CAPÍTULO XXIV

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El sol comenzaba a ocultarse y la preocupación de Félix crecía ya que la segunda luna llena estaba más que presente. El hermano mayor de Lauren se encontraba en su departamento a unos metros de la polinesia, él observaba la gran inquietud que su ex amante empezaba a experimentar. Aunque Dinah no era la única que sufría intranquilidad, pues Félix se paseaba como león enjaulado esperando a Liam ya que minutos antes Jauregui le envió un mensaje de texto a su amigo para que este último le consiguiera aquellos cigarrillos milagrosos, y por supuesto, Félix también empezaba a sentirse así por la luna llena.

—¡Siento calor! —se quejó Hansen. —Voy a levantar las cortinas y abriré las ventanas. —decidió mientras caminaba hacia las ventanas.

—¡No! —exclamó Félix con exageración mientras impedía aquello.

—¿Cuál es tu problema? —le cuestionó incrédula al padre de su hijo.

—Tengo aire acondicionado. —soltó Jauregui.

El rostro de la polinesia pasó de estar disgustado a estar relajado.

—¡Genial! —celebró sonriente y Félix también sonrió pero con alivio. —Este departamento cada vez me enamora más y más. —expresó mientras se alejaba de la ventana.

—Uff...estuvo cerca. —murmuró Jauregui en voz baja y a su vez soltó un gran suspiro.

Al instante Dinah detuvo su caminar y volteó a ver a Félix con sospecha, ante esto Félix le regalo una gran y fingida sonrisa como si fuese un niño escondiendo algo a su Madre, posteriormente la polinesia siguió su camino y todo indicaba que se dirigía a la cocina. Por fortuna para Félix, en cuestión de cinco minutos, alguien tocó a su puerta y ese alguien era Liam.

—¡Hey, hermano! —exclamó Liam en cuanto Félix le abrió la puerta.

—Me alegra que estés aquí. —murmuró mientras le indicaba que pasará. —Ha sido una larga espera, por cierto. —añadió.

—Oye, conseguir estás maravillas llevan su tiempo. —respondió mientras le daba pequeñas palmaditas a la mariconera en donde se encontraban los cigarrillos.

—Baja la voz, requiero de absoluta discreción. —le indicó en un susurro a su amigo. —Recuerda que no estoy solo. —musitó.

Mientras los jóvenes hombres lobo hablaban, a lo lejos Dinah los observaba con sospecha.

—Oh sí, es verdad. —contestó Liam en voz baja.

Payne comenzó a sacar una pequeña caja de su mariconera mientras que Félix volteaba a su alrededor asegurándose de que Dinah no estuviese viendo, por supuesto, en ese lapso la polinesia no se encontraba observando pero nada le impedía escuchar a lo lejos gracias sus instintos sobrenaturales que por supuesto aún no conocía.

—Son cuatro, justo como me los pediste. —informó Payne.

Hubo un pequeño silencio entre los amigos mientras que Dinah estaba levemente recargada en el refrigerador esperando más de esa conversación que extrañamente lograba escuchar.

—¡Gracias, hombre! Eres un crack. —expresó Félix con entusiasmo.

De pronto la polinesia logró escuchar detalladamente un sonido peculiar que le indicaba que Félix contaba billetes, algo que le intrigó.

—Cuando gustes más no dudes en pedirlo, de preferencia con anticipación. —expresó Payne y a su vez Dinah escuchó que la puerta se abría.

Liam se fue, luego de ello Félix cerró la puerta y bajó la mirada para apreciar la cajita que le entregó su amigo, durante ello Jauregui sintió la presencia cercana de Dinah. Y si, la polinesia salió de la cocina y se paró metros atrás de su ex amante.

Before The Dawn (Camren) #2Where stories live. Discover now