45.- Es hora de dejarnos

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Nayeon

Siempre me imaginé este día, el día en que le tuviera que contar a Momo porque no me había subido a ese avión con ella, lo que nunca imaginé que pasaría de esta manera. Lo que tenía que decirle era peligroso de cierta forma, ninguna de nosotras sabemos que es lo que piensa realmente JYP de todo esto, no lo hemos visto en las juntas con los abogados.

-¿En qué piensas tanto? – La voz de Momo me sacó de mis pensamientos – sigo esperando.

-No es fácil.

-Aún ni siquiera empiezas – levanté al vista y nos quedamos mirando - ¿Qué paso Nayeon?.

-Esta carta es la razón por la que no pude subirme contigo a ese avión. Lo iba a hacer, te lo juro... te lo juro por la memoria de mi abuela que lo haría.

-Te creo, no tienes que jurar por nada ni por nadie.

-Sólo quiero que me tengas confianza – tomé las manos de Momo en las mías.

La mirada de Momo se fijó en nuestras manos. Pude darme cuenta cómo su mirada se volvió más pasiva, observaba con tanto amor que sin darme cuenta sentí ganas de llorar, ¿Cómo podía ser tan tierna sin siquiera intentarlo?. Ella tenía el rostro mas hermoso que he visto en mi vida. Sus ojos... ¡Dios!, sus ojos me volvían loca. Podía ver mi futuro en ellos, y mi futuro era con ella.

-Creo que una parte de mí siempre confió en ti. Siempre creí que había algo, algo de lo que no me había dado cuenta, que había dejado pasar – Momo levantó su mirada y me sonrió – mientras estaba en San Francisco, por momentos, te imaginaba a mi lado. Creo haber bailado una docena de veces contigo imaginariamente – podía sentir como mis mejillas se estiraban, no podía evitar sonreír al escucharla hablar de mí. Seguía haciéndolo con tanto amor, tanto o más que la primera vez que dijo que me amaba.

-¿Bailamos? – pregunté sonriendo.

-Sí, docenas de veces – Momo llevó una de mis manos a su boca y besó cada uno de mis nudillos – extrañaba la textura de tu piel, aunque sea la de tus manos – no pude evitar sonrojarme.

-¿Por qué eres tan hermosa? – Me acerqué y acaricié su rostro – ¿Sabes que tienes uno de los rostros más hermosos que he visto?, si es que no es el más hermoso e todo el mundo.

-¿Sabes que me encantan tus dientes? – Momo tomó mi barbilla – me gusta verte comer – las dos nos reímos – es enserio, siempre creí que te veías muy graciosa comiendo. Eras como un pequeño conejo, el más hermoso.

-Créeme que me arrepentí todos los días, durante dos años de no haber subido en ese avión. Quiero que sepas... yo... nunca tuve nada que ver con mi co-estrella en el drama. Lo hice... lo hice... porque creí... yo creí que...

-Que hacía podría olvidarme de ti más fácil ¿no? – Asentí con la cabeza – eso sólo me hizo odiarlo a él. Odiarlo porque él era el que te tenía, el que te besaba, el que tomaba la mano.

-Eso nunca pasó.

-Creo que en mis momentos de sobriedad, que fueron pocos – Momo sonrió levemente – siempre supe que no estabas con él. Eres muy bonita para estar con él – ahora era yo la que no dejaba de sonreír ni de mirarla a los ojos – ahora que nos confesamos creo que es tiempo de que me cuentas que quiere decir esa carta y esa amenaza.

-Cuando conociste a mi abuela ella ya se estaba tratando. Había logrado que entrara a una buena clínica, con los mejores especialistas. Creí que tendría una oportunidad de que sobreviviera y sin darme cuenta pasaron dos años. En esos años pasaron muchas cosas Momo.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora