21.- No sé que hice para Merecerte

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Momo

A la mañana siguiente Nayeon me despertó temprano y, cuando digo temprano, me refiero a las 7 de la mañana. Me dijo que teníamos que apurarnos. Teníamos que dejar tomado desayuno con su abuela y partir al aeropuerto.

Durante el desayuno no dije mucho. Me reí con algunas historias que seguía contando la abuela de Nayeon y respondía de vez en cuando. Creo que ni a ella ni a su abuela le molestaba del todo mi estado de somnoliento, estaba segura que Nayeon le había informado a cerca delo mucho que me gustaba dormir y de lo mal humor que me ponía cuando me tenía que despertar a horas que no quería.

Terminamos de arreglarnos a eso de las 8 de la mañana. La ducha había sido de mucha ayuda para que lograra despertar del todo.

-Fue un gusto haberte conocido Momo – la abuela de Nayeon me envolvió en sus brazos y besó mi frente – espero que estas dos semanas sea de mucho amor y alegrías para ustedes. Descansen y pásenlo bien.

-Gracias por todo – le agradecí por habernos acogido.

-Espero tener noticias de ustedes prontos – me apresuré a salir con las maletas y deje que Nayeon tuviera su momento con su abuela. Era increíble lo bien que se llevaban, congeniaban a la perfección. Pude notar desde la distancia en la que estaba que Nayeon había comenzado a llorar. Su abuela secaba sus lágrimas una por una. No recuerdo haber tenido una relación así con mis abuelos. O sea, los abuelos siempre quieren a los nietos pero, la confianza que existía entre Nayeon y su abuela superaba los límites de la ternura y el amor.

-¿Estas bien? – le pregunté cuando volvió. Tenía su rostro hinchado y sus ojos rojos - ¿Por qué lloras?.

-Siempre lloro cuando me despido de ella – la quede mirando – es como un miedo de que sea la última vez que podamos compartir.

-No pienses en eso – me acerqué para abrazarla. Nayeon escondió su rostro en mi cuello – tu abuela se ve bien. Dudo que le pase algo – los brazos de Nayeon envolvieron mi cuerpo y dejo caer las últimas lágrimas – llego el taxi – susurré a su oído cuando vi que el auto se había estacionado frente a nosotras.

-Vamos – me respondió separándose de mí – es hora de nuestras vacaciones y de que te enteres a donde iremos.

-Estoy ansiosa por saber a dónde me vas a llevar.

-Lo sabrás cuando lleguemos al aeropuerto.

Metimos nuestras maletas a la parte trasera del auto y nos subimos. El chofer nos dijo que tenía dos hijas que eran fans nuestras y que se iba a morir cuando supieran que nos había llevado hasta el aeropuerto. No nos preocupamos mucho la verdad, el nos había visto abrazadas pero, también vio a Nayeon llorando. Le entregamos autógrafos de cada una para sus hijas y le grabamos un video.

La ansiedad se estaba apoderando cada segundo de mí. No tenía idea que era lo había preparado Nayeon para estas vacaciones pero ya no aguantaba más. Necesitaba llegar ahora ya.

Cuando llegamos al aeropuerto mucha gente nos reconoció, era obvio. No sé en que mundo paralelo Nayeon creyó que no nos reconocerían pero las dos estábamos raramente desentendida a cerca de este tema. Probablemente tendríamos algún mensaje de PYD en algún momento del día pero no nos importaba. Me encantaba lo despreocupada que estábamos. Me sentía como si fuéramos las dos en contra del mundo. De repente, ya no le temía a nada, la persona que tenía a mi lado me estaba demostrando que era capaz de todo por mí, incluso, de perder su miedo a perder todo lo que había construido.

-¿Lista? – Nayeon llegó con dos pasajes en su mano.

-¿Lo acabas de comprar? – pregunté sorprendida.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora