Cincuenta y seis.

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PD: Disfruten <3


Estaba nervioso.

Mordía sus dedos, en momentos soltaba pequeños quejidos debido a la presión con la que lo hacía.


"Maldita ansiedad", Pensó, revolviendo sus cabellos hacia atrás con su mano libre.


Lo había visto, había visto al amor de su vida, y se había ido tan rápido como vino, pero se sentía feliz, triste, enojado. Era algo agridulce, pero lo agridulce siempre es delicioso.


Se cuestionó mil veces su decisión, con excusas tontas y lastimeras.


No podía definir lo rápido que latía su corazón en ese instante, ¿Mil por segundo? Quizás más, debía hacerse un examen, no era normal que alguien acelerara su corazón de aquella forma.


Nuevamente peinó su cabello hacia atrás, mordiendo su labio nervioso.


¿Sí debería...

Debía, debía hacerlo.


Como si sus suplicas fueran escuchadas, luego de aquel tormentoso y chillón sonido, el cual se repitió dos veces, aquel objeto pálido se movió, haciendo que su lengua se enredara, volviéndose torpe, su piel se volviera pálida y casi muerta, tan fría.


¿Qué estaba pasando?


Aquellos ojos, los cuales juraba nunca volver a ver, aparecieron frente a él, viéndole con asombro.


-B-Buenas tardes.- Luchó por conseguir su voz, intentando ver algo más que el suelo, y aquellas varoniles pantuflas de oso.- Yo... Bueno... Traje su orden de panecillos.


Aquel chico de tez pálida, a quien amaba, a quien amó, y aún revolvía sus emociones, ocultó una sonrisa, sonrojando sus mejillas, haciendo sus piernas mantequilla, al punto que tuvo que sostenerse del marco para no caer.


-Ya veo... Pero, señor repartidor, yo no he ordenado panecillos.


Lo siguiente marcaría un punto, una pauta que le diría si debía quedarse o correr como si aquel chico frente a él no lo estuviese destruyendo y volviendo a construir en fracción de segundos, tan fugaces.


-Ya veo.- Respondió en voz baja, quiso abofetearse cuando escuchó su tono de voz, casi similar a un graznido.- Entonces tal vez su... Quizás fue su mujer quien los ordenó.


Se quedó helado, esperando la respuesta definitiva, la señal de irse corriendo de allí, y nunca volver, sólo desaparecer a lo más lejos junto con su vergüenza.


Por alguna razón, el piso nunca había sido tan digno de admirar.


-¿Mi mujer? Creo que está equivocado. Hace un tiempo me divorcié de ella.- Y por primera vez desde que inició aquella conversación, Taehyung le miró a los ojos, con los labios entre abiertos, denotando sorpresa.

《Daddy's Pray》KOOKV ~ CORRIGIENDO.~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora