Capítulo 40 °Tic tac Pequeña °

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Narra Catherine:

El día era perfecto, nublado sin sol alguno que pudiera fastidiar el olor singular de su colonia, mirando el cuerpo desnudo del hombre que ya hace a mi lado, la espalda llena de tinta la sabana negra haciendo el mejor contraste al cubrir su cuerpo me hace suspirar.

— ¿Te tengo loca he? — su voz ronca matutina me hace observarlo, sonrío y niego con la cabeza — Completamente James, completamente — respondo levantando mi cuerpo desnudo y camino al baño, su risa ronca se hace presente en la habitación mandando corrientes eléctricas a mi cuerpo.

El agua artificial cae directamente a mi piel, tensando todo con cada gota que cae.

¡CORRE CATHERINE! ¡CORRE!
Risas y carcajadas se escuchaban a lo lejos, una risa se escapa de mis labios llegando a la meta.

— ¡Bien hecho! — grita el chico que me a gustado por más de un año, su sonrisa y su piel morena me dejaba realmente estúpida — Gracias — susurro ocultando mi rostro tras la cortina larga de mi cabello.
El receso estaba corriendo, la lluvia estaba cayendo poco a poco, una brisa tranquilo pero con fuerza mis amigos jugaban con aquel balón dañado en la cancha todos estábamos ahí.

— ¡Ven Cath! ¡Vamos con una amiga! — Renata, jala de mi brazo mirando a donde me llevaba mi mundo se derrumbó por completo al verlo besarse con la amiga, de la que decía ser mi mejor amiga en ese entonces — ¡NO! Yo yo no quiero — miro directamente a la pareja terminar aquel beso, ella me mira y suelta mi brazo yo corro a donde están mis amigos aguantando el nudo en mi garganta, sintiendo como con la poca agua me estaba ahogando.

El sonido de la puerta siendo tocada, hace que salga de mi trance — Catherine ¿Todo bien? — un suspiro sale de mis labios, el agua artificial hace eco en el baño — Todo bien, ya salgo — mi voz sale ronca y atorada, al recordar el momento en dondes siempre fui ingenua y estúpida.

Apagando la ducha, tomando la toalla seco mi cuerpo y me enrollo en ella saliendo de la habitación Stephen ya se encuentra vestido, su rostro está serio, fruncido y enojado tomando con fuerza un sobre blanco al escuchar la puerta su mirada se posa en mi.

— ¿Que sucede? — digo observando el sobre en sus manos, el tensa su mandíbula y me extiende el sobre, lo tomo con rapidez observándolo con confusión — Me llegó una igual, con el mismo sello sin ningún nombre de por medio —  mi cuerpo se tenso por completo al escucharlo.

8 de Agosto del 2018

Hola querida, me alegra demasiado por fin a ver enviado esta pequeña carta. He de admitir que estoy extasiado, y un poco emocionado  es magnífico ¿no?
Por fin, tus demonios han sido liberados Stephen James admitió aquellos oscuros sentimientos donde ambos se están llevando a la perdición, que hasta su vástago está siendo perjudicado.
Catherine Green, eres muy audaz y he de decir que muy suspicaz cuando te lo propones ¿Fue muy doloroso perder a tu hermana? Apuesto que si, pero vamos no hay que ponernos tristes deja que fluyan las cosas, miles de ideas pasan por tu cabeza, preguntando ¿Quien demonios es? ¿Como es que sabe? No te preocupes mi niña, todo tendrá sus respuestas.

Claramente a su tiempo, el cual se está agotando de la mejor manera.

Tic tac pequeña tic tac

Mi cuerpo está tenso, el enojo está recorriendo mis venas de una manera fuerte, estoy temblando la carta se empieza a desmoronarse en mis manos con la fuerza que estoy ejerciendo. Un grito brutal sale de mi boca desgarrando mi garganta, pongo con fuerza la carta en el pequeño taburete dejando caer la lámpara que estaba ahí.
Me dirijo a tomar ropa y vestirme con rapidez.

Ya vestida, tomo mi celular marcó con fuerza cada número, el sonido de la llamada se hace presente.

— ¿Alo? — la voz ronca de Román se hace presente, mis labios se aprietan con fuerza — Román, trae tu trasero y tu tecnología a mi casa, tengo trabajo para ti — digo brusca y con enojo — Enseguida — la llamada es cortada, mi cuerpo tiembla con fervor.

— ¿Que harás? — la voz de James llega a mis oídos, mi vista se dirige a la suya verdosa y penetrante — Encontrar al autor de esta porquería, digo apretando mi mandíbula sintiendo como  rechinaba cada uno con fuerza — También lo intenté, están en blanco Catherine no hay ningún rastro que pueda dar con el — dice observando directamente a mis ojos, yo sonrió de manera lobuna negando con la cabeza — El nunca tuvo que haberme enviado una carta ¿Cuando te envío aquella carta? — el suspira y mira hacia el techo tratando de buscar algo interesante — El dos de junio, casi hace dos meses — dice observando aún el techo, suelto una risa burlesca el me mira confundido.

— Perfecto, ahora toma ese celular y manda la carta directamente hacia acá, tengo que hacer algo con una mercancía — salgo de la habitación, y me dirijo a la de Artemis quien no ha dado señales de su vida y he de admitir que me estoy preocupando, abro con lentitud la puerta esperando a no despertarlo.

— Has dormido demasiado, no te parece campe...— mi boca se cierra con fuerza, mi corazón late desbocado un nudo en mi garganta se hace presente — ¡ARTEMIS! ¡ARTEMIS! — mi boca se empieza a sentir seca, mis ojos empiezan a picar — ¡JAAAAAMES! — grito con desespero, mi garganta arde lágrimas llenas de dolor empiezan a escurrir por mi rostro, la puerta se abre con fuerza haciendo un estruendoso ruido.

— ¡CATHERINE! — me mira con Desesperación, apunto la cuna vacía donde mi hijo ya no está — Artemis no está — susurra con voz atorada, mi vista se hace roja mis puños se cierran con fuerza salgo de la habitación dando grandes zancadas.

— Señora la escuch...— paro sus palabras, mi cabeza empieza a pulsar con fuerza — ¡QUIERO QUE RECORRAN TODA LA MALDITA CASA AHORA! ¡BUSQUEN POR TODAS LAS MALDITAS ESQUINAS! ¡ENCUENTREN A MI HIJO! ¡YA! — veo como el chico empezó a temblar, asintiendo se va corriendo hablando por una radio, y ordenando que cierren todas las salidas.

— Catherine — su voz me hace tensar los hombros, un suspiro sale de mis labios.

— Sea quien sea, se condujo a su muerte solo — digo apretando mis puños, limpiando con fuerza las lágrimas que acaban de correr por mis mejillas.

Mi hijo.

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