39.- Explicaciones

306 30 7
                                    


Nayeon

-¿Por qué no abres la maldita puerta? – seguí tocando el timbre pero nada, decidí llamar por última vez – contesta, contesta – hasta que por fin contestó - ¡Dios, te llevo llamando como una hora! – exclamé enojada.

-Lo siento, estaba ocupada.

-Estoy afuera de tu casa.

-Iba saliendo a abrir la puerta, espérame ahí – colgué el celular y no pasó ni un minuto cuando vi a salir a Yeri de su casa con una tipa. La mano de la tipa estaba dentro de uno de los bolsillo traseros del pantalón de Yeri mientras que ella, no dejaba de besar el hombro desnudo de la chica – Hola Nayeon – la miré durante algunos segundos.

-Te espero adentro – sabía que, por la mirada de la tipa me había reconocido. Probablemente podría hablar con una revista o algún periodista y contarles que estaba con Yeri. No era secreto que Yeri había vuelto a consumir y ya no formaba parte de Red Velvet hasta que realmente mostrara importancia en su salud.

Cuando entré a su casa no paso mucho tiempo en darme cuenta que había tenido una pequeña fiesta la noche anterior. Había vasos, botellas y drogas por todos lados. Mirando este desorden, me costaba creer que hace algunos años yo vivía en esta misma situación.

-Que sorpresa tenerte por acá – Voltee al sentir la voz de Yeri. Llevaba puesto un short de pijama con una sudadera que dejaba entre versus pechos por los costados. También, me di cuenta que se había tatuado los brazos y las piernas - ¿Algo para tomar?.

-¿Tienes algo sin alcohol? – ella sólo sonrío, lavó un vaso y me sirvió agua con hielo – no sé porque no me sorprende.

-Aún no me responden querida amiga – caminó hasta su terraza y prendió un cigarro – sabes, nada más relajante que un cigarro después de haber tenido sexo.

-¿Te acostaste con esa tipa? – Yeri me miró solo para reírse irónicamente – tomaré eso como un si – caminé hasta su terraza y me senté frente a ella – Momo volvió – su rostro se mostraba sorprendido - ¿Por qué esa cara?

-Se que habíamos hablado muchas veces antes, de manera supuesta que este día podía llegar pero, nunca creí que realmente volvería a Corea.

-¿Se supone que tenía que quedarse en San Francisco toda su vida? – le arrebaté el cigarro de su mano izquierda y me lo llevé a la boca. En situaciones extremas de estrés siempre, pero siempre, necesitaba fumar.

-No, en algún momento tenía que volver, eso lo sabemos pero, creo que dos años es poco.

-¿Poco?

-Si, si quedó tan mal después de haber terminado contigo creo que 2 años es poco.

-En dos años ha logrado muchas cosas.

-Eso también es raro. Una persona que ha estado tan mal emocionalmente no logra todo lo que ha logrado ella de manera tan rápida.

-Allá tuvo apoyo.

-De todas formas no me importa mucho lo que haga. ¿Ya hablaste con ella?

-No se si hablar sea la palabra correcta.

-¿Ya se gritaron? – sonreí mientras la miraba.

-Nos invitó a comer a todas a un restaurante de comida Tailandesa, cuando entramos comenzó a hablar de lo que había pasado en San Francisco y llegué a un punto en que no podía seguir escuchándola. Sentía que me estaba hablando a mí, que de cierto modo, quería hacerme sentir culpable.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora