Capítulo 6: Jodidamente perdida.

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                                        CAPÍTULO 6

                               Jodidamente perdida.

Nos adentramos al interior de la casa abandonada en la cual se acostumbraba hacer fiestas. El maldito olor a alcohol se infiltró por mis fosas nasales a la vez que la fuerte música se colaba en mis oídos resonando por todos los rincones de mi interior. El lugar era grande y se encontraba iluminado por las tenues luces de colores que se emitían. La extensión se encontraba abarrotada de gente, ya sea bailando en la pista de baile, consumiendo bebida alcohólica cerca de la barra o dándose el lote en un rincón apartado o sobre uno de los múltiples sofás. Avancé hacia la barra, agarrada del brazo de Kells. Ese sitio estaba lleno de gente moviéndose rítmicamente, el número de personas era muy grande y con facilidad podría perder a mi amiga de vista. El oxigeno que se respiraba no era puro, estaba cargado de el olor que desprendían las personas bailando frenéticamente y el olor a alcohol.

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Miré a las chicas que se encontraban bailando. Agradecía venir vestida con el atuendo que traía puesto y no como ellas. Una diminuta tela más ajustada de lo normal era lo único que llevaban en ellas. Por no hablar de sus diminutas dimensiones. En resumen, agradecía no venir vestida como una zorra barata. Al fin llegamos a la barra, cosa que creía que sería imposible, el barman acudió a nosotras justo el momento en el que llegamos. Se acercó con una sonrisa en su rostro.

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- ¿Qué desean?- dijo a la vez que pasaba su mirada repetidamente sobre el cuerpo de Kells.

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Miré la barra de bebida, en la cual se encontraban muchas botellas de colores, de las cuales desconocía el contenido. Podría pasarme toda la noche revisando una y otra vez la inmensa barra y aún así no saber qué pedir. ¿Una Coca Cola? Esa sería una buena opción pero en parte no quería pedir eso, no quería parecer... No sé, simplemente no lo quería parecer. Kells pronunció el nombre de una bebida con  gran indiferencia mientras que yo intentaba recordar el nombre de ésta. El barman puso su mirada en mí esperando a que diese mi pedido.

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- Lo mismo que ella - dije no muy segura de mi elección.

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Se alejó con una sonrisa aún en su rostro. Posé mi mirada en Kells, la cual me miraba con una sonrisa de diversión en su rostro. ¿Qué había de divertido en ésto? Solté un largo bufido a la vez que me sentaba en un tamborete esperando a la llegada de las bebidas. EL barman se azercó y dejó sobre la barra dos copas con una substáncia rosa a la vez que Kelly se alejaba con su copa. Le fulminé con la mirada, se había salido con la suya. Busqué entre mis bolsillos la cartera y le di al empleado la cantidad exacta de dinero, pagando por mi bebida y la de mi querida amiga, nótese la ironía. Me levanté del asiento y caminé justo en la dirección que se había escabullido mi amiga. 

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Caminaba entre las personas sudadas por el movimiento que ejercían al bailar. Algunas personas chocaban conmigo haciendo que me desequilibrase. Di un sorbo más a mi bebida antes de avanzar. Ésta era dulce pero con un toque amargo, no estaba mal, me gustaba. El calor que hacía en medio de la pista de baile era demasiada. Los cuerpos moviéndose provocaban más calor de la que hacía y que el aire estuviese mñás cargado de sudor. Por ésto mismo no me gustaban las fiestas en un sitio cerrado, te hacían sentir como un grano de arena entre toda la arena de la playa, una gota de agua entre un recipiente lleno de ésta. Era un agobio, un gran agobio. Divisé una puerta vacía y decidí acercarme por lo que podía ver casi no había gente, ahí estaría mejor, buscaría a Kells más tarde. Observé a un hombre adentrarse por ese pasillo. Su verde y larga caballera llamó mi atención. Su vestimenta era un tanto extraña, no por el hecho de ir todo de negro, sino por el hecho de ir vestido de cuero de pies a cabeza. 

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Caminé lentamente hacia el pasillo a la vez que bebía mi bebida. Una vez llegué me adentré en él, al fondo había una puerta, lo sabía por la luz transmitida del final. No sabía el porqué, pero había algo que me decía que retrocediese, había algo que me repetía una y otra vez que me alejase, pero no. No lo hice. Llegé al final del pasillo y un hombre alto y fornido tapó la salida.

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- Este sitio no es para ti. Vuelve a la fiesta. - dijo amenazantemente.

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¿Y ahora? Sabía que lo correcto era darme la vuelta e irme, pero si lo hacía no estaría tranquila. Por alguna razón necesitaba entrar a esa sala. Miré al guardia el cual tenía la vista fija en mis ojos, fue bajándola y sentí repulsión la cual desapareció al ver que miraba tan concentradamente. Su vista estaba fija en mi colgante. Di un profundo respiro. Me estaba preparando psicológicamente por si él fuese de los malos y tuviese que defenderme ante uno de sus ataques.

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- Pasa . dijo seriamente a la vez que se hacía a un lado.

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Avancé por la puerta, con un mal presentimiento sobre mí. Me había dejado pasar por el colgante, nada bueno podía pasar. Al pasar por la puerta todo lo que vi era normal. Una pista de baile con gente bailando, una barra llena de bebidas y gente en los tamboretes bebiendo y sofás con más gente. La única diferencia era que aquí se podía respirar bien ya que no había tanta gente. La gente en esta sala vestía diferente, su ropa era extravagante. Desde vestidos con cadenas a trajes completamente de cuero. Desde colores de pelo realmente chillones a peinados de lo más atrevidos. Debería ser una zona... ¿VIP? Caminé hasta la pista de baile y miré a mi alrededor en busca de un rostro conocido. Me reí de aquella estupidez, ¿conocido? Salí de mis pensamientos al notar unas manos posicionarse en mi cadera. Me tensé inmediatamente ante su toque. Me giré lentamente y divisé al mismo chico que entró antes de mí a esta sala. El chico del verde y largo cabello. Ahora que estaba cerca pude observar mejor sus ojos, un tono rojizo predominaba su iris, debían ser lentillas. "No son lentillas" dijo una voz que nunca antes había escuchado en mi mente. Era una voz masculina. El chico del pelo verde me miraba con una sonrisa en el rostro. Nunca antes había pasado tanto miedo cómo ahora. La voz debía ser producto de mi imaginación. "No es tu imginación, soy yo el que te habla". Di un paso hacía atrás e inmediatamente volví a mi sitio, algo me había empujado hacia él, algo invisible mucho más fuerte que yo.

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- Me gusta tu colgante - dijo con su vista fija en él. La característica luz azul había vuelto a aparecer.

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No sabía que hacer, no tenía ni idea. Todo ésto me recordaba lo vivido con la bruja. ¡Claro! Y sin pensarlo dos veces cogí el colgante resplandeciente, cerré los ojos y lo presioné contra su mano. De esa manera sabría si se trataba de un humano o... O no. Un grito desgarrador sonó desde lo más profundo de su ser. La música se paró, la gente se detenió, todos con su vista fija en una persona. Todos con su vista fija en mí. Si todos los que se encontraban en esta zona querían el colgante estaba jodidamente perdida. 

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