11. ¿Me vas a besar?

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Nayeon

Después de haber confesado lo que venía sintiendo por Momo durante 3 años, sentía que todo el cuerpo me temblaba. Comencé a sudar y que Momo estuviera frente a mí no ayudaba mucho.

Estaba sentada en el sofá mirando el suelo. Pude notar que realmente esto la había tomado por sorpresa, no había dicho palabra alguna desde que le dije que estaba enamorada de ella y que amarla era lo único real que me iba quedando. Ojalá pudiera haberle dicho esto en otras circunstancias pero, ya era tarde. Este secreto lo mantuve aferrado a mi durante tanto tiempo que me había mentalizado en que, si alguna vez lo decía era porque terminaría explotando de tanto sentir, de tanto guardar, de tanto fingir.

-Momo... - saqué algunas botellas de alcohol de la mesa de centro y las dejé en el suelo. Me senté frente a ella pero nada. No me miraba – Momo... - volví a repetir su nombre – lo siento ¿bueno? - ¿Qué estaba haciendo? Había pasado tanto tiempo con esto metido dentro de mi pecho y ahora, que por fin lo había dicho estaba pidiendo disculpas – quizás no debí habértelo dicho – comencé a abrochar la blusa.

-¿Alguien lo sabe? – seguía en la misma pose. Su vista directo al suelo.

-Si... Sana y Mina – después de decir los nombres de las dos personas en las que ella mas confiaba en este mundo volvió a hacer contacto visual conmigo.

-¿Qué?.

-Las dos se enteraron cuando cada una me encontró borracha. Se los confesé entando borracha y les hice prometer que no te lo dirían.

-Se supone que somos amigas, venimos del mismo país, nos prometimos no ocultarnos nada – Momo había comenzado a llorar.

-No es culpa de ella Momo, es mía. Yo se los pedí – nos quedamos mirando durante algunos segundos – lo siento, si pudiera hacer algo para no sentir lo que siento créeme que lo haría – la expresión de ella seguía siendo la misma.

-¿Intentaste olvidarme con alguien? – Saqué la vista de ella – no me mientas Nayeon, no mas mentiras por favor.

-¿Qué crees tú? – nos volvimos a mirar.

-Quiero que me lo digas tú, que salga de tu boca.

-¿Qué ganas con eso? ¿No te es suficiente? Ya sabes lo que tenías que saber.

-No, no es suficiente – Momo se levantó del sofá, llevó sus manos a la parte trasera de su cabeza y comenzó a caminar en dirección al bar del departamento.

-Las primeras veces que intente no sentir lo que siento por ti fue solo con alcohol y mezclando sustancias – ella volteo y aunque, ya no era la misma distancia de antes podía notar que su mirada estaba pegada en mí.

-Yo te hice esto, yo hice que te volvieras una adicta. Fui yo – Momo se comenzó a desesperar.

-No, no... no digas eso – caminé hacía donde estaba ella. Agarré su rostro entre mis manos – No vuelvas a decir eso nunca más ¿Me escuchaste?. Tu no tienes culpa de nada.

-Me lo acabas de decir Nayeon, fui yo – junte nuestras frentes y cerré los ojos.

-No, no fuiste tú hermosa – era primera vez que sentí libertad de llamarla de esa forma en un tono amoroso – debí habértelo dicho hace tiempo. No supe manejar lo que sentía – ella abrió sus ojos y nos quedamos mirando.

-Perdón, perdón por no darme cuenta antes.

-No llores, por favor – comencé a secar sus lágrimas – no lo soporto, nunca lo he hecho. Daría cualquier cosa por no verte llorar – comencé a acercarme a ella y no se movió – me gustaría poder volver el tiempo atrás y haber hecho algo desde un principio.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora