"no soy Jones Eastwood"

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Cuando Leo y Gian salieron del infierno, los dos tomaron camino al instituto. Cuando lleguaron vieron en la puerta a una Izzy muy sorprendida y enojada.

-¡Leo! ¿Estás bien? ¿No te has hecho daño?-. Decía mientras revisaba el mentón del chico, estaba quemado, deforme por lo que sufrió en la lava y lastimado. El cansancio que sentía Leo era tanto físico como espiritual, sentía que podía dormir unos 10 mil años.

Cuando Izzy vio a Gian, su mirada se volvió extraña, era una mezcla de añoranza y desprecio ¡Cómo alguien como él podía hacerle eso!

-¿Cómo está Sam?-. Fue la respuesta de Leo, Izzy agachó su cabeza solemnemente.

-Ella perdió demasiada sangre además que hay bastantes problemas con el enclave de Nueva York, Jace lo dirige pero todos están en su contra con la relación amorosa que tienes con mi hija, quieren designarle a ella su propio esposo ¿Qué locura es ésta? Ella acaba de salir de un aborto ilegal que se realizó en un lugar sucio sin medidas médicas ¡Es una pobre niña a la que no deben atosigar!-. Escupió Izzy, estaba realmente enojada, pensó Leo.

-Está bien, desde el principio supe que la amaría... y la seguiré amando, pero si ella quiere seguir junto a su familia, que lo haga, me alejaré de ella aunque la siga amando la amaré también en la otra vida que me depara-. Dijo Leo con la cabeza gacha, él quería lo mejor para ella. Gian lo miró con pena, se sintió terrible por todo lo que había hecho.

Izzy abrazó a Leo y le dijo: -Sam te merece a ti, nos costó a Simon y a mí reconocerlo pero ahora te necesita más que nunca, ve y por favor rescátala del enclave... Gian... ¿Quieres quedar bien? Ve y ayuda a Leo a vestirse y bañarse, con todo ese cansancio no podrá solo-. Izzy no sabía cómo sentirse, pero algo de lo que estaba segura, era que el enclave estaba actuando mal.

Cuando avanzaron más por el pasillo del Instituto, vieron a Jace. Al parecer buscaba a Izzy, pensó Leo.

-¡Leonardo! Mira lo que eres-. Dijo ante su asombro al ver al híbrido -Ven, permíteme darte de mi ropa para cambiarte.

Leo lo miró asustado, sinceramente, él no quería vestir como un adulto. Jace se dio cuenta de su susto.

-Tranquilo, tengo de las mejores ropas para ti de cuando tenía tu edad, pero no creo poder darte mi cazadora porque no quiero que termine rota por... ya sabes qué-. Dijo Jace con escepticismo, no quería romper todas sus ropa.

«y ahí llegó el Jace de siempre», pensó Gian cabizbajo.

Los dos jóvenes fueron al baño y Gian trató de ayudar en todo lo posible a Leo, no quería seguir quedando mal.

Gian ayudó a Leo para quitarse su roñosa ropa y hecha jirones. Estaba tan sucia y rota que directamente la tiraron por el basurero.

Leo, literalmente, no podía estar parado. Así que Gian tuvo que alcanzarle un banco para que se pudiera sentar mientras lo duchaba.

A Leo no le gustó nada la idea que alguien lo ayudase y más para bañarse, su intimidad era algo que solo Sam podía alcanzar, no alguien más y mucho menos un hombre que era más chico que él para colmo; Gian sólo tenía 15.

Leo, al terminar de bañarse, se levantó con la ayuda del chico, su rostro aún seguía desfigurado y estaría así, tal vez, para siempre. Su Sam jamás podría reconocerlo, pensaba triste Leo pero lo que más le preocupaba era lo que ella estaba viviendo en ese mismo instante.

Se vistió con la ropa que en algún momento fue de Jace, le quedaba justa al cuerpo y se le pegaba a su trabajada musculatura. Leo se veía como las personas que hacían comerciales por televisión para vender ropa interior de hombres, pensó asustado Gian.

Angeles Y DemoniosWhere stories live. Discover now