Capítulo 59

4.5K 485 275
                                    

¿Nunca les pasó que están en esos días en donde sólo tienen ganas de morir o pasar a estado vegetativo hasta que sus ánimos vuelvan a estar arriba? Porque eso es exactamente lo que le estaba pasando a Chittaphon ahora mismo, que se encontraba tendido boca abajo en su cama mientras se quejaba y maldecía a todo ser viviente que osara irrumpir su espacio.

Como KunHang ahora.

—¡¿CUANDO SERÁ EL DÍA EN QUE ME DEJES DE JODER LA EXISTENCIA?!—Bramó molesto justo en el momento en el que el pelinegro se le tiró encima mientras se reía efusivamente.—¡YA QUITATE BURRO!

—No, gracias. Aquí está muy cómodo—Dijo con una sonrisa de oreja a oreja, más está no le duró mucho cuando el tailandés, en un rápido movimiento, se giró provocando que el menor cayera de bruces en el suelo emitiendo un fuerte ruido al impactar con el piso.

Chittaphon se comenzó a reír de la misma forma en la que lo había hecho él antes. Sin embargo, al no recibir respuesta alguna de su primo (y sobre todo temiendo haberle abierto la cucuza al tirarlo) se arrastró gateando hasta el borde de la cama para ver hacia bajo; no obstante, no se esperó que unos brazos lo tomaran de los hombros y lo arrastraran hacia el piso.

¡Ah! Pero él fue más inteligente y antes de caer, se agarró como michi a las sábanas.

Aunque igual después se cayó cuando su hermanita entró de improvisto en la habitación con un frasco de vidrio entre sus manitos que contenía SEMEJANTE ARAÑON, el cual hizo que también se le cayeran los calzones por el susto en el proceso. Dejando a la pobre Haerim con una cara de confusión absoluta al ver a su hermano y a su primo con las caras pegadas en el parqué del piso.

¿Acaso estaban viendo algo que ella no podía ver? ¿O estaban buscando trufas? Sea lo que sea, ella también quería. Así que dejando el frasco a un lado, se encaminó hasta donde estaban ellos e imitó sus posiciones en el piso, aunque aún no lograba ver algo a decir verdad. Cosa que le molestó.

—Chicos, ya está todo listo, vayan a com... ¿Qué están haciendo?—Preguntó la señora Leechaipornkul al encontrarse a los tres de esa forma.

La pequeña despegó su carita del piso al instante, con el ceño notablemente fruncido.—Mami, yo quiero ver lo mismo que ellos pero no puedo.—Dijo inocentemente, a lo que la mujer sólo suspiró, dirigiéndose a cargar a la pequeña en sus brazos para así llevarla de regreso a la cocina con la excusa de "son cosas de grandes".

Y sí se lo preguntan, pues si, no les paró bolas a ninguno de los dos.

—Soy yo o tú mamá nos acaba de ignorar olímpicamente—Habló Kunhang aún contra el piso.

—No, lo acabas de soñar.—Contestó el tailandés sarcásticamente, levantando su torso levemente del suelo—Ya párate burro, hay que irnos.

—No puedo pararme, necesito a XiaoJun para eso...

El tailandés primero no entendió,  pero después cayó en el doble sentido de las cosas y casi al instante tomó una de las almohadas que habían tirado en el proceso para golpearlo, provocando que esté comenzara a reír mientras rodaba por el piso para quedar mirando hacia el techo.

—Cochino, sucio, asqueroso—Bramó levantándose a la vez que reía de la misma forma.

En eso entró Yukhei, el cual como buen infiltrado en aquel viaje, se estaba hospedando en el mismo hotel que la familia. Sin embargo, había ingresado en la habitación con una única razón al ver que la menor de los Leechaipornkul ya no tenía entre sus manos a la araña de especie desconocida que habían atrapado con Kiet cuando se disponían a regresar después de haber comprado unas sodas en uno de los negocios de por ahí.

Club de pasivas ↪ [NCT]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon