encuentro familiar

752 48 0
                                    

Magnus apareció repentinamente en el mismo lugar donde estaba Leo. El miró a Magnus fugazmente y lo abrazó.

- Leonardo, Qué alivio, te encuentras bien. Dijo Magnus abrazandolo evitando tocar sus grandes Púas que salían de su espalda. -Veo que me has traído aquí ¿Qué fue lo que sucedió? Preguntó inquisitivo.

-no hay tiempo, hay que escapar de Asmodeus pero no puedo.

-¿Asmodeus?¿Mi padre?¿Qué sucedió ahora con él? Dijo curioso Magnus.

-Hay que salir. Dijo apurado Leo -Rápido Magnus, ¿nos puedes sacar? Luego te cuento todo-

-espera Leonardo, ¿Cómo es que te ves así? Magnus estaba en un vahído.

Se dio la vuelta y vio que de la casucha salía Asmodeus con un banquete, apurado Leo se tiró sobre el banquete preparado por su padre y lo comenzó a devorar. Orgulloso Asmodeus se dirige a Magnus.

-Qué feliz me siento junto con mis dos hijos, no cualquier padre es feliz junto a su familia. Dijo éste

-Padre, ¿Qué le has hecho a este pobre joven? Inquirió Magnus.

-es tu hermano menor y yo le he dado vida.

-¿Por qué? ¿Por qué todo tiene que ser así?

-¿Así cómo?

-a tu manera-. Dijo enojado Magnus

Leo, se devoraba de a mordiscos el plato de pasta que su padre le había traído, esa comida que comía, de a poco hacía que él se olvidase de su vida con los Fairchild y su vida en la calle, cambiandolo a que había nacido allí y se había criado con su padre, esa comida tenía un hechizo, que sólo un brujo lo suficientemente fuerte lo rompería, y Leo no era el indicado en ese momento.

-Hijo, ya basta, ven aquí. Dijo Asmodeus.

Leo se acercó a su padre y a su hermano.

-¿Recuerdas lo que te dije, hijo?

-Si, padre, tú, mi hermano y yo gobernaremos el infierno. Dijo mecánicamente y puso una mueca al decir eso, olvidó que odiaba a su padre.

-perfecto, ves Magnus, las cosas son más fáciles así ¿No?

-No. Dijo enojado éste.

-bueno pues, Qué pena, te destierro.

-¿Qué? Padre ¡No!

-ja ja hijo, era broma.

Magnus lo miró receloso y enojado.

-te pareces tanto a mí. Dijo entre risas Asmodeus.

Enojado Magnus empieza a batallar con su padre.

La batalla fue larga, en ese lapso de tiempo mientras padre e hijo peleaban, a Leo le aumentaron sus poderes y cambió físicamente, sus cabellos eran largos, más oscuros y rizados, sus ojos tenían largas pupilas alineadas como las de un reptil, colores rojo fuego, de las dos púas le crecieron un par de alas negras enormes con plumas sedosas y negras como la noche, creció veinte centímetros y se volvió más musculoso, pero no tanto y apenas más flaco.

-Leo ¡Vámonos de aquí! Gritó Magnus mientras retenía un hechizo de su padre.

Leo le hizo caso omiso y le mandó un rayo, dejando inconsciente a Magnus.

-Exelente, hijo. Dijo orgulloso Asmodeus.

Leo, hizo ademán como para irse. Pero Asmodeus lo aprezó contra unos fierros que salían del suelo.

Él estaba muy asustado, y pasadas muchas horas, Magnus seguía en el suelo y Leo atado a esas cadenas, mientras que su padre se había ido con Lilith.

Leo, presa del miedo, trató de sacarse las cadenas, le lastimaban las alas y sus plumas se cortejeaban. Sin saber lo que hacía destruyó las cadenas en millones de trocitos.

Se acercó a Magnus y trató de reanimarlo pero no pudo, lo había dañado demasiado.

Pero claro, Leo y Magnus no estaban solos, su padre había dejado hordas de esbirros para evitar que se escapen. Y Leo no sabía qué hacer, pensó que lo mejor sería llevar a su hermano dentro de la casa, dejarlo en la cama y cuidarlo, desconocía las nociones de su hechizo. Luego de pensarlo dos veces, hizo lo que pensó.

Mientras Magnus dormitaba, Leo aprendió a controlar sus poderes. Volvió a ser el mismo chico de siempre, pero sus alas negras no las pudo convertir en lo que algún momento fueron púas y pensó que tendría que dejar el colegio mundano.

Continuará...

Angeles Y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora