Capítulo 44: La Bestia

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Las cortinas  ondean con la entrada de la suave brisa, aportando tranquilidad al ambiente y tranquilizándome en cierta medida. Sostengo la taza de té entre mis manos viendo como el humo asciende debido al calor de éste a la vez que me acomodo en el sillón.

— Alexander ha estado inactivo desde tu último encuentro con él.

Tras sus palabras recuerdo como apareció en mi casa la última vez, mi recuerdo de su presencia a modo de arphoniste pesan más que todas las imágenes con él durante mi infancia que en el pasado me reconfortaban por saber que él seguía en mí, que su imagen vivía en mi mente. Me alivia saber que la situación ha estado calmada y que él no ha intentado acercarse de nuevo ya que no sé si estoy preparada para afrontar el cúmulo de sentimientos almacenados respecto a eso.

— Pero eso no es bueno Hope - dice y vuelvo a mi estado tenso de alerta. - Se ha estado haciendo más fuerte y ha reclutado a más jóvenes, prometiéndoles con seguridad una víctima que les proporcione un año más de vida a cambio de encontrarte a ti.

— Debería haberme ido - pienso en voz alta.

Recuerdo a mi família y Kelly, preguntándome donde estarán en este momento y porqué no tengo notícias suyas aún.

— Ni yéndote conseguirías escapar, tu destino viene marcado de hace mucho tiempo y la próxima luna llena es la única que determinará tu rumbo - hace una pausa - El sueño que he inducido era para probar hasta que punto serías capaz de afrontar tu miedo.

No sé si seguir creyendo ser tan fuerte ahora que sé que el nivel de peligro ha aumentado considerablemente al conocer la nueva sucia estrategia puesta en marcha por mi padre. Nunca acabé de entender la maldad que le movía y el odio que pude ver en sus ojos cuando es de mí de quien se trata. ¿Es que nunca me ha querido? ¿Dónde queda el poco cariño que debió haber en algún momento?

Mi guardián se levanta de la butaca en la que se encuentra y se dirige hacia mí, con su amarilla mirada puesta en mí.

— Te puedo mostrar lo que vi si así me lo permites.

Dejo mi taza sobre la mesa y aprovecho ese instante para decidir la respuesta, cuando vuelvo a incorporarme la tengo más que clara.

— Adelante - digo decisivamente tras un profundo suspiro.

Se posiciona delante mío mirándome directamente a los ojos y lo único que hago yo es perderme en su mirada.

Inicio flashback

En una lluviosa noche donde todo parece estar calmado llegan dos coches con los cristales completamente tintados al vecindario, del primero baja un muchacho junto con un hombre alto y robusto a los que reconozco al instante, mi padre y Nathan. Del segundo coche le siguen cinco jóvenes más con los que se dirige hacia una pequeña casa con una tenue luz encendida al final de la calle, me incorporo y también les sigo, sin sigilo ya que recuerdo que ellos no pueden verme, estoy en el pasado. Se disponen a subir por unas escaleras que chirrían a nuestro paso, un sentimiento de déja vu inunda mis sentidos intentando transportarme a un momento del pasado en el que también subí esas escaleras, en el que el ruido emitido también me erizó la piel del mismo modo en el que ahora.

— Bienvenidos a mi casa chicos, tomad asiento.

Avanzo hasta una pequeña sala de estar sencillamente amueblada que sugiere que no suele ser habitada, solo hace falta ver la capa de polvo que cubre la estantería. Todos ellos se sientan alrededor de una mesa donde en el centro se encuentra Alexander, miro a los demás, esperando reconocer alguna cara y a la vez deseando no ser Harry uno de los integrantes.

— Cinco días

Teniendo en cuenta que ahora son dos, sin contar el de hoy, los días que faltan sé que de esta reunión no ha pasado mucho tiempo.

— Deduzco que muchos de vosotros ya tendréis una presa vigilada y al alcance para poseer en esta Luna Llena tan esperada.

Me revuelve el estómago ver a Nathan con una sonrisa de satisfacción puesto que creerá que tiene todo bajo control en cuanto Kelly se refiere, estúpido.

— Pero para los que no - hace énfasis observando al resto del grupo - yo os puedo proporcionar a una víctima ¡incluso dos! ¡incluso tres!

Noto como el grupo empieza a animarse y se miran entre ellos con una pequeña sonrisa entre labios, victoriosa ante la retirada del esfuerzo que supondría planear el ataque. Ahora lo tendrían todo mucho más fácil gracias a mi padre, la bestia. Siempre tuve miedo del posible monstruo oculto entre mis abrigos en mi armario, ahora sé que del único monstruo del que debía temer era de quién me contaba la historia en ese momento. Empiezo a saber qué es realmente el sentimiento de odio.

Golpeo la pared que está más a mi alcance, intentando controlar mi agitada respiración y mi deseo por abalanzarme sobre él.

— ¿Qué quieres a cambio? - pregunta uno de los jóvenes.

La comisura de Alexander se estira, mostrando un sonrisa repugnante a mi parecer.

— Mi hija. Quiero que entre los cinco traigáis a mi hija, eso es todo.

Eso es todo. Me río ante la frialdad se su palabras, me río ante el modo tan despreciable que tiene de nombrarme como si fuese un objeto, un simple pañuelo de usar y tirar.

— Vive con su madre y su hermana, si las queréis todas vuestras - dice a la vez que abre un cajón y saca dos carpetas. - En esta carpeta tenéis los datos de vuestro trofeo si dáis con ella, en esta otra tenéis la dirección de Hope y los lugares que frecuenta.

Lanza las carpetas en dirección a ellos quienes empiezan a hojear tanto las víctimas preparadas como la carpeta con mi infromación donde hay fotos de mi casa, de mi escuela, mi vecindario, incluso el supermercado que frecuento. Desde hace dos días he sido vigilada y no lo he sabido, no he sabido darme cuenta de que podría estar en peligro y más en mi casa.

— Si véis a Harry con ella, matadle. Ese traidor no nos será de ayuda.

Se miran entre ellos y puedo notar la chispa de odio, de rabia, de maldad que se ha encendido dentro de ellos. Por muy humanos que parezcan no debo olvidar su naturaleza y su instinto innato de depredador. Ya no es solo por mi vida por la que temo, ahora la de Harry también está en peligro.

El grupo abandona la casa dejando tan solo a la bestia y al estúpido de Nathan.

— ¿Crees que lo conseguirán? - pregunta Nathan.

— Si aprecian su vida realmente, lo harán - dice con sus ojos iluminados inyectados en sangre.

Fin flashback.

Me sobresalto en el sillón y me levanto rápidamente con la respiración agitada, Lagarto ya no está pero tampoco espero encontrarle. Corro escaleras arriba a mi cuarto, una vez llego cojo rápidamente mi teléfono con intención de llamar a Harry sin siquiera pensar en llamar antes a Dakota para ver como están.

— Tenemos que irnos - digo apenas coge el teléfono.

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Hi girrrrrrls! ¿Qué tal están?

Aquí les dejo otro capítulo del que espero que disfruten también. Quería decirles que siempre miro las notificaciones por lo que si comentan leeré sus comentarios con gusto. Y una vez más, quiero agradecerles a ustedes que están apoyándome con sus lecturas y sus votos.

Y dígan, ¿qué nombre le pondrían a Lagarto? Ya es hora de nombrarlo, pobre.

Estaré escribiendo el siguiente capítulo ¡nos leemos pronto! xx

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