Capítulo 30 || LOCURA ||

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La habitación solitaria hace de un ambiente triste y sin vida, sus ojos observan con desdén a las personas que camina en direcciones contrarias frente a su casa, la lluvia ahora es sólo una pequeña brisa fría.
Observando como dos gotas de agua caen al mismo tiempo, recorriendo su ventana con rapidez, como una pequeña carrera entre ellas.
El sonido de la puerta hace que su atención se pierda de aquellas gotas, mirando a los tres chicos ahora postrados ante su mirada, las bolsas de aquel papel verde de valor, es lanzado a sus pies - Aquí está el dinero que se robo en los bancos - el líder decide hablar, el temor y el sudor es llamativo ante Catherine, quien no deja de observar a cada uno llevando sus labios la copa de vino tinto.
- Es sorprendente, me siento orgullosa a decir verdad pero no me siento satisfecha ante su trabajo - dice tranquila, dejando su copa tomando su arma disparando sin alma alguna a uno de ellos, la sangre empieza a brotar de aquel cuerpo ya sin vida, uno de los chicos toma con fuerza al líder - Me gusta que me den cuantas claras, nadie me juega sucio y mucho menos me roba - disparando directo a su cabeza, volando sus sesos por la habitación guarda nuevamente su arma.

- Ya sabes que cantidad tomar, recuerda que esa lealtad que me acabas de ofrecer, ya me pertenece si no es así, terminarás peor que ellos, largo y llama a alguien que limpie este desastre - el joven se marcha sin decir nada, sus huesos parecen ser gelatina ante tales actos que acaba de ver "Es un demonio" se repite en su cabeza, mientras camina por uno de los lúgubres pasillos de la casa de su jefa.

Saliendo de la habitación, toma de un jalón un trago de la botella, tambaleando su cuerpo de un lado a otro ríe sin gracia «patética» «Idiota» «débil» las voces le recalcan a cada segundo, repitiendo y volviendo una y otra vez a su cabeza - silencio - dice a la nada, bebiendo nuevamente un trago de la botella de licor «Debilidad es lo único que representas» «Catherine» «Demuéstralo» «Catherine» «Recuerda que sangre corre por tus venas» «Debilidad es lo único que representas» «Demuestralo» las voces suenan en todo momento, sus puños se cierran con fuerza, al igual que su quijada - ¡SILENCIO! ¡CALLATE! ¡CALLATE! - lanzando con fuerza el licor, este se hace pedazos ante impactar en una pared, sus manos recaen en su cabeza golpeando una y otra vez - ¡LARGO DE MI CABEZA! ¡VETE! ¡LARGO MALDICIÓN! - gritando con desesperación, jalando su cabello con fuerza, encajando sus uñas en el cuero cabelludo, haciéndolo sangrar nuevamente.

- Largo por favor - dice en las bruces de los pasillos, invadida nuevamente por sus demonios.
Rodeada de cuatro paredes, que hace que sus recuerdos salgan a flor de piel «¿Como llegaste a esto?» la voz de su padre se hace presente, volviendo a su cabeza como el demonio más potente - No lo se, dime tu, tu me hiciste así - dice caminando cual alma sin rumbo por el pasillo, pasando su lengua por sus labios humedeciendo estos «Yo no te eduque así» su sombra se hace lúgubre ante la mirada de su hija menor, con un traje tan pulcro como los que solía tener, apretando sus dientes con fuerza lo mira con enojo y resentimiento - ¡Te equivocas! ¡Fuiste tu! ¡Tu me volviste en este mounstro! En este demonio...- dice golpeando la pared, ya en un susurro dejando caer las lágrimas que a estado reteniendo por tanto tiempo, el calambre repentino se posa en sus manos, sin importarle poco, le vuelve a mirar. Una sonrisa se posa en el rostro de sus padre «Un demonio... Uno muy peligroso» la risa de su padre hace que pierda la cabeza por completo, sumiendola en la locura por completo.

- Exactamente padre, exactamente... - formando con sus manos una arma inexistente, le apunta a la sombra negrura de su padre - Pum, pum desaparece - dice en un susurro, la sombra se desvanece por completo, dejando a su hija con la poca cordura que le pertenece.

La casa solitaria le da asco, tomando su chaqueta del porche sale hacia su estacionamiento, tomando la motocicleta, haciendo rugir con potencia el motor de esta. La brisa fría golpea con fervor su rostro, congelando sus mejillas al instante, las calles extrañamente se encuentran vacías dando aún más el aire deprimente de su situación.

Su cuerpo se relaja al escuchar la música del siglo veintiuno, retumbando las cuatro paredes del edificio, leyendo las llamativas letras que se encuentran en el "Caída infernal" «Curioso y patético» piensa con amargura.

Sus oídos se van acoplando al tedioso sonido, miradas postradas en ella, no la hacen cambiar de posición caminando a la barra encuentra al chico de siempre el cual le recibe con una sonrisa que le provoca escalofríos - ¡Catherine! Que gusto tanto tiempo sin verte por acá - dice con alegría mientras sirve el trago de vodka que tanto le agrada. Ella incomoda no responde y solo se propone observarlo, sus quince años son palpables a la vista, siempre se llegó a preguntar el porqué un niño se la hace trabajando en aquel lugar.

Al término de su trago, el joven se acerca y le tiende su pequeño plato con fresas, tomando el baso y lavando este con rapidez tomando la fresa Catherine de dispone a sentir en sus paladares el sabor ácido y amargo del licor con el dulce sabor de la fruta.

- Green... - el susurro ronco le hace estremecer de una manera desesperante, que ni ella mimas se atreve a mover pues sabe perfectamente quien es.

- James -


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Perdón por la tardanza y haberlas dejado tan abandonadas.

Espero les allá agradado, si es así vota y comenta que te pareció.

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