Capítulo 24

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Chittaphon se quedó mirando un punto fijo en la pared. Bueno, en realidad no era un punto fijo, era una mancha de un buen tamaño y dimensiones, con dibujos a sus lados que parecían patas y ¡Oh, se estaba moviendo! No sabía que ahora las manchas se trasladaban de un lugar a otro y tenían alas escondidas y... esperen.

—¡ASOPUTA MADRE!—Gritó con toda la masculinidad del mundo, sin imaginarse que ante su reacción el insecto iba a salir volando por los aires, cosa que hizo que sólo entrara más en pánico y optara por correr por toda la sala siendo seguido por la alimania que parecía divertirse con su pavor. Al igual que la pequeña de la familia Leechaiyapornkul que estaba parada en el marco de la entrada a la cocina riendo a carcajada limpia al ver al bobo de su hermano haciendo tal escena.

Y más fueron las risas cuando la voz chillona y demacrada de su abuela se hizo presente quejandose del alboroto y, de un momento a otro, apareció Kiet con cara de pocos amigos y con un mata moscas en su mano izquierda, al cual le dió poco uso ya que Chittaphon se le abalanzó a la espalda en una forma de huir del bicho y no se dió cuenta que también le había tapado inconscientemente los ojos al mayor, quien comenzó a escupir improperios y a mover el objeto en todas direcciones a ver si lograba matar en una de esas al intruso que seguía volando a sus alrededores con burla.

No fue hasta que se escuchó un fuerte "clap" en el ambiente que la pequeña dejó de reír y pasó a mirar asustada la situación. Y que decir de sus hermanos...

Chittaphon seguía pegado a la espalda de Kiet, y este, con los ojos descubiertos al fin, vió con horror que había impactado sin querer el mata moscas en la cara de su "amada abuelita", quien tenía el rostro totalmente serio (en el punto que ya da miedo) y con ahora una enorme marca roja en forma de cuadrado abarcando casi todo el centro de su arrugada cara.

El nieto del medio sonrió entre divertido y espantado al ver como la anciana comenzaba a chirriar institivamente sus dientes artificiales y se ponía más roja, como si estuviera a punto de estallar.

Y esa era la perfecta señal para retirarse.

Así que en un solo movimiento, susurrandole antes a Kiet un sincero "Buena suerte, hermano", saltó de la espalda del mayor y empredió despavorido su carrera hacia las habitaciones de la segunda planta, justo en el momento en que la vieja había comenzado a gritar a todo lo que aún daban sus pulmones.

🍃

Y así es como llegamos a su situación actual: estar acostado en la cama que le correspondía en los días que había que quedarse en la abuela, mirando la humedad manchar el blanco techo y comiendo unas papitas con sabor a queso que le había traído su hermanita indiscretamente como si estuviera pasandole la merca ilegal que había encargado.

¿Qué si estaba aburrido? Pues, era más que obvio. ¿Qué si quería tirarse de un puente? Pues eso también. ¿Qué si quería estudiar? Pues... no, eso no.

Se metió otra papa a la boca, pensando en que podría hacer, aunque en su mente más divagaban las cosas que le había dicho su gringo amigo, y a decir verdad, no estaba nada contento con lo último, y es que ¿¡Cómo Lunita idiota Taeil se iba a fijar en GanarGanar y no en Donghyuck!? Y no es que SiCheng fuera feo, todo lo contrario, era extremadamente lindo ¡pero aún así! No entendía el porqué. Además, y como para seguir metiendole leña al fuego, era sabido que Kun le llevaba ganas también a SiCheng, y que por sus sonrisas tontas y sonrojos espontaneos, el muchacho correspondía aquello; y todo marchaba más que bien, incluso para Yuta que al menos había logrado aceptar la realidad aunque al principio se hubiese mostrado reacio al tema, ¡pero ahora pasaba esto! ¡lo último que faltaba para derrumbar todo!

Club de pasivas ↪ [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora