se crispó al escuchar la voz de su amado, girándose rápido para encontrarse con este, dejando caer al instante las bolsas que llevaba en sus manos.

¿Ese era Jimin... Con un traje de colegiala?

No sabía cómo sentirse al respecto, no es como si nunca hubiese fantaseado con encontrarse a su lindo Jiminnie en trajes que hicieran a su miembro explotar de felicidad, pero ahora que pasaba, no sabía con exactitud qué le iba a explotar.

Jimin le miró confundido, ¿No había dicho Taehyung que apenas lo viera iba a correr a él como un niño hacia un dulce?.

-¿Y-Yonnie Hyung?

El mencionado se acercó con lentitud hacia el rubio, levantando su mano para acariciar sus suaves cabellos.

-¿Puedo saber a qué viene esto?

Jimin se sintió fatal, el riguroso plan de Taehyung no había funcionado.

Pero claro, cómo iban a comparar a Jungkook con el reservado y amargado Min Yoongi, era obvio que Jungkook, con sus hormonas vueltas locas corriera a arrancarle el traje al pobre Taehyung, mientras Yoongi le veía con confusión.

-Taehyung... Bueno, la verdad pensé que... Te gustaría, ya sabes... Verme así.- El tono de voz del joven Park fue disminuyendo, hasta salir casi como un susurro al final de la oración.

Yoongi notó esto, alzando el rostro del lindo chico con sus manos, detallando sus perfectas facciones, desde sus pequeños y brillantes ojos hasta su empinada y perfecta barbilla, la cual parecía estar ella para encajar en la curvatura de su mano.

-Luces precioso Jimin, no me malentiendas.- Yoongi besó su frente, dejando sus labios posados allí por unos cuantos segundos.- Sólo que... Nunca pensé que esto pasaría en otro sitio que no fuera en, bueno ya abes, mis fantasías oscuras...- Susurró con una pequeña sonrisa, ganándose un jadeo por parte del rubio.

Sus miradas se conectaron unos cuantos segundos, para pasar a examinar cada partícula de sus rostros, cada pequeña facción, incluso cada poro, cada detalle, cada relieve.

Todo del uno era perfecto para el otro, y por eso eran tal para cual, hecho a la medida del contrario, diseñado para él y sólo para él.

Porque nadie más podía poseer su cuerpo como él lo hacía, ni nadie podía cuidar su corazón, hasta sentir cómo se derretía como él lo conseguía. No había manera de describirlo, era un sentimiento extraño, que rozaba el amor, como cuando no quieres sumergirte por completo al agua pero sumerges tus pies, jugando con ella. Así era, sabían que se amaban, rosaban el amor cada día, sin embargo, fingían no saberlo, como si jugaran a ser desconocidos que se atraían por simple lógica, como si en verdad hubiera tal hilo del destino que los mantenía unidos a pesar de todo.