Capi 10

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Esa tarde, Tweek aprendió algo muy importante

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Esa tarde, Tweek aprendió algo muy importante. Aprendió que los mejores momentos no son guardados por fotos y vídeos, no pasan cuando la cámara está apuntando el lugar indicado en el momento indicado, no pasan cuando se planean. Esos momentos suceden de manera espontánea e instantánea. Y solo pueden ser guardados entre los recuerdos, como en este caso, que vio por primera vez la sonrisa de Craig.

Sonrisa perfecta, muy diferente después de los brackets, ahora más sensual, más atractiva, incluso adictiva. No podía dejar de preguntarse si alguien más vio esa sonrisa antes, decidió auto-contestarse con un no.

¿Qué tan raro era ponerse más nervioso al ver a tu amor platónico? En especial, cuando su mirada cruzaba por donde estabas, y deseabas que se detuviera en ti.

Ese es el caso de Tweek, que podía jurar que si Craig lo viese por más de cinco segundos, podría morir de un paro respiratorio.

El rubio estaba jugando con su celular esa noche después de verlo entrenar, distraído con el recuerdo de la noche en la que estuvo encerrado con Craig en los vestidores. Buscó entre sus contactos y miró el número de Craig registrado ahí, con el dilema de llamarle o no.

Su dedo jugueteo en el aire antes de caer sobre el ícono de llamar. Sus manos empezaron a temblar al escuchar los pitidos de espera del otro lado. El rítmico sonido fue interrumpido por una voz nasal que sonaba curiosa. En ese momento los vellos de su cuerpo se erizaron al oír tan cerca su voz, como un susurro a su oído.

—¿Quién habla?—Cuestionó Craig.

Tweek mordió su lengua para no soltar un chillido emocionado, solo se quedó escuchando con el corazón acelerado lo que sucedía al otro lado de la llamada.

Escuchó otras voces, música, los movimientos de Craig. Todo sonaba tan claro como nunca antes lo había hecho. Lo preocupante empezó cuando otra voz contestó, una más suave y más calmada. Entonces colgó la llamada. Mordió su labio y miró la pantalla de su celular, ese era el número de Craig. Lo había conseguido con éxito.

Lastimosamente no pudo mantener una conversación con él. Al parecer Token tomó el teléfono y empezó a hablar, y a Tweek no le importaba tener una plática con Token, el quería una con Craig Tucker y nadie más.

Cuando soltó un suspiro de felicidad, su celular comenzó a vibrar entre sus manos y por el susto apretó el ícono de contestar.

—¡Gah!—Gritó al tiempo que se le resbalaba el celular de las manos, justo como la situación.

—¿Tweek?—Preguntaron del otro lado de la línea.

—¡No!—Contestó sintiendo la garganta seca.

—Si eres Tweek. Reconozco tus gritos.

—¡¿M-mis gritos?!—Sus mejillas se prendieron después de escuchar eso.—¿En serio?

Sonríeme a MiWhere stories live. Discover now