40.- La mujer más hermosa del mundo

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Momo

Había pasado tres días desde que todo el mundo se enteró de que Mina y yo estábamos juntas. Mi teléfono celular comenzó a sonar desesperadamente desde ese día y sólo le había contestado a nuestros abogados y a Heechul y Mike. Hemos tenido reuniones con nuestros abogados y las chicas, todo marchaba a la perfección excepto, por el detalle de que ella no nos hablaba ni a Mina ni a mí. Traté de acercarme pero ella sólo contestaba lo justo y necesario. No había intentado llamarme a mí pero, si lo hizo con Mina. No sabía cómo acercarme a ella.

-¿Estás bien? – Jihyo se acercó a preguntarme como estaba afuera del edificio - ¿Desde cuándo fumas? – le sonreí.

-Estos días han sido de locos – voltee a mirarla – he tenido llamadas de Estados Unidos, de acá de Corea. Los periodistas realmente quieren saber todo con detalle.

-Aún no me contestas – le sonreí.

-Estoy bien Jihyo – acaricié su hombro izquierdo – gracias por preocuparte – por la forma en que me miraba sabía que había algo más. Habíamos pasado tanto tiempo juntas que aún nos podíamos comunicar a la perfección sin hablar.

-Mina se ve feliz – miramos al mismo tiempo hacia donde estaba Mina. Estaba riéndose con Sana y Dahyun – y tú también – volví a sonreír.

-En serio te agradezco – en ese momento Nayeon salía del edificio. Tenía una reunión después de nuestra reunión con los abogados. Llevaba lentes de sol, un vestido negro, su piel blanca brillaba demasiado.

-¿Aún te pasan cosas con ella? – Jihyo había llegado a mi lado.

-No – eso no era de todo mentira – es sólo que... que me había acostumbrado a no ver su presencia en ningún lado y ahora aparece siempre – sonreí irónicamente. Nayeon se quedó conversando con Jeongyeon – creo que me iré, con Mina tenemos una reunión en algunas horas.

-¿De qué? – preguntó Jihyo.

-No suelo contar mis planes – le sonreí a las tres chicas – pero se enterarán tarde o temprano.

-Espero que sea por ti y no por la prensa – Jihyo sabía cómo clavar su ironía.

-¡Aush! Eso fue directo al corazón – me acerqué a ella y la abracé. Repetí la misma acción con el resto de las chicas. Todas me abrazaron de vuelta, menos dos. Nayeon y ella.

Con Mina nos subimos al carro en silencio, voltee a mirarla después de unos minutos y me di cuenta que tenía sus mejillas ruborizadas.

-¿Te sientes bien?

-La verdad es que no – dejó caer su cabeza en mi hombro izquierdo – me siento afiebrada – llevé mi mano derecha a su frente y noté que la temperatura le había subido.

-Tienes fiebre, ¿Te duele algo? – Mina no habló, solo se tocó la garganta – en casa tengo medicina – abracé a Mina y no demoró mucho en que se quedara dormida. Podía sentir el olor a su perfume, no pude evitar sonreír. Recordé que habíamos hecho el amor toda la tarde de ayer, de que cuando llegó la comida yo había entrado recién a la ducha y Mina había salido. Salió a pagar con el cabello mojado y, a pesar de que el tiempo estaba cálido, corría una pequeña brisa y quizás eso fue lo que la había enfermado.

Llegamos después de 15 minutos y subimos a nuestro departamento por el ascensor. Mina seguía somnolienta, su piel estaba fría – siento que me moriré – se acurrucó en mis brazos y la volví a abrazar. Cuando entramos le saqué la ropa que andaba trayendo porque estaba empapada por la fiebre. Le pasé su pijama, la dejé acostada. Caminé hasta nuestro closet, saqué la medicina y le serví un vaso con agua.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora