Capi 18

7.1K 975 458
                                    

¿Qué tan raro es sentir tantas miradas en el cuello? Y no eran miradas cualquiera, eran de mujeres, chicas de otro continente asistiendo en su misma escuela

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Qué tan raro es sentir tantas miradas en el cuello? Y no eran miradas cualquiera, eran de mujeres, chicas de otro continente asistiendo en su misma escuela. Eran asiáticas, de Corea, China y Japón.

Ese es el caso de Tweek, que se sintió estremecer cuando apenas piso dentro de la preparatoria de South Park.

Su sola presencia hizo que todos giraran hacia él. Tragó grueso y caminó, con el temor saliendo de sus poros.

¿Qué está pasando?, Esa fue la pregunta que le lanzó Craig con la mirada cuando lo encontró en el camino. Ambos se acercaron con confusión uno al otro, Craig observó a Tweek sumido en nerviosismo por la forma en la que jugaba con su termo, y para aligerar las cosas, le preguntó:

-¿Sientes lo mismo que yo?

-¡¿Qué?! -Reaccionó de golpe.

De fondo se escucharon gritos de alegría de parte de las asiáticas. En ese momento la presión abrumó a Tweek.

Se giró, y sin decir nada se fue tal y como llegó, siendo acosado por algunas chicas que caminaron detrás de él. Esa fue la primera vez que Craig vio a Tweek sufrir de tics violentos, la preocupación lo llenó y jalando de las correas del chuyo se cuestionó el por qué se sentía así tan de repente.

El rubio entró al salón, cerró la puerta detrás de si, y arrojó su mochila en una silla cualquiera. Los que ya estaban dentro del salón giraron a verlo.

-¿Qué pasa? -Bebe fue hacia él con el ceño fruncido.

-V-vino por mi...

Dijo sin más. La chica frunció el ceño sin entenderlo por completo.

-¿Quién vino por ti?, Tweek. Creo que ya habíamos hablado respecto a huir de Craig.

-¡Corea del Norte!, ¡Corea del Norte vino a secuestrarme! ¡Gah!

Ni siquiera termina de decir eso cuando su cabello fue jalado con brusquedad por sus manos. Bebe, con algo de temor, tomó sus manos y las alejó de su cabeza, mientras lo llevaba a una silla para tranquilizarlo.

-Explícame Tweek, ¿Cómo que Corea vino por ti?

-¡N-no Corea! ¡Corea del Norte!

-Si si, el norte. ¿Cómo que vino por ti?

El pecoso hizo sus ejercicios de respiración para relajarse y hablar, su mirada cayó a sus piernas por unos segundos, organizaba sus pensamientos para Bebe. Cuando se sentía mejor, la volvió a mirar y con lo dientes apretados, le explicó la situación.

1- Llegar a la escuela.
2- Ser espiado por coreanas, seguramente del Norte.
3- Gritar antes de atacarlo y seguirlo por los pasillos.

El siguiente paso sería su secuestro y su esclavización.

Bebe contuvo una risa, casi fracasando porque se le estaba escapando.

-Tweek -inició-, las chicas de la escuela son de Corea, si. Pero del Sur. Aquí no hay norcoreanas, ni el ejército, ni nada.

Entonces él negó, obstinado.

-Craig se quedó afuera, i-iré a salvarlo.

-Tweek, que no hay norcorea...

-Está en peligro.

Y salió abriendo la puerta con fuerza y cerrándola de nuevo detrás de él. Bebe lo miró marcharse, suspiró y se permitió reír por las conspiraciones de su amigo.

Fue apresurado, casi corriendo hacia dónde se quedó su amor platónico. Lo buscó con la mirada, con el corazón casi saliendo de su pecho.

Y ahí vio a las chicas concentradas, atacando a un indefenso chico azabache alto que las miraba con cansancio. Se intentaba abrir paso entre ellas, pero conforme se movía, ellas también lo hacían.

-¡Craig! -gritó con terror.

Fue hacia él, corriendo y extendiendo la mano. El pelinegro también extendió la mano, más que nada por instinto, el hecho de ver al chico rubio hacer eso, ocasionó que Craig se moviera sin pensarlo, como pocas veces pasaba. Y mientras enfocaba sus ojos en el cabello revoltoso del más bajo, un jalón a su mano lo ayudó a entender lo que pasaba.

El grito de las asiáticas no se hizo esperar. Empezaron a tomar fotos y a seguirlos con sonrisas complacidas en las caras.

Craig se acercó solo para hablarle al oído.

-¿Qué fue eso?

-Te salvé del ejército norcoreano, l-luego puedes agradecerme.

Craig solo parpadeó desconcertado por la explicación del chico que tomaba su mano. En cuestión de segundos sintió la adrenalina del escape correr por su cuerpo, y tomando la iniciativa, corrió a su lado mientras una sonrisa adornaba su rostro.

-De todas las cosas que me has dicho, esa ha sido la mejor-. Y una risa salió de sus labios.

La primera risa que escuchaba, con su voz nasal y varonil que podía volverse fácilmente en su melodía favorita y en su vicio. No entendía porque reía, pero fue contagioso y rio con él.

Apostaba que era el primero en escuchar hacerlo. Entonces recordó una de sus metas que tenía desde antes de conocerlo: hacerlo reír.

Ya nada más importó en ese momento, ni lo ridículos que podían verse corriendo tomados de la mano, o los gritos que lanzaban las chicas al verlos de esa manera, tan sonrientes y frescos. Felices y completos.

Craig se quedó un rato más con Tweek solo para hablar antes de volver a su salón, cuando se fue, Bebe y Wendy interrogaron a Tweek con fiereza.

Estaban tan orgullosas de él.

Al final de la jornada de clases, Tweek y Craig se llevaron una sorpresa al ver todo un muro forrado de dibujos y fotos, eran ellos. Toda la escuela estaba viendo aquel suceso demasiado memorable.

Craig giró a ver a Tweek, con una cara de confusión.

El rubio reaccionó a ellos con un ligero tic en el ojo izquierdo. Entonces Craig se dispuso a cambiar de tema para relajarlo.

-¿Sabías que hay seguros para secuestros de extraterrestres?

Pareciera que el pecoso no captó el sarcasmo, porque miró a Craig con espanto y se acercó a su rostro para susurrarle con miedo en la voz.

-¡Yo sabía que los extraterrestres secuestran!

Craig volvió a sonreír por la respuesta que le dieron y de la misma manera le contestó.

-Entonces debo agradecerte por salvarme la vida antes.

Un cosquilleo se apoderó de Tweek. Escuchar eso de Craig lo había hechizado a un grado que nunca antes había sentido. Sin duda alguna, estos eran uno de los mejores recuerdos que conservaría con el chico que le gustaba.

 Sin duda alguna, estos eran uno de los mejores recuerdos que conservaría con el chico que le gustaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sonríeme a MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora