47.- Nos acaban de besar

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Momo

Comimos en silencio, todo lo que habíamos avanzado durante el día se había perdido. ¿Por qué tenía que ser así?, ¿Por qué no podía darme una maldita oportunidad nuevamente?, ¿A que le temía tanto?.

Me di cuenta que el plato de Nayeon estaba intacto, apenas lo había tocado. Su rostro había perdido esa sonrisa que me había regalado durante el día y todo por mi culpa.

-Lo siento – hablé después de varios minutos en silencio – en serio lo siento mucho.

-No lo sientas, fue mi culpa.

-No, no lo fue.

-Si, si lo fue. Yo y mi maldita impulsividad, yo queriendo todo al tiro.

-Eso no es malo.

-Claro que lo es – ella seguía sin mirarme – realmente creo que es mejor que te vayas a tu casa.

-Nayeon...

-Momo – por primera vez nos miramos – te estoy hablando en serio. Prefiero que te vayas, hablamos mañana por lo del noticiero.

-Me puedo quedar y lo vemos juntas mañana.

-No es una gran idea.

-No hagas esto.

-¿Hacer que?

-Esto – miré hacia la mesa, sentía ganas de llorar. Sentía que la volvía a perder – no me alejes – me aferré al mantel con todas mis fuerzas.

-No te estoy alejando – sentí como Nayeon se levantó de su silla y caminó hacía el frente. Tomó mis manos y las dejo sobre mis rodillas – no hagas eso, te dolerá la cicatriz – no la podía mirar, ¿Por qué me sentía tan mal? - ¡Hey! – Nayeon tomó mi mentón y trató que la mirara pero no lo hice, si la miraba iba a comenzar a llorar y nadie me pararía – está bien, no te forzaré.

-No quiero que pienses que te rechacé.

-Momo, deja de hacer esto más difícil de lo que es. He tenido días de mierda, no debí haber hecho lo que hice porque, al final del día no eres la única que está mal. Yo también lo estoy, también estoy triste.

-No me quiero ir.

-Te lo pediré por última vez, quiero estar sola. Deja todo como está y ándate.

-¿Por qué me vuelves alejar? – Después de terminar esa frase comencé a llorar - ¿Por qué siempre haces lo mismo? – Nayeon volteo a mirarme - ¿Sabes cómo me siento cada vez que me has alejado?. Te enojas porque no puedo besarte, perdón por volverme una maldita impotente, perdón por que el miedo de estar cerca de ti y que me vuelvas a romper el corazón sea más fuerte, quizás, sólo quizás tenga una buena razón para tener miedo, quizás, deberías pensar en eso.

-Quizás ya sabes porque no me subí contigo a ese maldito avión como, para que lo sigas sacando en cara cada vez que te sientas mal. No eres la única que sufre Momo – nos quedamos mirando, las dos llorábamos – quizás deberías volver con Mina, ella siempre será un si para ti.

Después de esa frase no lo pensé dos veces. Tomé la ropa que me había sacado hace algunas horas atrás y salí de la casa de Nayeon. Tenía la cabeza hecha un lío. ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?, ¿Por qué simplemente no podía ser feliz con Nayeon?, ¿Por qué seguía pensando en Mina?.

-Mierda, mierda, mierda – golpee el manubrio del auto con mis manos mientras las lágrimas comenzaban a rodar por mis mejillas. Tomé mi celular y marqué el número de Mina, apenas sonó colgué - ¿Qué estás haciendo? – Me pregunté en voz alta – ella está feliz con Jeongyeon, es lo que siempre quiso. Todas siempre quieren algo o alguien diferente a ti. Soy un maldito desastre – estacioné cerca de un bosque que había camino a la casa de Nayeon. Apagué el auto y abrí una botella de whisky que había dejado en mi auto. Comencé a recordar miles de cosas, de todas las que recordaba las persona que más se repetían eran Mina y Nayeon – las odio – dije en voz alta. Tomé el celular y esta vez marqué otro número.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora